Industria de arándanos de Chile: “Vamos por el camino correcto”
Con 15 años trabajando de manera ininterrumpida por el desarrollo de la industria del arándano en Chile, Armstrong es el hombre del arándano en Frutas de Chile (Asoex hasta el año pasado). Ha sido testigo y protagonista del crecimiento, contracciones, desafíos y nuevas oportunidades que ha tenido esta industria en los últimos años.. En Blueberries Consulting conversamos sobre los desafíos y oportunidades que tiene el arándano hoy para los productores nacionales, en donde el recambio varietal y la consolidación de un sello de pertenencia al Comité de Arándanos que los distinga a sus socios en los mercados globales, es lo que está marcando la pauta.
El año 2008 fue crucial para la industria del arándano chileno. Su crecimiento estuvo marcado por el liderazgo de los principales exportadores del momento. “Básicamente, proveíamos en contra estación al mercado de EE.UU. que era donde se consumía este fruto y, anticipándonos a la gran producción que se nos venía para los próximos años, nos dimos cuenta de la necesidad de trabajar unidos para desarrollar el mercado, establecer estándares de calidad, en el fondo, proteger y cuidar nuestra industria de cara al futuro. Creo que la industria del arándano chilena fue propositiva al buscar su camino y los mejores mercados para los productores nacionales”, comenta Armstrong.
Fue así como nace el Comité de Arándanos de Chile en 2009 con un trabajo dirigido a metas concretas como el desarrollo del consumo, la calidad y la inocuidad del fruto, con miras a la variedad de productores y zonas productivas que existen en el país, pasando de menos de 40.000 toneladas en 2009 hasta llegar a las 117.000 toneladas la temporada 2020-2021.
A lo largo de los años, el Comité de Arándanos de Chile ha participado de instancias internacionales como el Blueberry Council de EE.UU., la International Blueberry Organization (IBO), lo que da cuenta del posicionamiento que el Comité ha logrado gracias al trabajo ininterrumpido en pro del desarrollo de la industria.
¿Qué ha pasado estos últimos años entonces?
“Hemos ido bajando nuestro volumen en función del nuevo escenario competitivo. La industria chilena se ha ido readecuando y hemos tenido que empezar a pensar un poco distinto cómo hacemos las cosas, reforzando nuestros pilares de calidad y representatividad con lo relacionado a la sustentabilidad. Fue así como concentrábamos el 90 % de las exportaciones. En la temporada pasada el comité concentró el 66%”.
¿Cuáles son las razones que produjeron esta baja?
“Tiene que ver con este proceso de adaptación al nuevo escenario competitivo. Cuando partió el Comité, la industria tuvo un periodo amplio en el que el mercado necesitaba arándanos, porque solo se producían en EE.UU. Europa producía para su consumo interno
Principalmente, al igual que en Australia o Nueva Zelanda. Entonces la única oferta de contrastación para EE.UU. y después crecientemente Europa, venía básicamente de Chile. Con el tiempo se incorporó Argentina y muchos empresarios chilenos fueron a buscar una producción más temprana para tratar de ocupar este espacio en el que faltaba arándano.
Entonces, en la medida que fueron apareciendo estas nuevas producciones, con variedades con bajo o nulo requerimiento de horas frío, se empezó a ocupar más este espacio entre el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur, liderado por nuestro país. Sin embargo, tanto Chile como EE.UU. trataban de ocupar un espacio más amplio. Lo que ha ido pasando es que este desarrollo de la producción en los otros países, como Perú, que se concentra entre el peak del Hemisferio Norte y el peak del Hemisferio Sur, que es el de Chile, es el espacio que ha ido ocupando principalmente. Hacia el término de la temporada chilena es un espacio que ha ido ocupando México, principalmente en EE.UU. y Marruecos en Europa.
¿Qué ha pasado con estos países?
“México está muy cerca del mercado de EE.UU. y Marruecos del europeo, por lo que la producción chilena ha enfrentado una gran competencia de esos países en esos mercados. Lo mismo la producción más temprana de Chile con el caso de Perú. Tanto México como Perú son países que, por el clima y por las variedades que producen, pueden hacerlo prácticamente durante todo el año. Nuestra estimación para esta temporada es de 81.000 toneladas para la exportación de arándanos frescos y de 57.000 para los congelados. Parte de la producción chilena que se exportaba en fresco ha ido migrando para la exportación de congelados, ya que ha sido una alternativa viable para muchos productores que hoy día ya no pueden competir en el mercado del fresco”. En una proporción menor, pero que ha ido creciendo, es el propio mercado interno, que incluso recibe arándanos importados de otros países para cubrir la demanda durante el año.
En esta adecuación de los mercados son varios los actores que han quedado fuera ¿Cómo Chile se ha adaptado a este nuevo escenario?
“Es un proceso. Nuestra oferta hoy tiene un componente de variedades renovadas, bien manejadas, pero también están las variedades más antiguas con fruta que quizás no quisiéramos que se estuviera exportando en fresco. Por lo tanto, este proceso de adecuación ha pasado por dos momentos. El primero es sacar de nuestra oferta esa fruta que ya no es competitiva, incorporar nuevas variedades y mejorar así nuestro mix varietal de exportación. Todos los otros países que nombré antes partieron mucho más tarde que Chile, entonces lo hicieron con material genético más nuevo, lo que representa una ventaja.
