La nueva matriz varietal del arándano peruano: Ventura y Sekoya Pop desplazan a Biloxi
En la campaña 2025/26, el mapa de variedades del arándano peruano confirma una tendencia que el sector venía observando hace varias temporadas: ya no es Biloxi la que domina la superficie, sino Ventura y Sekoya Pop. Ambas variedades encabezan hoy el ranking de hectáreas plantadas, seguidas por un grupo de materiales como Biloxi, Magica, Rocio o Emerald, que completan el núcleo duro del portafolio. El recambio no es solo una cuestión de nombres, sino de respuesta a una industria que exige más firmeza, mejor sabor y mayor estabilidad en la cadena logística.
Este giro en la matriz varietal no ocurrió de un año para otro. Desde 2016 en adelante, la curva muestra una caída progresiva del peso relativo de Biloxi y un crecimiento sostenido de Ventura y, más recientemente, de Sekoya Pop. Las nuevas variedades han sido seleccionadas por su capacidad para combinar productividad con atributos organolépticos superiores: textura crujiente, grados Brix altos y vida postcosecha extendida. Eso se traduce en menor riesgo de ablandamiento y deshidratación, dos de los problemas que más castigan los retornos en mercados lejanos.
Hoy, el top de variedades concentra la gran mayoría de las hectáreas en producción, lo que le da al país una base más homogénea para construir programas de exportación por ventana y destino. Sin embargo, también obliga a un manejo agronómico y de postcosecha más fino: al concentrarse en pocos materiales, cualquier problema fitosanitario o de adaptación climática puede tener impacto significativo en el negocio. De ahí que muchas empresas complementen Ventura y Sekoya Pop con un “segundo anillo” de variedades para diversificar riesgo.

De Biloxi a Ventura: una década de recambio
Si se mira la evolución desde 2016, la historia que cuentan los datos es clara: Biloxi fue la columna vertebral del despegue inicial del arándano peruano, pero su peso en el mix ha caído a medida que se introducen materiales más competitivos. Su principal debilidad está en la firmeza y la vida postcosecha frente a las exigencias actuales de viajes más largos, mayor permanencia en góndola y consumidores menos tolerantes a problemas de textura. Biloxi sigue presente, pero ya no es la variedad “estrella”; su rol se reconfigura en nichos específicos y en campos donde la transición aún está en curso.
Ventura, en cambio, encarna la nueva generación de decisiones varietales. Su ascenso en superficie responde a una combinación de factores: buena productividad, calibre atractivo para retail y, sobre todo, mejor desempeño en condición en destino. En mercados que pagan por experiencia sensorial —no solo por volumen—, Ventura ofrece una relación bastante equilibrada entre rendimiento en campo y consistencia en la cadena logística. Ese equilibrio es el que la ha llevado a liderar el ranking de hectáreas con una participación cercana a un quinto de la superficie nacional.
Sekoya Pop representa la punta más reciente del recambio. Aunque partió con cifras modestas, en las últimas campañas ha registrado un crecimiento acelerado en hectáreas, impulsado por programas que valoran su textura crujiente, sabores intensos y excelente condición después de viajes largos. Su presencia todavía es menor que la de Ventura, pero la tasa de crecimiento sugiere que seguirá ganando espacio en la matriz, sobre todo en fundos tecnificados con foco en mercados premium. El desafío será manejar sus especificidades agronómicas y asegurar que el salto en calidad percibida se traduzca en mejores retornos sostenidos.

Qué buscan los programas hacia Estados Unidos y Europa
Estados Unidos sigue siendo el principal destino del arándano peruano, y su demanda ha empujado buena parte del recambio varietal. Los programas hacia este mercado priorizan firmeza, resistencia al “bruising” (magulladuras), estabilidad en frío y calibres que funcionen bien en los formatos de clamshell más usados. Variedades como Ventura y Sekoya Pop responden mejor a estas exigencias que materiales antiguos como Biloxi, permitiendo reducir reclamos, descuentos en destino y pérdidas en góndola. En la práctica, muchas empresas han ido alineando su planificación de campo con las especificaciones de los retailers norteamericanos.
En Europa, el foco está aún más puesto en la experiencia sensorial completa. Además de firmeza, el consumidor europeo valora un sabor dulce, equilibrado y consistente, junto con una apariencia atractiva: bloom parejo, ausencia de defectos y calibres homogéneos. La matriz varietal se ha ido ajustando para responder a estos estándares, con Ventura, Sekoya Pop y otras variedades emergentes ganando terreno en programas específicos para supermercados que pagan un diferencial por calidad. El componente de certificaciones (ambientales, sociales, residuo cero o bajo residuo) también influye en qué materiales se priorizan en ciertos mercados.
En ambos destinos, el recambio varietal se traduce en una presión permanente sobre la gestión de la cosecha y la postcosecha. Las empresas deben ajustar fechas, prácticas de campo y protocolos de frío para explotar el potencial de las nuevas variedades sin perder productividad. La elección varietal ya no es solo un asunto de agronomía, sino de estrategia comercial: cada variedad debe “conversar” bien con los requisitos del mercado final al que se destina.

China y los mercados premium: calibre, crunch y vida postcosecha
China se ha consolidado como un destino clave para el arándano peruano, pero con una lógica distinta a la de Estados Unidos y Europa. El mercado chino privilegia fruta de calibre grande o extra grande, con textura muy crujiente, bloom marcado y una presentación visual impecable. En ese contexto, la matriz varietal ha ido incorporando materiales capaces de sostener viajes largos en contenedores marítimos, resistir manipulación adicional y llegar a consumidores que evalúan primero con la vista.
Variedades como Sekoya Pop y otros materiales de nueva generación encuentran en China un espacio natural para capitalizar sus ventajas en firmeza y vida postcosecha. La capacidad de llegar con fruta que mantenga su “crunch” después de semanas en tránsito es un factor decisivo para que los programas sean rentables. Por eso, los exportadores que apuntan a este mercado tienden a concentrar allí lo mejor de su producción, con manejos específicos en poda, carga de fruta y cosecha selectiva.
Al mismo tiempo, el ajuste varietal hacia China obliga a pensar en una segmentación más sofisticada del portafolio. No todas las variedades tienen sentido para todos los destinos: algunas funcionan mejor en ventanas específicas hacia Europa, otras calzan mejor en el calendario norteamericano y un grupo más reducido está diseñado para la exigencia extrema de los mercados premium asiáticos. El reto para Perú será seguir afinando esa segmentación, evitando una dependencia excesiva de pocas variedades y asegurando que el recambio mantenga un balance entre productividad, calidad y resiliencia frente al cambio climático.

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