Crear cultura de inocuidad es nuestra fortaleza para asegurar la salud de los consumidores como prioridad
El mercado del arándano, si bien se ha expandido por el mundo y su consumo crece y se multiplica, se ha vuelto muy competitivo. Las altas exigencias de los consumidores también aumentan y se hacen más potentes, ya que no sólo se demanda un mejor sabor, calibre o apariencia de los berries, sino que además los consumidores del mundo están atentos a todo lo que implica las buenas prácticas de higiene, agrícolas, de manipulación, e incluso de bienestar de trabajadores. Existe mucho interés en los aspectos sociales y la sustentabilidad en el proceso de producción de la fruta, desde su cosecha al destino final.
Plan temporadas posteriores
En este contexto, las grandes empresas han tomado medidas muy prontamente para ponerse a la altura de las exigencias. En 2017, Jessica Mesina, gerenta de seguridad alimentaria de la empresa internacional Driscoll’s para Sudamérica, comentaba la apuesta de Driscoll’s con sus proveedores en el camino del bienestar laboral y la sustentabilidad, iniciando un programa de desarrollo de proveedores para avanzar en temas como el manejo integrado de plagas, reciclaje y uso eficiente de productos fitosanitarios, poniendo un fuerte énfasis además en el área de cumplimiento social, con asesorías de abogados y auditorías externas e internas para evaluar la situación de los productores en las diferentes zonas. El cumplimiento en todos los aspectos de inocuidad, regulatorio y social, son un aspecto clave para conseguir acceder en los mercados internacionales más importantes.
«Desde hace algunas temporadas, toda nuestra fruta que va a Europa tiene que registrarse en una plataforma donde el productor se puede conectar con los clientes, para que ellos puedan ver las prácticas de cada campo en temas relacionados con el bienestar de los trabajadores y sustentabilidad principalmente. Es algo que nos exigen nuestros recibidores y cadenas de supermercados», explicaba Jessica Mesina, y adelantaba la idea que hemos implementado de compartir los planes comerciales con cada productor, para que estén en conocimiento a qué mercados irá su fruta y en qué porcentaje, y así tener una estimación más acertada de sus retornos y las exigencias de cada uno.
«Los productores tienen que adaptarse a los cambios que estamos haciendo en la industria, a los nuevos requisitos y exigencias en términos regulatorios, inocuidad y social, y estar habilitados para todos los mercados posibles, porque ésta es la oportunidad para seguir siendo potentes», agregaba.
En pandemia
Luego llegó la pandemia y la gran crisis que enfrenta el mundo, por lo que conversamos con Jessica Mesina sobre estos y otros temas de la industria, de tal manera de revisar los planes anunciados.
“Después de la pandemia nos enfocamos en hacer un trabajo potente con los productores en términos de inocuidad. Si bien en un principio los productores tuvieron un poco de reticencia con algunos cambios que solicitamos, la industria se adecuó y los hemos estado implementando, y fue agradecido por nuestros productores y cosecheros”, relata.
“Uno de los principales cambios que hicimos fue enfatizar en las buenas prácticas de cosecha, cumpliendo con las normativas nacionales y lo que estaba exigiendo cada país, con estaciones de lavado de manos, hands free, para todos los cosecheros. También incorporamos estaciones de lavado de manos en acopios de fruta, estaciones de controles de calidad con estaciones movibles, reforzando el lavado de manos y el número de personas por grifo de lavado para que tuvieran el tiempo suficiente para ejecutar un buen lavado de manos y prevenir el contagio, reforzando de esta manera las buenas prácticas de higiene. Estos trabajos los hicimos con los campos, frigoríficos, los packing de campo y las exportadoras. Fue un cambio que tuvo también un plan de conversión de los productores y de las plantas, las que no tenían este sistema hands free, entonces fue un plan de trabajo que elaboramos, que es un requisito, y que llegó para quedarse. Además de enfatizar y reforzar con capacitación permanente las buenas prácticas agrícolas”, asegura la ejecutiva.
“Nuestra misión es deleitar continuamente a nuestros consumidores, mientras nos alineamos con nuestros clientes y productores, esta es la razón de ser de nuestra marca y guía nuestros objetivos. Por esto es que nuestras actividades están ligadas en hacer de la salud y bienestar de nuestros consumidores una prioridad”, precisa Jessica Mesina.
Bienestar laboral
“Hay un incremento también en el uso y cuidado de productos fitosanitarios de nuestros programas. Una reducción en el uso de los productos y un trabajo muy fuerte en el cumplimiento regulatorio. Otro foco importante es el bienestar laboral. Hablamos de temas éticos, de pago justo, de no discriminación, que la gente tenga acceso a baños, a lavamanos, agua para beber, a temas básicos, y en esto ultimo se ha visto una preocupación en los mercados, en cómo ven a Sudamérica en sus prácticas”, advierte Jéssica Mesina.
Cultura de Inocuidad
“Cuando hablamos de una cultura de inocuidad, principalmente debe incluir todos estos aspectos. Creemos que como países exportadores la tenemos, pero debemos reforzar y enfatizar cada temporada de cosecha. Reforzar por ejemplo que la certificación es una consecuencia de mis buenas prácticas durante todo el año, es decir, no me voy a preparar para conseguir la certificación el día de la inspección, esto debe ser una consecuencia del buen trabajo, de la gestión que realizo en el campo, porque si realizo una buena gestión durante el año, estoy creando una cultura de inocuidad con mis trabajadores. Si mantenemos esas buenas prácticas, no solo en cosecha, sino durante todo el tiempo en las diferentes labores que realizamos en el campo, estamos creando una cultura con nuestros colaboradores, que es lo importante”, concluye.
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