Chad Finn se fue con el sol…
Lamentablemente esta es una nota distinta. Aquí no hay números, valores, ni estadísticas. No son novedades de la industria del arándano local o internacional, pero hablaremos de un reconocido investigador que ha partido al sol.
En estas líneas hay tristeza, reflexión y reconocimiento, porque Chad Finn, gran científico y genetista reconocido mundialmente, nos ha dejado y es muy difícil para Blueberries Consulting y los que lo conocieron, encontrar las palabras adecuadas para expresar el profundo dolor provocado con la noticia.
Chad fue muy cercano al mundo de la investigación científica chilena y latinoamericana en general. Fue relator en el Seminario Internacional de Blueberries realizado en España en 2018, exponiendo sobre mejoramiento genético en arándanos, y se aprestaba a colaborar en el próximo Seminario Internacional de Blueberries que se realizará en Lima, Perú, en mayo de 2020.
Marcela Zúñiga, directora ejecutiva de Viveros SunnyRidge, quien lo conoció hace 25 años en el mundo de la genética y el viverismo, lo recuerda como una autoridad mundial en genética de los berries, consultado por científicos de diferentes nacionalidades y un aporte vital al desarrollo de la industria internacional de los arándanos.
Nuestro reconocido investigador, Jorge Retamales, quien además de colega en el mundo de la investigación científica lo unía una relación de amistad con Chad Finn, ha escrito una nota de homenaje a Chad que publicaremos en la próxima edición de la Revista Blue Magazine, pero que adelantamos algunas líneas:
“Nuestra amistad se forjó durante un viaje al sur de Chile para colectar frutilla silvestre chilena que hicimos hace unos 15 años. Por más de una semana junto a Peter Caligari (mejorador y profesor de la U. de Talca) recorrimos desde la región del Maule hasta Chiloé. Convivimos durante muchas horas conociendo las plantas y las personas. Ahí pude aquilatar y comprobar su gran calidad académica y humana. Su gran pasión y conocimiento de las plantas. Sus ganas de vivir y mejorar la vida de los demás”.
Nos sumamos a sus últimos deseos expresados a su familia, a la que solicitó que todos tuviéramos una celebración de vida masiva, con mucha comida, bebida, baile y narración de cuentos en su memoria.
Así era Chad…así es Chad, porque mientras lo recordemos siempre estará presente entre nosotros.
Su familia nos cuenta que se fue en paz y sin dolor, escuchando “What does the fox say” (seguramente riendo y bromeando con los suyos) y disfrutando su canción favorita, “Here comes the sun” (The Beatles), rodeado de sus seres queridos, que lo acompañaron llorando, riendo, bromeando, bailando y contando historias de Chad.
Estamos tristes, pero nos sumamos al sentimiento y espíritu de su familia, que nos comunica:
“Les avisaremos cuando hayamos descubierto un momento y un lugar para una fiesta para celebrar el mejor esposo, papá, suegro, hermano, cuñado, tío y amigo que conocemos. Chad Finn vivió más grande que la vida, celebremos de la misma manera…”
Y si pueden, honremos también el deseo de uno de sus hijos, que nos pide que levantemos una copa de vino o un gin and tonic por su papá esta noche, “luego reúne a tus seres queridos para un abrazo de oso (trata de no romper la costilla de nadie como lo hizo papá una vez)”.
Hasta siempre Chad Finn, tu estampa en altura, explicando tus investigaciones a los asistentes en distintos rincones del mundo, será una imagen indeleble.
Te fuiste con el sol, y todo está bien…las sonrisas regresan a las caras, como en tu canción.