Ernesto Pino, Gerente General Fall Creek Chile

“El equilibrio dulce/acidez del arándano chileno es su sello de calidad”

Con casi dos años y medio operando en Chile y más de 42 años desde que comenzó con sus primeros viveros, Fall Creek® se ha transformado en un socio estratégico para las empresas dedicadas a la producción y exportación de berries a nivel mundial. Su experiencia le permite innovar de manera constante en sus viveros y centros de investigación, entendiendo que cada territorio tiene su realidad, y aportando con genética para el éxito de sus clientes.

Hoy la experiencia de consumo, el bienestar asociado y la calidad de vida, son conceptos que están fijados con fuego en una industria cada vez más competitiva, que entiende que el proceso culmina con el comportamiento de compra de un consumidor de fruta fresca que busca repetir la experiencia si esta fue satisfactoria.

Blueberries Consulting conversó con su gerente en Chile, Ernesto Pino, ejecutivo con una vasta experiencia y que conoce bien el mercado nacional. Su aproximación al mundo de los berries comienza en 2008 cuando, junto a un grupo de amigos, lo invitan a ser parte de Vital Berry. Sin embargo, reconoce que “el mundo del vivero y de la genética fue algo absolutamente nuevo para mí”. Avanzaba el 2022 y mientras muchos actores trataban de salirse del negocio, Fall Creek lo convoca para abrir una filial en Chile para producción y distribución de su genética. “La industria nacional en ese momento estaba visualizando la desaparición de la producción de arándanos, producto del crecimiento de los trópicos, México, Perú, y ahora Marruecos. Sin embargo, me convencí rápidamente porque lo que buscaban era consolidar una nueva genética adecuada para Chile”, comenta Pino.

Desde esa apuesta de 2022 a hoy, 2024 ¿Cómo se ha ido develando estos desafíos que asumiste?

El primero fue instalar un megaproyecto desde el punto de vista de infraestructura y tecnología que no era conocido en Chile.

Luego surgió el tema de la capacitación y el encontrar a las personas idóneas, porque el tipo de vivero y el tipo de producción que tiene Fall  Creek®, es distinto a lo que se hace en Chile. Entonces, ese fue el siguiente desafío. Y durante ese proceso, mucho de este convencimiento que tuve que tener yo para subirme a este proyecto, tenía que transmitírselo a los clientes. Ahí nos dimos cuenta de que no solo se trataba de una renovación varietal, sino que además de los actores, quienes se han convencido de que es un buen negocio y están entrando con fuerza.

Esta renovación de la que hablas ¿a qué nivel se está dando?

La pandemia generó una especie de status quo muy puntual, que obligó a la gente a reinventarse, a plantearse cómo poder lograr una actividad que permitiese ser sustentable para la empresa y para su entorno, en un escenario logístico nuevo, de cambio en los hábitos de consumo y, al mismo tiempo, estar a la altura de lo que el consumidor final de fruta fresca espera. Ya no es comer por sobrevivir, hoy es comer para estar sano y estar bien. Las empresas nuevas o crecientes en el negocio vienen respaldadas por fondos de inversión, que están buscando la rentabilidad en el mediano plazo o incluso en el corto plazo, y las oportunidades se las está dando esta genética nueva que les permite diferenciarse. Quienes no han tenido esa visión, se han perdido, pero otras la han tomado.

La genética necesita de tiempo para ver los primeros resultados ¿En qué momento está Fall Creek en Chile?

El proceso de liberación de la genética dentro de la empresa considera una etapa de prueba en las variedades en estaciones experimentales, para así dar seguridad a los clientes. Las variedades que son superiores en firmeza, tamaño, productividad, precocidad, y sabor, hoy estamos observando cómo se adapta a las diversas regiones del centro y sur de Chile, tomando todos los factores climáticos, de agua y suelo particulares.

El Comité de Arándanos de Chile ha colaborado muchísimo en eso, y han querido probarlas y acelerar este proceso de adopción, por lo que estamos muy cerca de tener una certeza de cuáles y cómo son las que se muestran mejores en cada región.

La cosecha mecanizada para los berries es hoy un desafío creciente ¿Cómo lo están abordando en Fall Creek®?

Lo de la cosecha mecanizada para fruta fresca comenzó como inquietud ya varios años atrás, y se empezó a buscar la característica de firmeza y resistencia posterior a la cosecha para poder encontrar genética que permitiese este proceso para consumo fresco. El gran desafío era cómo cosechar con una máquina sin que se caiga lo que no está maduro. Además, hoy se le agrega la necesidad de poder viajar al menos 30 días para su consumo. Nosotros tenemos un primer prototipo, que es una selección avanzada, que permite que en un periodo concentrado de 10 días, la primera fruta que madura se mantiene muy firme en la planta hasta la última, lo que permite cosechar de una sola vez y de forma mecanizada todas esas frutas.
Por otra lado, Fall Creek® ha invertido en una empresa holandesa de desarrollo tecnológico llamada Finefield, con el objetivo de que la tecnología de cosecha mecanizada mejore más rápido y que ella vaya en la línea de la genética que estamos desarrollando para ello.

A nivel Latam ¿Cómo visualizas las oportunidades del arándano chileno frente al de otros países productores?

La industria frutícola tiene muchas alternativas de negocio. El empresario frutícola está siempre evaluando qué alternativas tiene para que su negocio sea rentable y ojalá diversificar y no ser un mono producto. Entonces pasamos de ser un productor de uva, a uno de uva, cerezas, arándano, avellano, dependiendo de la zona donde estés. Luego aparece la segunda derivada: ser un exportador global.

Entonces junto con producir arándano en Chile, produzco arándano en Perú, México, Portugal, y ahora en Marruecos. La industria nacional ha sido bastante precursora de las empresas globales en arándano.

Ahora bien, Chile tiene una marca especial que es su clima, y ahí está nuestro rol dentro de la cadena de valor. Es un clima frío, y las variedades que funcionan en Chile no funcionan en Perú. Poco a poco los productores y exportadores lo están entendiendo.
Las variedades que se cultivan del Maule al sur fundamentalmente, son variedades que necesitan frío, lo que les permite no sólo crecer y fructificar, sino que además tener sabor. Entonces, cuando te comes un arándano chileno, te comes una fruta que tiene un equilibrio dulce/acidez muy distinto al arándano mexicano o peruano. Y ese es el sello de calidad que va a tener el arándano chileno en el corto plazo.

Vienes llegando de la Fruit Attraction ¿Qué te traes de la experiencia 2024?

Creo que Latinoamérica fue uno de los pabellones más visitados, y una de las temáticas que más se repitió en las conversaciones es justamente lo que está provocando el desarrollo genético en el consumo y eso, técnicamente, se transforma en que compras un racimo de uva, te gustó mucho y vuelves a comprar. Es así como el desarrollo genético genera un aumento de consumo, una satisfacción, una experiencia de comer sano y rico. Esta tendencia llegó para quedarse, y todos los actores de la industria debemos recordarlo.

Fuente
Blueberries Consulting

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