Averigua todo sobre las micorrizas, los biofertilizadores naturales del suelo
En la Tierra se inicia y finaliza la vida para volver a empezar de nuevo. Los principales responsables son los microorganismos que habitan en ella y le dan vida, con sus relaciones e interacciones (asociación, depredación, competencia, etc.) dotándoles de un equilibrio.
La tierra de labor no es algo inerte estando formada, por término medio, por un 93% de mineral y un 7% de materia orgánica. La parte orgánica está compuesta por un 85% de humus, un 10% de raíces y un 5% de organismos vivos, principalmente hongos, bacterias, gusanos, arácnidos e insectos.
En los ecosistemas agrícolas convencionales el suelo ejerce una función casi exclusiva de sostén de las plantas, no se imita a la Naturaleza en sus flujos de energía. Con frecuencia se hacen “extracciones” de energía y se restituyen mediante materias sintéticas casi siempre contaminantes contribuyendo a la degradación del ecosistema. Se olvida el papel dinamizador de la M.O. para las especies vivientes en el suelo. En estos sistemas convencionales se requieren continuos cuidados porque el Sistema está muy modificado, es inestable y desequilibrado. Se fuerza tanto a los cultivos, que son irresistibles a los fitófagos y ahí se acaba la cadena trófica, ya que todo lo que no sea cultivo, son malas hierbas o “bichos”.
La agroecología intenta imitar al máximo los ciclos naturales mediante aportes continuos de M.O. tanto del propio ecosistema, como restituyendo lo extraído del exterior, conservando la diversidad microbiana de los suelos que es fuente de equilibrio, salud y productividad para ellos.
Principales tipos de hongos en el Suelo
Los hongos son seres dependientes que no tienen clorofila obteniendo su energía en la descomposición de la M.O. del sustrato donde se desarrollan. Se pueden clasificar en:
1) Saprófitos: junto con las bacterias y otros microorganismos son capaces de atacar la lignina y la celulosa de los vegetales poniendo a disposición de las plantas los nutrientes que necesitan para su desarrollo.
2) Patógenos: son aquellos que obtienen sus nutrientes de un hospedador al que debilitan y pueden acabar matando. Ejemplos: el “Mal blanco” (Armilliaria melea) o el “Mildiu” (Phytophora sp), etc.
3) Simbióticos: también obtienen sus nutrientes de un hospedador pero, a diferencia de los anteriores, reciben en contrapartida una contraprestación, de modo que ambos salen beneficiados.
De todas las relaciones simbióticas del suelo, los hongos micorrícicos mantienen una estricta dependencia con la planta: pertenecen al género “Fungi” y establecen una asociación mutualista entre las raíces de una especie vegetal y el micelio del hongo, constituyendo un nuevo “órgano funcional” subterráneo del que se sirven ambas especies. Son los hongos formadores de micorrizas.
Beneficios potenciales de las micorrizas a las plantas cultivadas
1) Mejora en la absorción de nutrientes, principalmente fósforo y nitrógeno.
2) Mejora en la absorción de agua y aumento de la resistencia a condiciones de estrés hídrico. Aumento de la resistencia a condiciones de cultivos salinos.
3) Incremento de la resistencia frente a hongos patógenos del suelo por su efecto antagónico. Una raíz colonizada por hongos micórricos es difícil que lo sea a su vez por hongos patógenos.
4) Mejoras en la estructura del suelo por los agregados que forman las hifas y filamentos del hongo.
5) Efectos hormonales sobre las raíces que aumentan su desarrollo y el de toda la planta.
Tipos de micorrizas
1) Ectomicorrizas: en ellas el hongo forma una especie de manto con sus hifas alrededor de las raíces más delgadas de la planta, pero no llegan a introducirse en sus células, desarrollándose en los espacios intercelulares de la corteza de las raíces. Son frecuentes en especies forestales donde sus órganos reproductores pueden sobresalir del suelo, lo que conocemos como setas y trufas.
2) Endomicorrizas: las hifas de estos hongos penetran dentro de las células de las raíces. No forman ninguna estructura observable a simple vista. En los “arbúsculos” se produce el intercambio de elementos nutritivos por carbono, entre la raíz y el hongo.
¿Por qué interesan en agricultura ecológica y en qué cultivos?
En agricultura convencional con agroquímicos, el uso de fertilizantes, insecticidas, herbicidas y el excesivo laboreo, hace que las condiciones del suelo se vean profundamente alteradas por lo que las condiciones favorables para el desarrollo de la simbiosis hongo – raíz desaparece o lo hace de forma muy débil.
En agricultura ecológica, como no se utilizan productos sintéticos, las condiciones del suelo a micorrizar son más favorables. Pero para que la infección micorrícica se produzca de un modo natural, se necesita suficiente inóculo del hongo en el suelo, que las raíces de las plantas se desarrollen, que la colonización del hongo se produzca, etc. y todo eso lleva tiempo.
Si cultivamos especies hortícolas, normalmente de ciclo corto, puede ocurrir que cuando la simbiosis se establezca, el cultivo ya esté terminado y sus beneficios no repercutan en su producción. Por ello, es de interés, que el plantón ya esté micorrizado antes del trasplante. La manera más eficaz y sencilla de aplicar el inóculo en horticultura es en la siembra: Al sustrato que utilizamos en el Semillero le añadiremos el inóculo, de modo que desde el momento en que las raíces emergen de las semillas, entren en contacto con los propágulos del hongo y establezcan la simbiosis rápidamente. De esta forma cuando se trasplanta al campo, su sistema radicular ya está perfectamente micorrizado y podrá aprovechar todas las ventajas de la simbiosis.
Los inóculos micórrícicos, ¿son fitosanitarios o son fertilizantes?
En principio pueden ser tanto fitosanitarios –antagonistas de otros hongos patógenos de las plantas- como fertilizantes, o mejor, biofertilizantes al ayudar a la absorción de nutrientes esenciales para las plantas.
Fuente: Ecoagricultor.com
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