Ciencia y comunicación: Una alianza indispensable

Los consumidores deben actualizar su información antes de atreverse a tomar decisiones y no optar por las creencias más que por sus conocimientos, para esto, es indispensable la comunicación como herramienta de divulgación de los avances científicos

Vivimos en una sociedad en que los pilares básicos en donde se sostiene son el avance de la ciencia y la tecnología, por lo que estamos dispuestos a asumir los cambios que desde esos campos se emiten en pro del desarrollo del hombre o la humanidad, por tanto, debemos conocer sus contenidos por lo menos en sus aspectos fundamentales.

La divulgación de los avances de la ciencia al conjunto de la sociedad, o la comunicación de sus logros a la gente común, se hace indispensable y actualmente es un campo que está al debe.

Por ejemplo, ocurre con la discusión sobre la modificación genética de las plantas y por ende, de los alimentos.

Este proceso científico ha logrado introducir uno o varios genes en las plantas con el objetivo de lograr que tengan una mayor resistencia a los insectos, a las plagas o enfermedades, o que sean más resistentes a la escasez de agua, por lo que estas plantas son más acordes a las carencias climáticas y más adecuadas al desarrollo de una agricultura sostenible. Además son más productivas por lo que son más acordes a las enormes necesidades de alimento de un mundo en constante crecimiento.

En un estudio reciente, de las universidades de Florida y Estatal de Oklahoma, sobre los conocimientos de los consumidores estadounidenses respecto a los transgénicos, se encuestó a más de 1000 voluntarios, entre hombres y mujeres, y las preguntas apuntaron al conocimiento general sobre los transgénicos, sobre cómo se cultivan, o sus riesgos como alimento. Se preguntó también sobre conocimientos más específicos, como el número de cromosomas alterados o si deben llevar un etiquetado especial.

Solo el 8% de los encuestados resultó saber sobre transgénicos, el 32% dijo saber algo y el 60% no sabía nada o muy poco. Sin embargo, el 34% consideró que son un peligro como alimento contra un 32% que los consideró seguros. El restante 32% no se decidió entre ambas opciones.

Respecto al etiquetado, lo más sorprendente fue que el 80% pidió que se indique que contiene ADN, que como todos sabemos, es un componente básico de los seres vivos, vale decir, todos los productos comercializados deberían incluir esta indicación.

En un país desarrollado como Estados Unidos, los consumidores no saben de los alimentos provenientes de la modificación genética de las plantas, ni de las técnicas científicas necesarias para producirlas.

En conclusión, los consumidores deben actualizar su información antes de atreverse a tomar decisiones y no optar por las creencias más que por sus conocimientos, para esto, es indispensable la comunicación como herramienta de divulgación de los avances científicos, ya no basta con las publicaciones especializadas, ni los debates a puertas cerradas, es necesario transmitir los contenidos del proceso de investigación científica a los ciudadanos, sacando la información de los laboratorios y ponerlos al acceso del conocimiento general.

En la actualidad hay suficiente consenso científico sobre el tema de la modificación genética de los organismos y ya son miles (1783) los artículos publicados sobre la seguridad de los transgénicos, demostrando no sólo el acuerdo entre los científicos, sino que también su cultivo en todo el mundo y la constatación de que no se ha detectado ningún riesgo en su utilización y consumo.

Hay una evidente falta de difusión de los conocimientos científicos, que ha dado como resultado una gran falta de información entre los ciudadanos, por lo que son más propensos a la manipulación mediática de intereses ajenos.

Es más, los miles de estudios realizados concluyen que la siembra de transgénicos reduce el uso de pesticidas en un 37%, por lo que es una gran noticia para la salud humana y medioambiental. También la modificación genética de las plantas mejora la productividad de los cultivos en un 22%, lo que implica un aporte a la seguridad alimentaria del planeta, y finalmente, esta práctica aumenta los beneficios económicos de los agricultores en un 68%, lo que constituye un gran incentivo para el desarrollo de la práctica agrícola, en un mundo en donde cada día se deriva más territorio a infraestructura urbana, en desmedro de la única industria que puede solucionar los problemas de alimentos para la especie humana: la agricultura.

Fuente: Blueberrieschile.cl – Blueberriesconsulting.com

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