Día Mundial del agua: resaltando la importancia del agua subterránea

Desde 1993, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra este día que hoy tiene como foco las aguas subterráneas.

Para celebrar la relevancia de este insumo, la ONU conmemora el día mundial del agua desde 1993 cada 22 de marzo. El recurso es de vital importancia para muchas de las actividades diarias del ser humano, y también para actividades industriales relacionadas a la productividad de la economía mundial. Sin embargo, en la agricultura, ambas descripciones se fusionan, para crear una industria vital para la sobrevivencia del ser humano. Para el año 2050, se espera que la demanda de alimentos y productos agrícolas aumente en un 50%.

Este año la organización ha decidido darle mayor enfoque a la utilización y cuidado de las aguas subterráneas. Los acuíferos, contenedores de rocas, grava y arena del agua subterránea, alimentan a lagos, ríos, humedales y finalmente océanos. La principal fuente de recarga es la lluvia y la nieve, los que tras el avance del cambio climático y el aumento de las temperaturas se están haciendo cada vez más escasas, reduciendo la disponibilidad de agua subterránea en las zonas afectadas.

Los pozos, profundas perforaciones hechas para encontrar acuíferos y tener así acceso a agua, es uno de los métodos que se utilizan en países para obtener a este recurso. Un 40% del agua usada para riego en el mundo proviene de acuíferos según datos de la ONU. En la agricultura, la falta de lluvias afecta la disponibilidad del recurso en los pozos; quienes ya habían invertido en esta infraestructura ahora enfrentan escasez de agua, en lo que antes era suficiente volumen para sus cultivos.

La disminución de acuíferos también afecta el caudal de ríos y lagos, fuentes naturales de agua dulce utilizadas para la producción de alimentos. Es por ello que se debe resaltar la importancia de la tecnología agrícola para mejorar la eficiencia del riego. Tal como la ingeniería ayuda en mejorar la eficiencia del uso de este recurso, la genética y la nutrición aportan en mejorar la tolerancia de plantas al estrés hídrico, para obtener frutos de la misma calidad, pero con menor necesidad de riego. Invertir en ambos avances, se debe hacer parte de la planificación futura contemplando que el cambio climático no para, y por lo tanto, la escasez de agua seguirá siendo un problema para la actividad agrícola.

Pero no es solo el mejoramiento de su uso el que debe ser cuidado para la agricultura, sino también su contaminación. Se estima que la agricultura es la industria más contaminante de acuíferos según la ONU. La misma organización explica que el nitrato es el contaminante subterráneo más extendido en el mundo, mientras que los herbicidas y pesticidas, a través de su mal uso y aplicación, pueden filtrarse desde las capaz superficiales del sustrato hasta los acuíferos subterráneos, contaminando el agua con sustancias cancerígenas y toxicas. Este efecto puede afectar cultivos, mermando su producción, utilidad e inocuidad, además de dificultar o imposibilitar esta agua para el consumo humano.

La Organización Internacional afirma que mundialmente el manejo de las aguas subterráneas y su regulación para la agricultura son difíciles de aplicar. Desde el punto de vista legal, la ONU recomienda fiscalizar y regularizar el acceso a las aguas subterráneas, así como las actividades humanas que influyen en la calidad de éstas, además de procurar ofrecer acceso al agua para las necesidades básicas; facilitar el acceso a las aguas subterráneas para el uso de subsistencia y para la producción en pequeña escala; regular el uso de las tierras que dificulta el proceso de extracción y recarga de las aguas subterráneas; y regular la creación y el funcionamiento de asociaciones de usuarios de aguas subterráneas con competencias de adjudicación, monitoreo y vigilancia. Todo esto se debe a que el mayor problema es la sobreexplotación, ocupar más recurso de un acuífero del que se recarga.

Sin embargo, resaltan que, en el corto plazo, para la Agricultura, la mejor solución sigue siendo la aplicación de tecnologías de riego y eficiencia de agua para mejorar la utilización del recurso y cuidar de su disponibilidad futura.

Fuente
Catalina Pérez R.- Blueberries Consulting

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