En ocho años, la superficie sembrada con arándanos cayó un 57% en la Argentina
A nivel mundial, la superficie sembrada con arándanos, un “berry” de alto valor y gran potencial exportador, se duplicó en los últimos ocho años. En las zonas productoras de la Argentina, en cambio, el cultivo retrocedió un 57% en ese período y pasó de 4.700 a 2.700 hectáreas.
El dato lo advirtió Alejandro Pannunzio, presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (Apama), en la jornada técnica que la entidad organizó en Concordia (Entre Ríos) hace unos días.
De los 2.700 hectáreas sembradas en el país, hay 1.100 hectáreas que se concentran cerca de Concordia, donde se logran los mayores rendimientos, 1.400 hectáreas en Tucumán y el resto se reparten entre Buenos Aires, donde comenzó la siembra en el país, y Corrientes.
En la jornada, Pannunzio dijo que el principal desafío del sector es competir con Chile y Perú, dos países que vienen creciendo al ritmo de la demanda mundial. De los 17 millones de kilos anuales que se producen en la Argentina, el 90% se exporta a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania e Israel, entre otros destinos.
A fines del año pasado se dio un paso importante: en noviembre partió el primer embarque de arándanos argentinos hacia China, un mercado estratégico por su escala (en el 2017, por ejemplo, importaron unas 10.000 toneladas de arándanos frescos).
En Concordia, los referentes del sector advirtieron que para que el sector se desarrolle se necesitan con urgencia medidas que acompañen la inversión y reclamaron la eliminación de las retenciones, el aumento de los reintegros de exportación, planes sanitarios sustentables, créditos para inversión con tasas y plazos acordes a la producción y que el Senasa asuma el control y realización de las aplicaciones aéreas para el control de la mosca de la fruta, una plaga que representa un riesgo.
En otro escenario productivo y económico, Pannunzio aseguró que la fruticultura argentina podría haber duplicado las exportaciones de 1,5 millones de toneladas a 3 millones de toneladas. En 2018, en cambio, se vendieron al mercado exterior 850.000 toneladas.
De la jornada participó Guillermo Bernaudo, secretario de Agricultura de la Nación, quien reconoció la complejidad del contexto actual. “Es complicado que podamos ahora desde el gobierno avanzar con la quita de retenciones”, planteó.
Otro funcionario nacional que viajó a Concordia fue Luis Urriza, subsecretario de Agricultura. “Nos quedan muchas cosas por hacer y entre lo que falta creo que lo fundamental es instalar en la sociedad el potencial que tiene la fruticultura. Solo los que trabajamos en esto sabemos todo lo que el sector puede seguir dando, pero necesitamos seguir trabajando en conjunto”, indicó.
Alvaro Gabás, secretario de Producción e Industria de Entre Ríos, adelantó que el gobierno entrerriano continuará promoviendo líneas de crédito que impulsen nuevas posibilidades de inversión.
En el país, según cifras de Apama, la cadena del arándano emplea a unas 20.000 personas y genera unos 110 millones de dólares en exportaciones. Para arrancar en este agronegocio hay que invertir unos 50.000 dólares por hectárea.
Las plantas comienzan a producir en el primer año pero alcanzan su pleno potencial recién en el quinto año, cuando se pueden lograr unos 15.000 kilos por hectárea.
En el centro este de Entre Ríos hay muy buenas condiciones para sembrar las plantas de arándanos por el tipo de suelo -arenoso- y la gran calidad de los recursos hídricos (hay cinco acuíferos y todos con muy baja salinidad en la zona de Concordia).
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