Sanidad y competitividad frutícola

Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile: “Sin fruta sana no hay industria frutícola”

Con más de tres millones de toneladas exportadas y un crecimiento de 17% en la última temporada, la fruticultura chilena refuerza su peso económico, pero también exhibe vulnerabilidades en sanidad, logística y cambio climático. Desde Frutas de Chile, su presidente Iván Marambio llama a poner la fitosanidad en el centro de la estrategia, fortalecer al SAG y asumir un compromiso colectivo para crecer con calidad y visión de largo plazo.

La industria frutícola chilena atraviesa un periodo decisivo. Con más de tres millones de toneladas exportadas en la última temporada —un crecimiento del 17% respecto al año anterior—, el sector reafirma su peso económico y social. Pero también enfrenta desafíos estructurales que obligan a repensar su competitividad. En ese escenario, Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile, releva la urgencia de fortalecer la base del negocio: la sanidad vegetal.

“Sin fruta sana no hay industria frutícola. La fitosanidad es el pilar que sostiene nuestra capacidad exportadora”, señala. El gremio trabaja coordinadamente con el SAG, el Ministerio de Agricultura y organismos internacionales para asegurar estándares que permitan mantener el acceso a los mercados más exigentes.

Diversificación y consolidación internacional

Frutas de Chile mantiene un rol activo en negociaciones bilaterales, particularmente en India, China y el Sudeste Asiático, donde opera junto a comités empresariales especializados. Esta estrategia ha permitido que los envíos a mercados no tradicionales crezcan a tasas cercanas al 17% anual. “La diversificación está en nuestro ADN”, afirma Marambio.

En materia de promoción, el sector destinó USD 16 millones en campañas de marketing global durante la última temporada. Sin embargo, el dirigente advierte que este esfuerzo no puede recaer exclusivamente en el sector privado: “Se necesita un mayor apoyo del Estado para fortalecer la imagen país”.

Asimismo, realiza un llamado directo a las empresas que operan fuera de los comités de Frutas de Chile: “Debemos asumir un compromiso colectivo. Todas las compañías que participan del negocio deben sumarse y aportar”.

La marca Frutas de Chile, lanzada recientemente, ha tenido una recepción positiva. Marambio destaca su capacidad para unificar al sector y posicionar a Chile como proveedor confiable de fruta de alta calidad. “Es una marca que habla por sí sola, y que simboliza la unidad público–privada que buscamos consolidar”.

Desafíos: clima, logística y marco sanitario

La última temporada evidenció nuevamente la fragilidad del sistema logístico. El 90% de las exportaciones sale por vía marítima, lo que hace que cualquier congestión, retraso o falla en la cadena tenga impactos directos en la condición de la fruta. El caso del buque Saltoro, que derivó en pérdidas millonarias, sigue siendo un recordatorio de esa vulnerabilidad.

A ello se suma la presión sobre el SAG. Si bien Marambio reconoce su rol clave en el desarrollo frutícola, advierte que la institución requiere más recursos y capacidades para responder a la demanda creciente de inspecciones y certificaciones. También subraya la necesidad de fortalecer el resguardo sanitario del país frente al ingreso ilegal de productos.

El cambio climático añade una capa adicional de complejidad. Eventos extremos en plena cosecha, temporadas más cortas y una disponibilidad hídrica cada vez más incierta amenazan la productividad. Para enfrentar este escenario, el dirigente considera fundamental acelerar soluciones como desaladoras multipropósito, infraestructura hídrica y el desarrollo de energías renovables, especialmente la solar.

Mirada 2026: crecer con calidad

De cara a la temporada 2025–2026, Frutas de Chile proyecta un crecimiento similar o levemente superior al del ciclo anterior, con un énfasis estratégico en mejorar sabor, condición e inocuidad. “El consumidor debe vivir una experiencia positiva cada vez que compra fruta chilena”, enfatiza Marambio.

Hoy Frutas de Chile representa a más de 270 empresas, equivalentes al 92% del valor total exportado de fruta fresca. Su impacto supera ampliamente el ámbito comercial: por cada hectárea plantada, la industria genera USD 80 mil anuales y 1,6 empleos directos, dinamizando economías regionales y fortaleciendo la descentralización productiva del país.

“Somos una industria intensiva en empleo y clave para el desarrollo territorial. Si queremos seguir creciendo, debemos hacerlo con unidad, calidad y visión de largo plazo”, concluye Marambio.

Esta nota es un resumen de una extensa entrevista que será publicada en la próxima edición de la Revista Blue Magazine

Fuente
BlueBerries Consulting

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