Chile: Más certezas y menos incertidumbre para lograr firmeza, calidad y condición en arándanos

El proyecto “Recambio varietal y optimización del manejo agronómico de arándanos para mejorar rendimientos y calidad de fruta en la zona sur de Chile” ya presentó sus primeros resultados que han permitido a los productores tomar decisiones más informadas en cuanto a variedades y modelos productivos.

El arándano se ubica como una de las frutas más exportadas y cotizadas por los mercados, que demandan una alta calidad. Lo anterior desafía a productores que deben desarrollar y adaptar tecnologías y manejos para abordar una serie de factores que afectan la productividad y calidad de un huerto, incluyendo el recambio de variedades y la protección frente a eventos climáticos extremos

Ante este escenario, reducir la incertidumbre sobre riesgos, entregar certezas anticipadas a los productores respecto a las tecnologías adecuadas que deben usar en la cosecha y postcosecha de arándanos para lograr así fruta de calidad y con coexistencia para exportar a los mercados. Fue uno de los objetivos que abordó el proyecto” Recambio varietal y optimización del manejo agronómico de arándanos para mejorar rendimientos y calidad de fruta en la zona sur de Chile” que fue parte del Programa Estratégico Fruticultura de Exportación Zona Centro Sur” (PTEC-Zona Centro Sur). El proyecto fue desarrollado con el apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF), Universidad de Concepción, Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Comité de Arándanos de Frutas de Chile.

Richard Bastías, docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción explicó que como resultado del proyecto se publicó el libro “Producción y manejo de arándanos bajo cobertura”, una guía sobre los resultados del proyecto y que orientó a los productores respecto a los modelos productivos que se adaptan mejor a las distintas zonas agroclimáticas de Chile.

Según el especialista, el objetivo principal del proyecto que comenzó en 2017 fue mejorar rendimiento y calidad en los arándanos en la zona sur, con la base de la incorporación de nuevas variedades. “Además, desarrollamos los modelos productivos más adecuados para la realidad productiva de la zona sur, es decir, las tecnologías de manejo adecuadas, pensando el cambio climático a futuro y en las condiciones climáticas. Por lo tanto, en el proyecto se establecieron 2 unidades pilotos, una en Linares y la otra en Traiguén, donde se incorporó material genético nuevo, pero también se desarrolló un sistema de protección climática particular, probando distintos materiales de cubiertas para la protección climática. Después de 4, 5 años de investigación logramos definir los modelos productivos más adecuados”, agregó.

El experto explicó que la idea de estos programas fue formar alianzas entre el sector público y privado y generar proyectos de investigación de largo plazo para resolver problemas de la industria. “Por lo tanto, fue un programa tecnológico dedicado a la investigación e innovación para resolver problemas de brechas en la fruticultura de la zona sur. Una de esas brechas en la zona sur fue que los rendimientos y calidades no estaban siendo adecuadas respecto a lo que la industria solicitaba para poder hacer rentable el negocio. Por lo tanto, se trabajó en 2 ejes; el primero, tecnológico, respecto a la incorporación de nuevas variedades con mejor genética en cuanto a rendimiento y calidad. Y el segundo eje fue desarrollar un modelo productivo pensando en el cambio climático. Recién ahora los productores están adaptando esta tecnología. Por lo tanto, el impacto que ha tenido ha sido supersignificativo porque gran parte de los productores sí están realizando el recambio varietal, es decir, están probando nuevas variedades, que les entregan mejores rendimientos, pero también están incorporando sistemas de protección ante climas más

Bastías explicó que la industria de arándanos hace años tiene un problema de competitividad muy importante, que tiene que ver con que hay mercados fuertes que compiten con Chile, por ejemplo, Perú o México. “Uno de los problemas del sector es la pérdida de nuestra calidad y condición de fruta, la cual llega con menores ranking de calidad, lo que significa menores retornos. Por lo tanto, el impacto del proyecto fue que por un lado los productores que han adoptado esas variedades han ido mejorando su calidad dentro de los mercados, por ejemplo, con fruta más firme y de mejor calidad. En el tema de protección climática no sacas nada con tener variedades que tengan buen potencial de calidad y rendimiento si el clima la desmejora. Lo que es una realidad, ya que las últimas olas de calor en los arándanos han hecho perder su calidad. El impacto es que actualmente los productores cuentan con resultados para tomar decisiones y decidir con qué sistemas de protección climática instalar, por ejemplo mallas”.

