Recetas para adaptarse al cambio climático
En encuentro de científicos en España se vio que ya no basta con invertir en mejorar productividad e incorporar tecnologías, sino que es clave que los conocimientos y la información existente se integren y se utilicen para la toma de decisiones y la planificación de una estrategia de adaptación.
Resiliencia y conectividad entre los distintos sistemas de la sociedad serían parte de la clave para adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático, de acuerdo con lo analizado por especialistas de distintas partes del mundo en la reciente conferencia Encuentros Barcelona 2016, instancia multidisciplinaria que busca responder y generar conocimiento desde las ciencias. Si bien en esta oportunidad el foco fue la equidad social, agro y cambio climático fueron materia de dos mesas de discusión.
«Lo que se planteó es que el cambio climático, al no ser una tendencia lineal, sigue generando un alto nivel de incertidumbre. Por eso se insistió en que se deben mitigar los impactos que generan todos los sistemas y buscar fórmulas para adaptarse, pero entendiendo que la adaptación es más que solo meter dinero, sino que consiste en mejorar la resiliencia del sistema socioeconómico, y esto se hace conociendo la conectividad entre los distintos sistemas. Ello implica invertir en generar conocimiento para saber cuál es nuestro escenario y, a partir de allí, plantear estrategias en donde se integren los distintos sectores«, comenta el chileno Felipe Guerra, biólogo ambiental, doctor en Economía Ecológica y Gestión Ambiental, quien durante el encuentro estuvo a cargo de la mesa Crisis del agua y cambio climático: Incertidumbres riesgos y oportunidades.
Los especialistas coincidieron en que para concretarlo es clave que los distintos sistemas socioeconómicos tengan un foco distinto al que han traído hasta hoy, incluso en el agro.
«Los expertos del agro insistieron en que hay que centrarse en una mirada moderna. Ya no es cómo producimos o aumentamos la productividad, sino que se vuelve esencial ver la zona rural en un contexto más amplio, es causa y también víctima. No es solo que el agro tenga un impacto en el cambio climático por el efecto invernadero, sino también lo tiene sobre el suelo y agua. Entonces, lo que se plantea es que si no se gestionan bien todos ellos, entonces se generan otros impactos que han sido poco investigados… Por ejemplo, la calidad del suelo, su valor nutritivo, la pérdida no solo de cantidad de agua, sino también de calidad. El tema no es solo cómo producimos alimentos, sino cómo mantenemos esa producción en el futuro, sabiendo que tenemos restricciones ambientales crecientes«, comenta la líder de la mesa Estrategias para el Desarrollo Silvoagropecuario, la bióloga ambiental chilena Marcela Torres.
Los especialistas explican que tras las presentaciones quedó claro que Chile tiene un enorme potencial desaprovechado.
«Decir que tenemos que mantener la producción a pesar del cambio climático, incorporando tecnología, es la visión de los 90. Tenemos que adaptarnos, y eso significa aprender de lo que está sucediendo y buscar estrategias para producir distintas cosas a las actuales«, enfatiza Felipe Guerra.
Precisamente, ese fue uno de los aspectos que se destacaron en la conferencia.
«Se vio, por ejemplo, que el desafío pendiente es la diversificación productiva, pero basándonos en productos propios. Si bien hay muchos productos que pueden ser comercializados a nivel global, el país se focaliza principalmente en lo que imponen las tendencias mundiales, con lo que perdería diversidad productiva«, planteó en el encuentro Julio Kalazich, director del Inia.
Marcela Torres explica que cuando se habla de diversificación productiva, se refiere no solo a mejorar con tecnología, gestión y estrategia, ya que eso tiene un límite, sino que también es necesario dar valor agregado a los productos o hacer transformación productiva.
«Por ejemplo, uno de los problemas es cómo mantenemos la producción ganadera, sabiendo que tienen un alto nivel de generación de gases de efecto invernadero que no se pueden capturar. Bueno, eso se podría hacer dándoles un mayor valor agregado a las carnes, lo que hasta ahora poco se habría explotado«, explica la bióloga.
Al respecto, Guerra explica que en la visión moderna la tendencia es adaptarse a la nueva situación ambiental, lo que significa «tomar los conocimientos del medio ambiente, saber cuáles son las tendencias, por ejemplo, cómo la agricultura puede degradar suelo y recursos hídricos, entender cómo cambian las plantas. Con esa información, entonces se puede comenzar a planificar estrategias, pero siempre integradas entre las distintas actividades«.
Agrega que es clave que en el país se entienda que la adaptación es mucho más que poner plata, «aquí se trata de mejorar la resiliencia del sistema socioeconómico y esto se hace conociendo la conectividad, cómo interactúan entre ellos los distintos sistemas«, insiste, aclarando que se refiere no solo a la vinculación de los sistemas productivos de las plantas, sino también las distintas actividades económicas, sociales y medioambientales del país.
Fue también lo que planteó Allison Chatrchyan, directora del Cornell Institute for Climate Change and Agriculture, en sus presentaciones, en las que indicó que si bien un aspecto es el uso de la tecnología, tan importante como eso e incluso anterior es la necesidad de investigar y entender cómo funciona la naturaleza ante los cambios que están ocurriendo. Por ejemplo, en Cornell han visto que con un alza de un grado de temperatua la floración de las manzanas se ha adelantado en ocho días.
«Uno de los grandes desafíos de Chile es que las instituciones que trabajan en estos temas se unan para generar una plataforma que les permita tomar decisiones. Esto, porque precisamente el problema en Chile es que hay muchísima información, pero toda disgregada, no se comunican entre sí. Si uno los pone en un mismo plano, eso permitiría planificar estrategias y mejoraría la toma de decisiones. Se requiere que exista un fomento a integrar estos conocimientos«, plantea Marcela Torres.
Uno de los problemas en Chile, según los especialistas, sería que a los privados les cuesta mostrar las investigaciones. Sin embargo, Felipe Guerra insiste en que se ha visto que a nivel internacional, dar a conocer los elementos de investigación desarrollados en ese ámbito se transforma en una atractivo para muchos inversionistas. «Acá, lo que se requiere es la voluntad política, de las personas y de los productores, para poder integrar los conocimientos«, sostiene.
Fuente: Revista del Campo
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