China y el mercado total del arándano
China ya no es un simple destino atractivo. Es el mercado total del arándano. Desde las fértiles provincias de Yunnan y Shandong hasta los modernos invernaderos de Liaoning, el país ha tejido una red productiva y tecnológica que abarca toda la cadena, desde la genética hasta la exportación, pasando por un consumo interno en auge.
En 2010, el país apenas contaba con unas pocas hectáreas experimentales. Hoy supera las 90.000 hectáreas plantadas, con una producción que crece a tasas de doble dígito y que abastece tanto al mercado interno como a destinos premium del sudeste asiático. El arándano se ha convertido en símbolo de bienestar, salud y estatus para la clase media china, impulsando una transformación similar a la que vivieron en su momento el vino o las cerezas.
De la importación a la autosuficiencia
Hasta hace pocos años, China era principalmente un mercado importador. Perú, Chile y México dominaban el calendario, aprovechando las ventanas de contraestación. Sin embargo, esa balanza comenzó a cambiar rápidamente.
Los grandes conglomerados agrícolas chinos – como Joy Wing Mau, Dalian Yidu y Haisheng Group – iniciaron una estrategia de sustitución de importaciones, invirtiendo en genética extranjera, licencias de variedades y tecnología de postcosecha. En paralelo, el gobierno impulsó programas de apoyo a cultivos de “frutas de alto valor nutricional”, donde el arándano es protagonista.
Hoy, las importaciones siguen siendo relevantes, principalmente desde Perú y Chile durante los meses de invierno, pero la autosuficiencia interna se acerca al 80 % del consumo total, con producciones locales que ya logran estándares de firmeza, dulzor y calibre equiparables a los mejores del hemisferio sur.
La revolución varietal china
Una de las claves del salto productivo chino ha sido la adopción acelerada de nuevas variedades patentadas. A través de acuerdos con firmas globales como Fall Creek, Ozblu y Mountain Blue Orchards, y la creación de centros locales de mejora genética, China desarrolló un portafolio adaptado a su diversidad climática.
En Yunnan, por ejemplo, se cultivan variedades tempranas de alta altitud que permiten cosechas de invierno; mientras que en Shandong predominan híbridos tardíos de gran firmeza, ideales para el mercado fresco interno.
Además, universidades como Zhejiang y la Academia China de Ciencias Agrícolas trabajan en programas de edición genética y selección asistida por marcadores, con el objetivo de crear “arándanos inteligentes”: plantas más resistentes al calor, con mayor contenido de antioxidantes y mejor comportamiento postcosecha.
Este salto científico ha sido acompañado por la rápida expansión de plantaciones bajo cubierta y sistemas hidropónicos, que permiten controlar temperatura, luz y nutrientes, asegurando fruta homogénea y predecible, incluso en regiones tradicionalmente marginales.
Calidad, frescura y orgullo nacional
El consumidor chino es exigente, joven y cada vez más informado. Las campañas de marketing han convertido al arándano en un símbolo de salud y sofisticación. En plataformas como Tmall o JD.com, las ventas de berries premium crecen más del 30 % anual.
La demanda se concentra en ciudades como Shanghái, Pekín y Guangzhou, donde los supermercados de alta gama y los canales online ofrecen fruta local de calidad superior. Los arándanos importados, especialmente los peruanos y chilenos, aún gozan de prestigio por su sabor y tamaño, pero la brecha de calidad se acorta cada temporada.

© arandanosperu.pe
Infraestructura y tecnología: la otra gran muralla
China ha construido en tiempo récord una de las infraestructuras logísticas más avanzadas del mundo para productos frescos. Centros de acopio refrigerado, corredores ferroviarios y plataformas de trazabilidad digital permiten que los arándanos cosechados en Yunnan lleguen a Shanghái en menos de 36 horas.
Además, el uso de tecnología agrícola inteligente, como sensores, inteligencia artificial y análisis de datos climáticos se ha masificado. Empresas agrotech locales ofrecen sistemas integrados que monitorean el estado nutricional de la planta, optimizan el riego y predicen rendimientos con precisión.
El resultado es un modelo de eficiencia vertical, donde cada eslabón, desde el vivero hasta el supermercado, está conectado digitalmente. Esta capacidad, unida a la escala del mercado, explica por qué los expertos del IBO consideran a China “el nuevo centro de gravedad de la industria global del arándano”.
China frente a Estados Unidos: el cambio de hegemonía
Durante dos décadas, Estados Unidos fue el epicentro global del arándano. Hoy, los gráficos del comercio mundial muestran un cambio de eje. China ya supera a EE. UU. en superficie plantada y se acerca en volumen total de consumo.
Pero la diferencia más notable está en la velocidad de transformación. Mientras el mercado estadounidense crece lentamente y enfrenta problemas de saturación, el chino combina inversión pública, innovación privada y una política agrícola estratégica. En lugar de depender de subsidios, prioriza la integración tecnológica y la valorización nutricional de sus cultivos.
Los grandes retailers chinos, como Hema o Sam’s Club, promueven marcas locales de berries con campañas nacionales. El arándano se ha convertido en un símbolo de modernidad agrícola y autosuficiencia alimentaria, alineado con la narrativa política de “revitalización rural” impulsada por Pekín.
Oportunidades para el hemisferio sur y Marruecos
Según estimaciones de la industria, el mercado chino podría duplicar su consumo interno hacia 2030, impulsado por la generación postpandemia, más preocupada por la salud, la belleza y el rendimiento físico, por lo que el gigante asiático redefine el equilibrio del mercado mundial y abre un nuevo escenario para productores de América Latina y el norte de África.
El ascenso chino no implica el fin de las exportaciones del hemisferio sur, sino su redefinición estratégica. Perú, Chile y México siguen siendo esenciales para abastecer los meses en que la producción local no alcanza. Sin embargo, los compradores chinos priorizan cada vez más la diferenciación y la puntualidad, no solo el volumen.
Para América Latina, la clave será posicionar fruta premium y ultrafresca, con manejo postcosecha impecable y variedades exclusivas. Marruecos, por su parte, se consolida como un actor de ventana ideal, con llegada temprana y logística marítima competitiva hacia el sur de China.
Además, crece el interés por las alianzas tecnológicas. Empresas chinas invierten en plantaciones peruanas y chilenas, mientras que productores latinoamericanos buscan aprender del modelo de integración digital y precisión logística que China domina.
Este articulo es un extracto de un amplio reportaje de la próxima edición de la Revista Blue Magazine, llamado “China: El mercado Total”