Nutrición como atributo:

Fresas versus arándanos: ¿qué berries tienen más “sabor” nutricional?

Las diferencias nutricionales entre fresas y arándanos no solo importan a quienes las consumen: también definen cómo se posicionan estas berries en el mercado. Contenidos de vitamina C, antioxidantes, fibra, agua y calorías configuran perfiles distintos, con implicancias para productores y comercializadores que buscan responder a la creciente demanda por salud y bienestar.

Las berries se han consolidado como frutas asociadas tanto al sabor como a la salud. Dentro de esta categoría, fresas y arándanos concentran gran parte de la atención del mercado por su alta presencia en la oferta global y por su fuerte vínculo con las tendencias de bienestar.

Ambas especies ofrecen una amplia gama de beneficios para la salud, pero difieren en su perfil nutricional y en los efectos que se les atribuyen. Comprender estas diferencias permite leer mejor las preferencias del consumidor y el lugar que cada berry ocupa dentro de la categoría.

Fresas: vitamina C, potasio y menos calorías

Las fresas se caracterizan por su elevado contenido de vitamina C, combinado con aportes relevantes de potasio, calcio y folato. Este perfil las vincula con beneficios en salud inmunológica, hidratación de la piel y función cardíaca, lo que refuerza su imagen de fruta fresca y cotidiana.

En términos energéticos, las fresas presentan menos azúcar y menos calorías por porción en comparación con otras frutas dulces, lo que se alinea con el interés por opciones percibidas como “livianas” o compatibles con dietas de control de peso. Su textura jugosa y aspecto atractivo han favorecido su expansión en formatos frescos y congelados, especialmente en batidos, postres y snacks listos para consumir.

Arándanos: concentración de antioxidantes y beneficios a largo plazo

Los arándanos, por su parte, han consolidado su reputación como berries de alta capacidad antioxidante, gracias a sus niveles de antocianinas, compuestos asociados a la reducción del estrés oxidativo y a procesos de envejecimiento más saludables.

Este fruto aporta además vitamina K, fibra y vitaminas del complejo B (como B6 y B3), nutrientes vinculados a la salud del cerebro y al funcionamiento del sistema inmune. Diversas investigaciones han asociado el consumo de arándanos con mejoras en la función cognitiva, protección cardiovascular y una posible disminución del riesgo de enfermedades crónicas como diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Esta combinación de atributos explica su presencia creciente en batidos, productos horneados, mezclas de desayuno y como complemento en ensaladas y preparaciones saludables.

Hidratación y digestión: la frescura de la fresa

Aunque tanto fresas como arándanos contribuyen a la hidratación, las fresas presentan un contenido de agua cercano al 90 %, ligeramente superior al de los arándanos (alrededor del 84 %). Este dato refuerza su asociación con la idea de frescura, especialmente en contextos de clima cálido o consumo estival.

Un mayor contenido de agua se relaciona con apoyo a la digestión, la salud de la piel y la regulación del apetito, factores que el consumidor tiende a percibir en términos de “ligereza” y “sensación de saciedad”. Los arándanos, en cambio, se posicionan con más fuerza en el eje de los antioxidantes y efectos antiinflamatorios, con un relato más vinculado a beneficios de mediano y largo plazo.

Calorías y densidad energética: dos perfiles complementarios

Desde el punto de vista calórico, ambas berries son consideradas bajas en calorías, aunque con matices. Las fresas rondan las 32 kcal por cada 100 gramos, mientras que los arándanos se sitúan cerca de las 57 kcal por 100 gramos.

En la práctica, las fresas quedan asociadas a un consumo más frecuente en dietas muy cuidadosas con el aporte energético, mientras que los arándanos ofrecen una densidad de nutrientes algo mayor, con más azúcares naturales y carbohidratos, lo que se interpreta como una fuente de energía moderada y rápida, especialmente valorada en contextos de vida activa.

¿Cuál “gana”? Dos berries con propuestas de valor distintas

Más que establecer una “ganadora”, la evidencia nutricional muestra que fresas y arándanos construyen propuestas de valor distintas dentro del mismo universo de berries:

  • Las fresas se relacionan con hidratar, aportar vitamina C y ofrecer un snack de baja densidad calórica, muy vinculado a la frescura y la estacionalidad.
  • Los arándanos se asocian con antioxidantes, salud cerebral y cardiovascular, y con un relato de bienestar de largo plazo.

Para la industria productora y comercializadora, estas diferencias ayudan a entender por qué distintos segmentos de consumidores se inclinan por una u otra berry —o por su combinación— en función de sus objetivos de salud, su estilo de vida y las tendencias que marcan la categoría de alimentos saludables a nivel global.

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