Director de Proarándanos Perú: Miguel Bentín y las ventajas comparativas de Perú
Perú comenzó a transitar en el mercado internacional del arándano en 2008 enviando pequeños volúmenes de muestra, pero fue en 2014 cuando sucedieron las primeras exportaciones, por un monto de USD 30 millones. Desde ese año el crecimiento ha sido permanente y sostenido, con un promedio de 50% anualmente.
Actualmente el arándano está en camino a convertirse en el principal producto de la canasta agroexportadora peruana y ya se encuentra en segundo lugar, sólo a USD 56 millones del total de comercialización de la uva, que históricamente ha sido el primer producto frutícola exportable.
El crecimiento de las exportaciones peruanas de arándano ha sido tan exponencial, que en cinco años se ha convertido en número uno de las exportaciones de este fruto a los principales mercados internacionales.
Aproximadamente el 90% de su producción está concentrada en las regiones de La Libertad y Lambayeque, y el resto distribuido en la costa, desde la región Ancash hasta la región Arequipa, en condiciones climáticas que fluctúan desde lo más tropical, (Lambayeque, Piura), a lo moderado y templado, (Trujillo, Lima, Cañete, Ica y Arequipa).
Conversamos a principios de 2020 con Miguel Bentín, ex presidente de Proarándanos Perú, y actual director de ese organismo, el que, a pesar de su juventud, es un antiguo productor y exportador con su Agrícola Valle y Pampa, y uno de los fundadores de la industria peruana del arándano.
¿Es sostenible en el tiempo el gran crecimiento de la industria peruana del arándano?
- La industria del arándano peruano ha crecido a un ritmo exponencial durante los últimos 5 años, pasando de aproximadamente 3,000 TM en la temporada 2014/15 a 110,000 TM en lo que va de la 2019/20. Podemos esperar que al cierre el Perú se coloque como principal exportador de arándanos del planeta. Regionalmente hablando, Perú, considerando lo producido en 2019, ha contribuido a duplicar el volumen producido en la región (Argentina, Uruguay y Chile juntos aportan un aproximado de 120,000 TM). Está claro que ese incremento de la oferta generado por Perú bajo ningún punto de vista va a ser inocuo, incluso ya es visible su impacto, pero no considero esté amenazada la sostenibilidad de la categoría por ello.
Poniéndonos en contexto, el mercado global del arándano hoy cuenta con oferta permanente durante todos los meses del año, lo que está probado que incrementa el consumo, favoreciendo a la categoría. Sin embargo, lo que viene sucediendo es que el mercado está madurando hacia una dinámica competitiva distinta, donde se ve la tendencia de las “primicias” marcadas (ventanas vacías que atender) a desaparecer y se va a requerir alta eficiencia y consistencia en calidad para mantener atractivo el negocio, tanto en la productividad del campo (rendimiento y costo), en la logística local y de exportación, como en la calidad del producto frente al consumidor.
Otro cambio muy posible será la contracción de la oferta proveniente de regiones productoras que vean debilitada su competitividad en este nuevo contexto, la que podría ser cubierta por producción peruana. Si bien la producción de Perú viene concentrando buena parte de su volumen entre los meses de septiembre y noviembre, está presente de manera casi permanente en el año.
¿Existe una estrategia de detener este crecimiento y consolidar la industria con nuevas variedades y mejores manejos?
- No sé si existe propiamente una estrategia coordinada o general, sin embargo, sí se observa que la tendencia está orientándose a mejorar productividad y calidad a través de mejor genética. Por otro lado, naturalmente la mejora continua en manejo va a continuar dándose, contribuyendo también al mismo propósito.
Cabe indicar que el sector agroexportador en su conjunto coincide en que el camino adecuado es el de la diversificación. Aún se mantiene activa la inversión en el cultivo de arándano, pero ya se está mirando otros cultivos nuevos a los que se les ve potencial. Asimismo, también a nivel sectorial, se coincide plenamente en que el trabajo de apertura y mejora de acceso a mercados ha sido y continúa siendo fundamental para el crecimiento saludable de nuestro portafolio de productos hortofrutícolas de exportación.
¿Está de acuerdo con la afirmación que el arándano será el principal producto de agroexportación de Perú en 2020?
- Por lo menos se ubicará y mantendrá entre los 3 primeros en los siguientes años.
¿Piensa usted que el arándano orgánico desplazará al convencional en el futuro próximo?
- La conocida tendencia creciente de la demanda por productos orgánicos hace atractivo el realizar un esfuerzo por participar de esa categoría. No tengo el dato preciso, pero entiendo que del Perú ya tenemos una oferta relativamente importante de arándano orgánico, aunque minoritaria.
Creo que en general el mercado está exigiendo productos cada vez “más orgánicos”, lo que se evidencia tanto en los precios como en las restricciones para límites máximos de residuos (LMR) cada vez más acotados.
Por otro lado, la producción orgánica es cada vez más factible, con una creciente oferta de insumos más accesibles y eficientes, así como de experiencia en el manejo. De seguir esta tendencia, es posible que en el futuro la gran mayoría de volumen de exportación se convierta técnicamente en orgánico, lo que incluso podría hacerle perder su diferenciación a la subcategoría, transformándola en un estándar.
¿Cuál es la principal amenaza para el desarrollo de la industria peruana del arándano?
- No se puede perder de vista que el crecimiento de la oferta no sólo viene desde el Perú, habiendo regiones en desarrollo que van a competir con volumen de Perú directamente o van a reducir la rentabilidad de partes de su temporada.
En nuestra latitud considero que Sudáfrica y la aún incipiente Colombia serán jugadores con quienes habremos de convivir, además de los de siempre.
En la contraestación, existe siempre la presencia de la producción tardía del hemisferio norte que, cuando consigue mantener presencia hasta septiembre, es volumen con el que debe lidiar el arándano peruano para tener lugar en el mercado. Lo anterior es definitivamente un riesgo que debe ser monitoreado y previsto para adaptarnos a los cambios de contexto competitivo.
Internamente, es fundamental que continúe el esfuerzo conjunto entre el gobierno y el sector privado por acelerar y ampliar el acceso a mercados, levantando las barreras para éstos. Sin esta gestión, el sector no hubiese podido alcanzar el crecimiento que conocemos de manera saludable. Por ello, a más mercados, menos riesgos.
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