La inteligencia artificial: ¿El futuro de la agricultura?
Desde que los avances tecnológicos empezaron a fascinar a la humanidad hace algunas décadas, muchos se han cuestionado si estos progresos tan acelerados en algún momento serían capaces de sustituir la intervención del hombre en determinadas actividades que conocemos hoy en día.
Ese es precisamente el punto de partida de un ambicioso proyecto que desarrolla desde el pasado 14 de agosto un grupo de científicos de la Universidad Wageningen & Researh (WUR por sus siglas en inglés) en Holanda.
El proyecto “Desafío de Invernaderos Autónomos” busca marcar un hito en la historia de la agronomía mundial, ya que pretende demostrar que es posible hacer cultivos con el apoyo de la inteligencia artificial, descartando por completo la intervención humana durante todas las etapas del proceso.
Un extracto del objetivo general del trabajo, difundido por medios holandeses esta semana, detalla que «la meta es convertir el conocimiento sobre el cultivo en algoritmos que puedan permitir que computadoras los regulen de forma automática en el futuro, incluso en lugares donde falta ese conocimiento”.
En el texto también se explica que en la investigación intervienen cinco equipos internacionales, sin precisar sus nacionalidades. Además, comentan que la primera exploración del grupo se hace en una plantación de pepinos, ubicada en un invernadero de la universidad.
“Los especialistas tendrán cuatro meses para producir un rendimiento de pepino de forma remota y sin intervención humana. Para ello, tendrán que utilizar la menor cantidad de agua posible, nutrición y energía, mientras obtienen el mayor rendimiento”, reza otro párrafo del planteamiento.
Los desafíos
Silke Hemming, jefe del departamento de Tecnología de Horticultura de la Universidad Wageningen & Researh, explica que los científicos desarrollaron sus propios algoritmos y los utilizaron para determinar ciertos indicadores.
Ente ellos, añade, están la temperatura, la cantidad de luz, la concentración de dióxido de carbono en los invernaderos, y varios parámetros relacionados con el cultivo, como la densidad de la planta y el tallo.
Hemming profundiza en el tema, y sostiene que en los cultivos se instaló un novedoso sistema de cámaras y sensores, el cual recoge los datos, y que eventualmente funciona como un regulador en el clima y la fertilización del invernadero.
“Debe quedar claro que, para probar el éxito del experimento, no se permitirá la entrada de los participantes a los invernaderos, a menos que se deba instalar algún otro equipo, pero ya todo está listo”, aclara Silke Hemming.
Destaca que con la información que vayan recibiendo, se harán los ajustes necesarios en los algoritmos, de modo que se modifique la configuración de forma remota, y el sistema responda como el cerebro de un humano, capaz de tomar decisiones.
A juicio de Hemming, a partir de los resultados del proyecto será posible mejorar la producción de alimentos en la horticultura de invernadero, ya que esto es el inicio del desarrollo de una inteligencia artificial precisa y eficiente.
Sobre el temor de que esta tecnología de hecho reemplace la mano de obra humana, el científico holandés responde que “los criadores se beneficiarán de los resultados del desafío, ya que les permitirá tomar decisiones basadas en información más cuidadosamente considerada «.
Agrega que el uso de la inteligencia artificial tendrá un impacto aún mayor a nivel mundial. «Por ejemplo, en muchos países hay muy poco conocimiento sobre la producción de plantas complejas. La inteligencia artificial puede ayudar a las personas a tomar decisiones complicadas”.
Insiste en que para que se puedan producir verduras y frutas a nivel local con menos medios, esta herramienta se hace el apoyo idóneo.
También lo visualiza como un mayor rendimiento para la producción, frente a la creciente población mundial.
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