José María Martín valora positivamente implementar el sistema hidropónico NGS para cultivar fresas en Huelva

José María Martín Tenorio es un veterano agricultor de San Bartolomé de la Torre (Huelva) que gestiona unas 12 hectáreas de fresas. Desde hace unos diez años emplea el sistema hidropónico patentado por la empresa New Growing System (NGS) en una parcela de algo más de una hectárea situada en la zona conocida como ‘Dehesa Boyar’.  Agrodiariohuelva.es se ha desplazado hasta la finca para conocer los resultados de este método de cultivo.

Martín Tenorio, que recurrió a la hidroponía para poder utilizar un terreno de su propiedad que había quedado muy alterado por las obras de la variante de San Bartolomé (A-495), no duda en calificar como de positiva su larga vinculación con esta forma distinta e innovadora de producir fresas en la provincia onubense.

Aunque admite que la inversión inicial (unos 16.000 euros) fue un tanto elevada, reconoce que al final le ha compensado e incluso la ha “amortizado de más”, sobre todo porque “tras comprar todos los materiales necesarios para iniciar el proceso productivo, sólo ha tenido que desembolsar unos 3.000 euros más, hace unos tres años, para renovar unas bandas que se habían deteriorado. Por lo demás, las estructuras metálicas instaladas bajo los macrotúneles (seis líneas en cada uno de ellos), la fibra de coco que sirve como sustrato y que se encuentra en el interior de las bolsas de polietileno, y el circuito cerrado de riego que da cobertura hídrica a la plantación son los mismos que utilizamos desde la primera campaña”.

La producción media que obtiene cada campaña con este sistema se sitúa entre los 55.000 y los 57.000 kilos de fresas.

Otra característica importante que José María Martín quiere destacar es que la fresa hidropónica “tiene mayor calidad y propiedades organolépticas que la que se produce en el suelo”. El motivo, según añade, “es que el agricultor puede controlar el desarrollo tanto de las plantas como de las frutas a lo largo de campaña mediante el circuito cerrado de riego. Si requieren más nutrientes se les echa y si tienen exceso de algo, se les quita. En el campo, los abonos que utilizamos se quedan en el suelo y las plantas lo siguen comiendo aunque ya no los necesiten”. Además, asegura que las fresas que se recolectan en este sistema alternativo siempre presentan una cierta uniformidad en cuanto a su tamaño y textura.

José María Martín asegura que la inversión inicial realizada en el sistema NGS está más que amortizada, no sólo porque se reducen los costes de producción al reducirse el consumo de agua, de los fertilizantes y de los productos fitosanitarios, sino también porque este sistema hidropónico le permite al agricultor planificar la siguiente campaña con una cierta “comodidad”.  “Cuando se termina la campaña fresera nosotros cerramos la parcela y no regresamos a ella hasta finales de septiembre o principios de octubre. Entonces, con un guante gordo quitamos las plantas secas y sin necesidad de extraer las raíces, colocamos las nuevas matas para la próxima temporada. En la tierra no hay descanso para el agricultor. Nada más finalizar la campaña se inician los preparativos de la próxima”.

Aspecto de las plantas y las fresas a mediados de mayo, unos días antes de concluir la campaña.

Por lo que respecta a las variedades de fresas que ha utilizado en la plantación, comenta que “no hemos tenido una continuidad con ninguna de ellas. Cada campaña dedicamos algunas líneas para probar las nuevas que van saliendo al mercado y estudiamos los resultados. Las que más interesan para este sistema, por la experiencia adquirida, son las que generan pedúnculos largos porque facilitan mucho las labores de recolección”.

La finca donde se utiliza el sistema hidropónico NGS está enclavada en la Dehesa Boyar, en San Bartolomé de la Torre.

Por último, José María Martín, que es socio de Fresaflor de San Bartolomé de la Torre, una cooperativa que comercializa la producción fresera a través del grupo valenciano SanLúcar, precisa que “aún es pronto” para saber cuál va a ser el precio medio que obtendrá por cada kilo de fresa que ha recolectado y que ha tenido como principal destino Polonia, pero está convencido de que “se aproximará más a los 0,80 céntimos y que no sobrepasará el euro”.

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