¿Ha llegado la industria del arándano a un punto crítico?
Acaba de terminar la temporada de árandanos y en Chile seguimos hablando de volúmenes, de crecimiento de las toneladas exportadas a distintas partes del mundo. Mientras tanto, en los mercados de destino cada vez se recibe más fruta de múltiples orígenes y nuestros arándanos tienen cada vez más competencia. Algunos años atrás, si los compradores internacionales querían tener suministro entre diciembre y marzo no tenían otras alternativas, pero hoy no somos los únicos, y no somos necesariamente la primera opción.
La pregunta es, ¿Existe todavía espacio en el mercado para la oferta de arándanos frescos que tenemos de Chile hoy? En nuestra opinión, es necesario generar una oferta de calidad mucho más consistente, si queremos participar de buena forma en el competitivo mercado actual. Los precios observados, durante varias semanas esta temporada proyectan liquidaciones a productores que posiblemente estarán bajo el nivel de equilibrio para este negocio.
No es que nuestra fruta sea peor por definición, pero sí es menos consistente si nos comparamos con otros países que están más cerca de los mercados, y que comenzaron en este negocio hace menos años plantando nuevas y mejores variedades. En Chile, tenemos multiplicidad de variedades, de productores y regiones productivas, así como mayores tiempos de tránsito a los principales mercados de destino, lo que nos plantea un desafío mayor para llegar consistentemente con los parámetros de calidad exigidos actualmente.
Por las razones expuestas anteriormente, parte importante de nuestra producción ya ha salido del mercado de fresco y se exporta como congelado. En 2018 se exportaron más de 44 mil toneladas de arándanos congelados, lo que signifca casi el 30% de la producción nacional. Toda esa fruta se ha ido sacando del mercado de fresco básicamente por no tener la condición necesaria en algunas semanas. También ha sido respuesta a la necesidad de fumigación para EE.UU., y mucho orgánico se ha derivado a congelado. Un 27% de las exportaciones de arándano congelado de 2018 fueron orgánicos, mientras en fresco sólo el 12%.
Para revertir lo anterior y volver a posicionarnos como la mejor opción en los distintos mercados, es necesario entonces hacer una efectiva selección de variedades y manejos de huerto, centrados en obtener mayor consistencia. Algunas variedades ya no tienen potencial de ser exportadas vía marítima, y el espacio para los envíos aéreos prácticamente desapareció. Otras lo podrán hacer sólo parcialmente, siendo fundamental considerar los períodos de cosecha por variedad y una gestión de cosecha que considere frecuencias más estrictas, horarios de cosecha, así como las condiciones climáticas imperantes. Ser más restrictivos en estos procesos y en el manejo del frío y de los empaques, significará contar en el corto plazo con menos fruta que cumpla esos estándares, pero una fruta que sí podrá entrar a la competencia en mejores condiciones. Habrá que trabajar también en acortar los tiempos de transporte, los cuales en las últimas temporadas se han extendido mucho.
Desde el Comité de Arándanos estamos trabajando en mejorar la consistencia de nuestra calidad, y hemos logrado avances importantes. Pero ante la creciente competencia y el consecuente aumento de las exigencias, el esfuerzo realizado aún no es suficiente. Tenemos fruta de muy buena calidad pero al no ser consistentes, la percepción de calidad de toda la fruta se ve afectada. Necesitamos ser capaces de generar una oferta que se diferencie y se identifique con lo mejor que tenemos para ofrecer.
El consumo de arándanos en el mundo sigue creciendo, y en algunos mercados aún en una etapa muy incipiente, por lo que existe una clara oportunidad para que la industria se siga desarrollando. Estamos seguros que si enfocamos los esfuerzos en generar una calidad consistente, aunque ello signifique en el corto plazo limitar en parte nuestra oferta, el futuro de esta industria en Chile es más que promisorio.