Con operaciones en Perú, México y Marruecos, Agrovision Corp. busca lograr un suministro de arándanos durante todo el año
Hace ya unos diez años y en muy poco tiempo, el paisaje de los alrededores de Mórrope y Olmos, pueblos de la provincia peruana de Lambayeque, pasó por una metamorfosis total, cambiando sus áridas tierras desérticas por campos extensos que rebosan de vida, no solo por los frondosos cultivos de arándanos, paltas y uvas, sino también por la llegada diaria de miles de personas que se dedican a cuidar y cosechar las frutas de excelente calidad, llevando a casa un sueldo digno. Y con ello, se produce una segunda metamorfosis: la transformación de las vidas mismas de estos trabajadores y trabajadoras y, por ende, de las comunidades en las que viven.
En 2022, Agrovision Corp., cuya superficie cultivada de berries alcanzó las 2.800 hectáreas entre Perú, México y Marruecos, logró una cifra de negocios de 210 M$, creó 17.606 puestos de trabajo formales en Perú y México, invirtió más de 200.000 $ en las comunidades locales y plantó 119.000 árboles en la Reserva Forestal de Arena Verde en Mórrope.
El cambio se ha hecho posible por la valentía visionaria de varias empresas agrícolas, entre las cuales también Agrovision Perú y Arena Verde, subsidiarias de Agrovision Corp., corporación de origen estadounidense y una de las productoras de berries más grandes del mundo, que busca redefinir la industria de la agricultura con el propósito de transformar tierras y vidas
De la producción de biocombustible al cultivo de arándanos
«Hace poco más de una década, alquilamos unas 12.000 hectáreas en los desiertos de Mórrope con la idea de desarrollar un proyecto para la producción de etanol a base de caña azúcar», comenta Eduardo Aza, responsable de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de Agrovision Perú. «Uno de los retos más grandes, sin embargo, en aquel momento, era el de demostrar que hubiera suficiente agua en el acuífero subterráneo. Invertimos grandes cantidades de dinero en estudios y prospecciones, de la mano de quizás el mejor ingeniero geólogo de nuestro país, el Sr. Arce. Fuimos pioneros en proyectos agrícolas en esta zona de Perú y logramos demostrar que había un acuífero con potencialidad debajo de las tierras desérticas de la región de Lambayeque».
Debido a la reducción de los precios de los biocombustibles en aquellos años, Agrovision Perú cambió de idea, reemplazando el proyecto de etanol por un proyecto hortofrutícola, atraída por las ventajas económicas del cultivo de arándanos. «Empezamos como pioneros aquí en Olmos con la instalación de un cultivo de arándanos sobre una superficie de cerca de 1.000 hectáreas, en ese momento de las variedades Biloxi y Ventura. Casi de inmediato, comenzamos a exportar la fruta a China, Europa y EE. UU.», explica Eduardo.
«Actualmente, en la zona de influencia del Proyecto de Irrigación de Olmos, contratamos a unas 60.000 personas entre las diferentes empresas agrícolas con operaciones activas en esta zona. Cada día entran en este proyecto de irrigación unos 600 vehículos de transporte. La temporada pasada, Agrovision Perú dio trabajo a cerca de 15.000 personas, procedentes principalmente de la zona. Además, durante la pandemia, cuando el sector agrícola cobró especial relevancia en el tema de la contratación laboral, la gente que perdió su trabajo vino desde varias partes del Perú hacia el Proyecto de Olmos. Y si bien la temporada pasada muchas empresas productoras no lograron mantener el nivel de empleo habitual por la menor cantidad de fruta cosechada, en nuestro caso, habiendo cambiado hace dos años a variedades de arándanos más adaptadas al cambio climático, entre las que destacan las del programa Sekoya, pudimos seguir creando empleos», sostiene Eduardo Aza.
«Nuestro objetivo es abastecer a los mercados durante todos los meses del año»
En 2022, la empresa productora de berries envió más de 2.500 contenedores a los mercados internacionales, el 40% a China y el resto a Europa y EE. UU. «Nuestro objetivo es abastecer a los mercados durante todos los meses del año. Este año lo vamos a conseguir, gracias a nuestras plataformas comerciales en varios mercados de destino, establecidas en las ciudades de Londres, Holanda, Shanghái, Los Ángeles y Filadelfia; y a la diversificación de las operaciones agrícolas hacia otros orígenes, sobre todo México y Marruecos, pero también China, India y Rumanía».