Richard Bastías, docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción.

 

El experto afirmó que con el proyecto se optimizó el manejo agronómico, ya que el componente de desarrollo de variedades bajo cubiertas no existía en Chile, por ello es información nueva y es una innovación. “Gracias a los resultados del proyecto tenemos la posibilidad de decidir si una variedad se tiene que plantar bajo plástico o malla. Una de las variedades que mejor resultado dio fue Blue Ribbon, que es mucho más firme que las variedades tradicionales y con muchos mejores rendimientos. Observamos que esa variedad si la plantas con malla o cubierta te otorga más calidad y rendimiento. Lo anterior implicó una gran inversión para los productores, ya que significa un cambio muy grande”.

Análisis de firmeza de frutos.

 

Calidad en arándanos: bases fisiológicas y tecnológicas para el manejo de cosecha y postcosecha

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA fue también una de las instituciones que fue parte del proyecto y que lideró el director del Centro Regional de Investigación de la entidad, Bruno Defilippi, junto a su equipo. El experto indicó que gracias al proyecto se concretó en 2023 la publicación del boletín “Calidad en arándanos: bases fisiológicas y tecnológicas para el manejo de cosecha y postcosecha” donde se identificaron las bases principales para lograr una adecuada cosecha y postcosecha en esta fruta. “Este boletín que publicamos resumió el proyecto y permitió orientar a los productores respecto a cómo lograr una fruta con adecuada calidad, firmeza y condición en el campo”.

El especialista explicó que es fundamental tener una buena precosecha que genere una materia prima óptima para la cosecha, lo que significa buenos manejos de nutrición, de plagas, enfermedades, de riego. “Sin eso la postcosecha no hace nada. Por ello es clave saber cuándo cosechar una variedad, pensando que la tengo que mantener por 30, 40, 50 días para que llegue a su destino. Luego en tecnologías de postcosecha tenemos varias como la atmósfera modificada, que se usan hace décadas en Chile y otros países. También encontramos el uso de atmósferas controladas en cuanto a contenedores que pueden modificar el ambiente. Por ello es fundamental entender que la generación de la materia prima se logra con buena precosecha y cosecha, sin eso Chile no tiene mucho que hacer”, destacó.

En cuanto al desarrollo del proyecto, Defilippi indicó que el contacto directo con las exportadoras y productores de arándanos dio como origen este boletín que generaron y el caso de la Universidad de Concepción, el libro.

“Por lo tanto, fueron varias estrategias de divulgación de los resultados. Hay variedades que al segundo año ya sabías que eran las adecuadas, por lo tanto, se tomaron acciones para orientar el proyecto. El costo lo asumió el proyecto y no el productor y esa es la importancia de tener estos proyectos con financiamiento externos porque hay una incertidumbre muy alta respecto a generar estrategias de postcosecha”

De esta manera, el constante trabajo entregó diversos beneficios para los productores respecto a cómo afrontar situaciones adversas como fue la pandemia que generó problemas de logística y que aumentó los tiempos de llegada a los destinos. “Por lo tanto, tenemos que entregar herramientas al productor y exportador para que puedan llegar arándanos de buena calidad y condición después de 40, 50 días. Por ello, el proyecto dio certezas en forma anticipada respecto a qué utilizar para producir arándanos para obtener una adecuada materia primera para exportar. Por lo tanto, este proyecto redujo la incertidumbre respecto a los riesgos de mercado, logística y clima. A diferencia de las cerezas, en los arándanos tenemos muchas opciones de postcosecha para llegar a los mercados”, agregó el investigador.

Bruno Defilippi, director INIA La Platina.

 

Según Defilppi, en cuanto a variedades se orientó respecto en qué momento se debe cosechar para que la fruta llegue al consumidor con las características organolépticas que se solicitan y que llegue con una buena vida útil. “Estamos exportando un alimento fresco que debe tener las mismas o similares características respecto a cuándo fue cosechado. Por ello, las tecnologías son las tradicionales como la atmósfera controlada, modificadas, bolsas microperforadas, pero desde ese abanico de tecnologías fue indicar cuáles tecnologías eran las más adecuadas.