Hay una batería de variedades que están llegando a Chile con fuerza desde hace ya algunos años. Se trata de variedades adecuadas para el clima de nuestro país. La temporada pasada exportamos un 14% de lo que llamamos variedades nuevas y, para esta, esperamos llegar a un 20%. Esto irá creciendo conforme aumenta esa producción de variedades renovadas y van disminuyendo las variedades antiguas. Y esa es la oportunidad que tiene Chile de crear una oferta más homogénea y que le dé más seguridad y confianza a los consumidores”.
Bajo esa mirada ¿Cuál es el foco hoy?
“Nuestro foco, desde hace ya algunos años, tiene que ver fuertemente con la calidad, con los procesos logísticos, con las tecnologías de post cosecha, con el manejo en los huertos y con la renovación varietal. Es ahí donde estamos enfocando nuestros esfuerzos.
Como Comité somos parte de la campaña genérica de Frutas de Chile. Para nosotros tiene sentido, ya que estamos en este proceso de readaptación al escenario competitivo, estamos ordenando la casa, lo que nos permitirá volver a crecer y ocupar un espacio en el cual la fruta chilena se destaque por características como el sabor y el dulzor. Para eso necesitamos estar en un punto superior de renovación varietal, de consistencia en las llegadas, calibre, firmeza de la fruta, que permitan que esa diferenciación de sabor se exprese y se valore.
¿Qué rol ocupan los fondos de inversión y los nuevos actores que están entrando a esta industria en esta mirada de renovación varietal?
No hay que perder de vista que el consumo del arándano a nivel mundial sigue creciendo y hay potenciales de crecimiento. Hemos visto, entre comillas, bajas productivas la temporada pasada y esta temporada desde Perú, en la etapa de octubre y noviembre, pero que si uno compara con los volúmenes de hace tres temporadas atrás, es mucho mayor. Sin embargo, el precio ha sido mucho más alto. Eso es un reflejo de los aumentos del consumo y de las oportunidades para nuestra industria pese a esta readecuación, y así también lo entienden operadores internacionales.
La eficiencia productiva que se requería para exportar arándanos hace 10 o 15 años atrás era distinta a la que requerimos hoy, porque los precios se han ido ajustando. Un productor que hace 15 años atrás tenía un balance de precio costo razonable, hoy no lo tiene si no es tan eficiente o no tiene la variedad que le da la productividad que se necesita. Esto ha provocado que algunos productores hayan salido del arándano y que hayan buscado otras especies para producir. Otros siguen buscando eficiencia y renovando sus variedades.
Asimismo, han venido fondos y empresas extranjeras a invertir en Chile en arándano, porque entienden que hay una oportunidad, que sí tienen un potencial a futuro, y eso es una muy buena señal.
Por otro lado, vemos a algunos viveros que están apostando en que Chile tiene una oportunidad y han hecho inversiones importantes para generar esa oferta genética local.
¿Qué pasa con el mercado interno?
El mercado interno también ha ido creciendo y, en algunos momentos, paga precios bastante interesantes.
Cuéntame un poco del sello que lanzaron este segundo semestre.
Primero decir que esto es voluntario, aquí hay un esfuerzo que están realizando un grupo de empresas con recursos y con la voluntad de mejorar, son aquellas que se han metido la mano al bolsillo y han puesto sus recursos para que hagamos campañas de promoción en China, Europa. Partimos en Escandinavia, fuimos a Francia, Inglaterra, Alemania, Rusia, EE.UU. y Canadá. Por eso los socios del comité de arándanos, desde que comenzó, nos abren sus puertas para que les verifiquemos su fruta en origen. Son empresas que están comprometidas con el desarrollo de la industria desde el punto de vista de la calidad y la renovación varietal. En este sentido, hemos hecho un trabajo muy consistente estos años y ha requerido mucho esfuerzo de los socios del Comité.
Por otro lado, estamos evaluando variedades de todos los programas genéticos en distintas zonas de Chile, para ir generando información que le permita a los productores tener una decisión más certera de qué variedad plantar en su huerto.
Así nace este sello que permite que estas empresas se identifiquen como parte del Comité de Arándanos en Frutas de Chile y los importadores y retailers los asocien con una oferta de calidad más consistente y un mix de variedades renovadas.
Si tuvieras que evaluar estos 15 años de Comité ¿Con qué te quedas?
Uno siempre quisiera que las cosas ocurrieran más rápido, pero entiendo que hay procesos. Si comparas la industria del arándano actual con la industria cuando comenzó el comité, hoy estamos en una posición mucho menos confortable que hace 15 años, pero las condiciones de mercado no las impone uno y nos tenemos que adecuar. Dentro del Comité hay empresas que tienen sus plantaciones, sus procesos de cosecha, con miras a seguir en este mercado, y también hay personas como nuestra gerente técnica, Julia Pinto, que es la que lleva todos proyectos a nivel de los campos y que trabaja directamente con los socios del Comité. Eso lo valoro y estoy muy optimista de que vamos por el camino correcto. La oportunidad pasa por tener una renovación varietal que permita competir en los mercados, con la capacidad de cosechar y transportar la fruta de forma eficiente, para que llegue a los destinos y compita bien. Probablemente en los próximos años se irá viendo aumentos en la inversión publicitaria, de marketing y promocional, que permita también acelerar esos procesos de crecimiento de consumo. Ese es nuestro desafío.
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