La agricultura y el CO₂, ¿Cómo integrarlos de manera sustentable?

La agricultura es una de las actividades que genera CO₂ pero al mismo tiempo, es quien puede ayudar en su reducción de una forma sustentable y útil.

La presencia de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera es una cuestión que se viene planteado desde el boom de la primera revolución industrial y que ha ido aumentando con el paso de los años, teniendo consecuencias anexas como el calentamiento global.

Para orientarnos un poco de esta contaminación generada por el hombre, debemos saber que en los comienzos del actual sigo, las emisiones globales eran de aproximadamente 23.000 millones de toneladas métricas, pero en 2019 ya habían alcanzado un récord de 36.700 millones.

¿Qué papel juega la agricultura en todo esto?

Según lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), cada año las actividades agrícolas, además de utilizar el 70% del agua dulce, son responsables de hasta el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, entre los cuales se encuentra el CO₂.

Sin dudas, las cifras son lo suficientemente preocupantes para considerar la toma de medidas necesarias, aunque también es verdad que no podemos prescindir totalmente de la agricultura, teniendo en cuenta la creciente demanda de alimentos derivada de la expansión demográfica de la población.

Es por ello que las innovaciones y el desarrollo de tecnologías enfocadas en producir más con menos, se han convertido en una necesidad indispensable para afrontar los retos actuales y futuros en el sector. Entre dichas novedades, podemos destacar el novedoso sistema para capturar y aprovechar el CO₂, desarrollado en forma conjunta por las empresas Projar, Aimplas, el Instituto de Tecnología de Materiales de la UPV y la Fundación Cajamar.

¿En qué consiste el proyecto?

Con el objetivo de colaborar en la “limpieza atmosférica” y capturar el exceso de dióxido de carbono (CO₂) de forma eficaz y viable, el proyecto tiene como objetivo, crear un novedoso sistema que será instalado en infraestructuras públicas con grande concentración de población, tales como aeropuertos, estaciones, centros comerciales o educativos, entre otros.

La tecnología desarrollada, utilizara el gas “recogido” para favorecer el crecimiento de cultivos hidropónicos. Para ampliar un poco más la información al respecto, debemos tener en cuenta que a nivel productivo y en ambientes controlados como invernaderos, se aplica CO₂ en grandes cantidades, lo cual aumenta la tasa de fotosíntesis y por ende la producción de las plantas. La idea es realizar el mismo procedimiento, pero en lugar de “quemar hidrocarburos” para su obtención, se capturará el CO₂ ya presente en el ambiente.

La propuesta plantea instalar estructuras vegetales en cualquier entorno urbano, tales como cubiertas, jardines interiores, tabiques vegetales, elementos decorativos, etc., potenciando así su capacidad natural de captura de dióxido de carbono, mediante el desarrollo de sustratos hidropónicos como materiales multifuncionales absorbentes de alta eficacia.

Conclusiones

Sin duda, la transición global hacia una agricultura sustentable y libre de carbono está en proceso, sin embargo, el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación es crucial para mitigar los efectos del cambio climático y pasar de tener una agricultura con impacto negativo en las emisiones de efecto invernadero, a un sector agrícola global que incorpore prácticas sostenibles y sustentables, al mismo tiempo que se convierte en un aliado para frenar el aumento de las temperaturas.

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