No hubo gran desarrollo de tecnologías, pero colaboramos en cuanto a la selección para llegar de la mejor manera a los destinos, en especial a China, que es un mercado muy desafiante ya que no se pelean los arándanos como el caso de las cerezas”.

El experto explicó que “los impactos cuesta medirlos en el corto plazo, pero el principal fue la necesidad de introducir nuevas variedades que se adapten al cambio climático ya que contamos con fruta desde la Región de Coquimbo hasta la Región de Los Lagos. En la postcosecha el impacto fue reducir las pérdidas al productor. Hablamos de seguridad alimentaria por Chile y el mundo, por lo tanto, el aporte de seleccionar tecnología de postcosecha fue reducir las pérdidas por pudriciones, por clima, por tiempo de envíos, entre otros. Es decir reducir la incertidumbre a los productores ante los cambios de los mercados, por lo tanto, acompañamos al productor, exportador a enfrentar de mejor forma estos cambios”.

En 2023 se realizó la publicación del boletín donde se identificaron las bases principales para lograr una adecuada cosecha y postcosecha en arándanos.

Un proyecto clave para el Comité de Arándanos

El Comité de Arándanos de Frutas de Chile, fue una de las principales entidades que aportaron en el proyecto. Julia Pinto, gerenta técnica del Comité detalló que en los pilotos se pusieron variedades como Blue Ribbon y Top Shelf que se compararon con una variedad testigo que fue Legacy. “Se trabajó muy intensamente con las organizaciones y nosotros como Comité constituimos un comité técnico del proyecto, que integraron empresas socias del Comité, técnicos de producción y de postcosecha. Teníamos reuniones a medida que iba avanzando el proyecto y se iban tomando paralelamente decisiones, por lo tanto, el Comité de Arándanos fue muy activo en el proyecto. Fue la primera vez que hacíamos un proyecto que integraba distintas instituciones”

“El objetivo del proyecto fue ver cómo funcionaban las variedades en zonas productivas distintas, además una convencional y otra de manejo orgánico. Además, trabajamos con distintos tipos de cobertores que se relacionaron con el estrés térmico de la planta”, afirmó Pinto.

Respecto a porqué el Comité decidió participar en el proyecto, Pinto comentó que se dio la oportunidad de ser parte de los programas de Corfo y también se definieron bien las zonas para desarrollar el proyecto y los rubros que participaron. “Por lo tanto, vimos una oportunidad, estábamos trabajando en ese momento en el recambio varietal y en tema de cobertores. Por ello vimos la oportunidad de hacer este ejercicio con la Universidad de Concepción e INIA. De forma rápida levantamos el proyecto, teníamos los especialistas, por lo tanto, nos calzó justo”.

Según Pinto en ese entonces 2 variedades formaban parte del recambio, las cuales plantaban algunos productores. “Pero no tenían un manual de cómo hacerlo y cuáles serían las respuestas de estas variedades en distintas zonas productivas. Por lo tanto, hicimos el acompañamiento con estas dos variedades: una de ellas anda bastante bien qué es Blue Ribbon, variedad que más ha ido masificando su plantación. Sin embargo, la otra tuvo algunos problemas en las zonas más calurosas, como Linares, por eso se hizo en 2 zonas productivas distintas. Fue muy importante porque salieron paquetes tecnológicos de estas variedades y además sus respuestas al estrés térmico, que se empezó a manifestar fuertemente con el proyecto en adelante. Nosotros seguimos con el programa de validación de variedades con otros proyectos de Corfo, pero más pequeños, donde hacemos pilotos demostrativos, más acotados. Tomando la experiencia de este proyecto. Uno de los parámetros que seguimos mirando es las respuestas de las nuevas variedades al estrés térmico, donde seguimos trabajando con la U. de Concepción, donde nos ayudan en nuevas propuestas”

Sobre los beneficios, la experta sostuvo que “ha sido muy bueno porque se vio que efectivamente que manejando bien las variedades(Legacy y Blue Ribbon) se logran resultados. Se enseñó al productor cómo manejarlas, en cuanto a nutrición, poda, plagas y enfermedades. Desde el primer año fuimos realizando difusión y transferencia en las jornadas técnicas. No esperamos que el proyecto terminará para hacer transferencias, ya que las fuimos entregando durante el proyecto, lo que ayudó mucho a los productores a tomar decisiones en la elección de variedades y en los sitios donde tenía que plantarse y también cómo manejarlo en cosecha y postcosecha”

Julia Pinto – Gerente técnico del Comité de Arándanos de Frutas de Chile.

