Vivimos tiempos de economía colaborativa…
En más de una reunión social ya se ha escuchado que alguien habla de la economía colaborativa. Si no le ha sucedido, ya le sucederá. Porque es en la dirección en que transita el mundo actual, por varias razones, pero principalmente por el avance de la tecnología y por el cambio de paradigma que enfrenta la economía.
Atrás está quedando la era industrial…
Es posible que dentro de cuarenta o cincuenta años ya no exista el trabajo asalariado, y con esto sucumbirán los paradigmas actuales.
Se está iniciando otra forma de ver el mundo, y la vida en general.
Cuando hablamos de economía colaborativa pensamos en un mundo aislado o lejano a nuestra realidad, o que corresponde sólo al mundo social y no al empresarial. Tenemos la idea que la economía colaborativa se circunscribe a lo que no tiene fines de lucro, a lo no comercial, pero esto es un gran error.
Los hechos van más rápido y desmienten completamente esta sensación, porque la transición del actual modelo capitalista de mercado al nuevo paradigma de la economía colaborativa se está realizando muy velozmente por parte de miles de empresas en el mundo.
Internet de las cosas
El movimiento Internet de las Cosas (IoT) es un claro ejemplo, ya que es cierto que con su gestión se eliminan puestos de trabajo, pero también crean muchos nuevos empleos.
IoT es una apuesta de modo de vida basada en la economía colaborativa ya que postula identificar todos los objetos y cosas que rodean al ser humano en su vida cotidiana, sobre todo en lo que respecta al mundo empresarial. De esta forma usted puede saber dónde está cada cosa o elemento de su propiedad o que está a su cargo (es también una forma de evitar los robos o extravíos). La infraestructura inteligente del IoT necesitará muy poco personal para encargarse de gran parte de la actividad económica del mundo avanzado al controlar electrónicamente todo o casi todo el proceso productivo o la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, a corto y medio plazo, la construcción del IoT dará lugar a una oleada (quizás la última) de trabajo asalariado que durará unos 40 años, debido a que se deberá identificar cada cosa, objeto o pertenencia por muy minúscula que sea. Desde la maquinaria, los utensilios o herramientas, los productos, e incluso los animales con dispositivos subcutáneos.
Esto permitirá, por ejemplo, que su bandeja de arándanos o su pallet esté identificado electrónicamente para que pueda saber en forma instantánea, qué recorrido está haciendo o en qué lugar del mundo está…
Otro ejemplo, es el paso del orden energético actual a un modo de uso de energías renovables no convencionales, ERNC, debido a que esta conversión será una empresa de gran impacto y envergadura, teniendo que restructurar las viviendas, las carreteras, el parque automotriz, la industria y todo el entorno humano. Sólo la producción de electrodomésticos ecoeficientes producirá una revolución en el concepto del uso de la energía y la producción mundial generando millones de empleos.
¿Pero, qué es la economía colaborativa?
El término proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy” y nace en 2010 como una acción dinámica de participación. No constituye una simple teoría social. También podríamos traducirlo literalmente: “Compartiendo economía”, entendiendo que la Economía la definimos como “los medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles que siempre son limitados”.
En el concepto coexisten acciones de distinto tipo, con una característica común: todas las iniciativas están basadas en las tecnologías de la información y comunicación, que permiten la creación de redes sociales y portales, donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva.
Bajo este paraguas, se incluye por el momento 4 epígrafes: Conocimiento abierto, consumo colaborativo, finanzas compartidas y producción colaborativa. Quizás otros puedan incorporarse, como Educación Expandida y Periodismo de datos.
El factor transversal es precisamente la construcción de inmensas bases de datos que se gestionan de forma colectiva e interactiva y que se pueden compartir y actualizar en tiempo real por los usuarios, gracias a la velocidad de la comunicación de internet, y a los sistemas de almacenaje y gestión de datos.
Nos acercamos rápidamente a una concepción de ser humano que por primera vez comparte una superestructura de datos/información/conocimiento transmisible y utilizable por todos los individuos. Una suerte de inteligencia colectiva en donde cada usuario constituye un nodo (nudo) de una red o malla, de múltiples redes superpuestas en distintos niveles e importancias.
Fuente: Blueberriesconsulting.
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