España: L​a fiebre del arándano

La fiebre del arándano está transformando el campo onubense. El cultivo de frutos rojos en la provincia afronta una de las mayores revoluciones de los últimos años. La fresa sigue siendo la reina de este sector de la agricultura (según superficie ocupada) pero su debilidad y el estancamiento de las demandas nacional e internacional están provocando que desde hace unos años los agricultores empiecen a mimar también al resto de berries. Entre todas, el arándano gana la partida en las últimas campañas. Es un intento a la desesperada de mantener los márgenes de rentabilidad y, por tanto, el empleo. Francisco Sánchez, gerente de Onuba Fruit, confirma una tendencia que los números avalan. Según datos facilitados a este diario por Freshuelva, la extensión dedicada al cultivo de arándanos creció en las últimas cuatro campañas un 151,4%, una subida sin precedentes en el sector primario provincial que convierte al arándano en la gran esperanza de los agricultores para los próximos años. Sánchez analiza con contundencia el dato. «El arándano es muy rentable y muy cómodo frente a la fresa, que da mucho trabajo, es muy delicada y da poco rendimiento«.

En la campaña 2011/2012, el arándano ocupaba 777 hectáreas, una cifra casi ridícula frente a las casi 2.000 hectáreas que se plantaron en esta campaña. La fluctuación del mercado internacional y la necesidad de mantener la rentabilidad a niveles óptimos para la supervivencia del trabajo en las extensiones de frutos rojos, están en la base de la mutación de uno de los sectores claves de la economía provincial.

Pese a lo sorprendente de las cifras, Francisco Sánchez las toma con prudencia basando su interpretación en ideas sensatas y con mucha lógica. «Esta fluctuación es casi un intento a la desesperada por mantener el trabajo en el campo». Confirma que la demanda internacional de arándanos crece de forma exponencial en muy pocos años. Y es que en Europa, el arándano se ha revelado como uno de los frutos más beneficiosos para la salud. «En España aún no somos conscientes de que el arándano es el fruto más antioxidante del mundo. Eso lo saben muy bien en el resto del continente y se está notando mucho con una subida muy importante de la demanda«. Los destinos mayoritarios de los arándanos onubenses son Alemania y Reino Unido. La incertidumbre del Brexit también salpica a las previsiones exportadoras de la provincia, aunque la preocupación a este respecto, de momento, es leve. Francisco Sánchez comenta que «puede que las condiciones de exportación cambien cuando se complete el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero creo que no va a afectar mucho«.

El gerente de Onuba Fruit cataloga esta nueva tendencia como un intento a la desesperada de sobrevivir. «En los últimos años se ha sufrido mucho en el campo con la fresa y se ha visto un aumento considerable de la demanda de arándanos. Los agricultores están viendo que con la fresa no se puede sobrevivir«. Sánchez comenta que «para vivir hacen falta 7.000 hectáreas de fresa plantadas en la provincia«. Los datos actuales se alejan, a la baja, de esta extensión mínima deseable. La campaña 2015/2016 cerró con algo más de 5.800 hectáreas de fresa plantadas «y me temo que para la próxima campaña se prevé que la superficie siga menguando, al menos, un 20%«. El horizonte se dibuja a la baja en lo que a la fresa se refiere, teniendo en cuenta la evolución de la producción en los últimos años. En la campaña 2011/2012, los temporeros trabajaron en un total de 6.400 hectáreas dedicadas a su cultivo. El número ha caído esta última temporada más de un 8%. El desplome de la fresa no es tan acusado como el despunte del arándano, pero es constante y se consolida como una involución que se mantendrá en las próximas campañas agrícolas, según las previsiones de los expertos.

Los datos, por tanto, no permiten mantener el negocio de la fresa en mínimos rentables. La fiebre del arándano, por tanto, contagia a la mayoría de los agricultores de la provincia sin que, a juicio de Francisco Sánchez, se esté haciendo de forma ordenada y sin estudiar minuciosamente la previsión en cuanto a la demanda del fruto a medio y largo plazo. En su opinión, hoy en día se está plantando mucho más arándano de lo que se podrá vender en el futuro, lo que podría provocar una nueva crisis para el campo onubense. Sánchez explica su tesis. «Tengamos en cuenta que la planta del arándano es un árbol que tarda dos años en dar sus frutos y que no se arranca ni hay que plantarlo cada año«. La superficie que ahora se está dedicando al arándano seguirá intacta y, por tanto, su producción alcanzará cotas desconocidas hasta el momento. «Habrá que vender el triple de lo que se está vendiendo ahora y eso es muy complicado«. Sánchez matiza que «es cierto que la demanda europea va en aumento, pero dudo que Europa consuma tanto arándano como el que dará el campo de Huelva«.

Sánchez pone el acento del problema en una variable más, la rentabilidad. Ahora, el arándano es tan rentable porque existe un equilibrio entre la oferta y la demanda «pero cuando los árboles que se están plantando ahora empiecen a dar sus frutos, la oferta de arándanos subirá hasta niveles históricos y entonces veremos a qué precio podemos venderlo en Europa y si sigue siendo tan rentable«. La esperanza, entonces, estará en que el consumo del arándano en España aumente de forma considerable, una previsión que, por el momento, se antoja casi imposible teniendo en cuenta que el 99% del arándano onubense se vende fuera del país.

Fuente: huelvainformacion.es

 

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