 

“Este proyecto fue importante porque como Comité una de nuestras líneas estratégicas es el recambio varietal. Estamos convencidos de que, si no hay recambio varietal, o no se continúa la posibilidad de competir con la nueva genética que están sacando los otros países, es complicado. Con la genética se parte con el primer piso sólido, después viene el segundo piso cómo sacarle el potencial a esa buena genética y eso lo que hacemos con la validación de variedades, que analizamos cómo funcionan en nuestras condiciones y buscamos sacarle el mejor rendimiento, calidad y condición. Estos proyectos nos ayudan a entregar información objetiva y pública a los productores que quieran hacer el recambio varietal. De manera anticipada entregamos herramientas a los productores para que puedan tomar las mejores decisiones”, resaltó Pinto.

Del proyecto PETEC participaron diversos productores. Una de ellas fue Lilian Camelio en Traiguén, región de La Araucanía. “Estos proyectos son siempre un aporte porque investigan y miden cosas concretas.

Se desarrolló en 2 zonas agroclimáticas distintas, por lo tanto, pudimos ver que en mi zona La Araucanía el tema de las mallas no se justificaba tanto, pero sí podría ser una buena alternativa a futuro si el tema del cambio climático se seguía agudizando debido a que al utilizar mallas y cubiertas el consumo de agua fue mucho menor. Pudimos también visualizar qué variedades se adaptan mejor al suelo y a las plagas. En la zona de La Araucanía tenemos la plaga aegorhinus superciliosus, que es super brava y hubo una variedad en específico que esta plaga atacó. Otra variedad que es Top Shelf que se daba mal en otros lugares, pero en mi zona se daba bien. Por lo tanto, este proyecto arrojó información super valiosa, que no solo falta en la cosecha de arándanos, sino en todas las especies, porque como productores nos encontramos a la deriva o haciendo apuestas respecto que variedades, poner o cubierta usar, sin mucha información de terreno”.

En el caso de Jorge Paulman, trabajó en la zona de Lineares con 40 hectáreas aproximadamente. “El ensayo fue de 0.5 hectáreas y fue muy interesante participar, ya que nos permitió validar el comportamiento zonal de algunas variedades”

Importancia para Corfo

Los proyectos PTEC-Zona Centro Sur son claves para Corfo en cuanto al desarrollo de una industria más competitiva. De acuerdo con Macarena Alfaro, directora de programas tecnológicos de Corfo hace décadas que están promoviendo las áreas agrícolas, pero en particular que se relaciona con tema de la sofisticación de la industria. “Visualizamos que, como grandes exportadores de frutas, Chile también tiene la oportunidad de exportar productos más sofisticados y en eso la genética frutícola toma una connotación muy importante, donde se empieza a promover no solo la generación de genética nivel nacional sino también con la adaptación, lo que involucra un grado importante de desarrollo tecnológico. Es parte de lo que hemos impulsado con Frutas de Chile, como también con el Consorcio de Biofrutales, Centro de Fruticultura de la Universidad de Chile, las cuales impulsan la genética y desarrollo de variedades a nivel nacional”

“Lo que nos motiva para participar en los proyectos PTEC-Zona Centro Sur Corfo es poder fomentar el desarrollo de la industria nacional, a partir de innovaciones, emprendimientos, desarrollo tecnológico y a través de herramientas de financiamiento, entre otros aspectos. Con el objetivo de poder contar con una industria más competitiva, lo que tiene una trascendencia a nivel de los territorios, en los empleos y en la trascendencia de Chile en los mercados globales”, resaltó Alfaro.

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