En el estado mexicano de Jalisco, Agrovision cultiva desde hace dos años arándanos, frambuesas y moras sobre una superficie de más de 300 hectáreas para exportación por carretera a los Estados Unidos. En Marruecos, la empresa tiene 250 hectáreas con cultivos de arándanos y frambuesas en la región de Sus-Masa. Aunque también en Perú se buscan tierras cultivables en otras regiones, con el objetivo de disminuir los riesgos que puedan surgir con el cambio climático. «Atraídos por nuestro enfoque en temas de sostenibilidad social y medioambiental, varios bancos peruanos y europeos y grupos de inversión nos conceden fondos de financiación para estos proyectos agrarios en Perú y países de ultramar», sostiene Eduardo Aza.
Atención médica para los trabajadores
Además de la creación de empleos, que sigue siendo el método más poderoso para asegurar el desarrollo económico de una zona e incrementar la calidad de vida de sus habitantes, la empresa productora y exportadora de berries hace una labor social añadida, proporcionando atención médica a sus trabajadores, también a los que viven en los pueblos más remotos, mediante el desarrollo de jornadas médicas comunitarias y un servicio de ambulancia médica en Mórrope donde se cubren los gastos operativos del servicio de asistencia de salud. «Pensar en la gente y en las comunidades está en el ADN de los fundadores y accionistas de Agrovision Corp», añade el responsable de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos.
«En lo que respecta al medio ambiente, venimos desarrollando una iniciativa de reforestación de un bosque costero de un terreno de aproximadamente 2.000 hectáreas en Mórrope, cuyos árboles habían sido cortados en el pasado por productores ilegales de carbón vegetal que destruyeron este ecosistema», explica Eduardo Aza, que añade que esta iniciativa de sostenibilidad ha sido galardonada con los premios nacionales más importantes: el Premio Nacional Ambiental Antonio Brack Egg, el de la Asociación de Gremios Agrarios (AGAP) y los Premios Latinoamérica Verde por su impacto positivo en la biodiversidad de especies protegidas de flora y fauna.
Asimismo, Arena Verde es una empresa neutral en emisiones de carbono, que se dedica al cultivo orgánico de uvas y arándanos, en una primera fase sobre una superficie de aproximadamente 150 hectáreas. «El nombre de esta empresa, Arena Verde, se refiere a que, en el norte de Perú, gracias a las lluvias traídas por el fenómeno de El Niño y la irrigación de las operaciones agrícolas de varias empresas, el amarillo de la arena desértica se ha vuelto verde por el color de las plantas».
Informes anuales de sostenibilidad
De la misma manera, en cada país donde inicia proyectos agrícolas, Agrovison Corp. intenta implementar su propio modelo de sostenibilidad, con el objetivo de mitigar el cambio climático, aumentar la biodiversidad y mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas, de acuerdo con Eduardo Aza, que se refiere en este sentido a los informes de sostenibilidad que la empresa publica cada año con datos concretos sobre los avances logrados en esta materia y que se pueden ver en la página web corporativa.
Agrovision Corp. es una agroexportadora de gran crecimiento con una cartera sólida de nuevas variedades de arándanos, frambuesas y moras, con operaciones en Perú, México y Marruecos para abastecer a clientes globales durante todo el año con calidad fresca y confiable. La calidad de los productos y de las buenas prácticas laborales, sociales y ambientales es avalada por certificaciones como GlobalG.A.P., GRASP, SPRING, SMETA, AWS, EFI, USDA Organic y BRC, entre otras. En 2022, la empresa, cuya superficie cultivada de berries alcanzó las 2.800 hectáreas entre Perú, México y Marruecos, logró una cifra de negocios de 210 M$, creó 17.606 puestos de trabajo formales en Perú y México, invirtió más de 200.000 $ en las comunidades locales y plantó 119.000 árboles en la Reserva Forestal de Arena Verde en Mórrope.