Los incendios en Chile pueden transformarse en desastre de la biodiversidad
“Hay una cadena de vida que está en peligro y que alberga a nuestro planeta, no solo de los alimentos que consumimos, sino que de los mamíferos, las aves, los insectos y toda la vida que hay en la Tierra”
La tragedia nacional provocada por los incendios forestales en Chile, comparada solamente con el megaterremoto de los años sesenta por la extensión territorial de su impacto, suma consecuencias que se pueden proyectar en el tiempo provocando un daño mayor al país, su biodiversidad y su economía.
Dentro de estas consecuencias a mediano plazo está el impacto en la economía que puede provocar la tragedia de las abejas. Son aproximadamente 4000 colmenas que han muerto quemadas por los incendios. Si a esta pérdida agregamos que desde hace un tiempo la sobrevida de las abejas venía siendo amenazada por múltiples factores, como una sequía prolongada, el uso indiscriminado de pesticidas y otros impactos de la vida moderna, estamos frente a una situación que puede ser de alto impacto en la economía chilena en el corto y mediano plazo.
Yasmín Villagrán, directora de la ONG Plan Bee, que en 2013 crearon la primera zona de reserva de abejas de Chile y Sudamérica, comentó que el incendio que afectó a la zona de reserva, ubicada en Santa María de Los Molles, en la Región de Valparaíso ha provocado un daño irreparable al proyecto.
La zona de reserva contaba con condiciones muy privilegiadas, porque no existía ninguna de las amenazas que hoy afectan a la sobrevida de las abejas, como las antenas de celulares o el uso de pesticidas. La zona contaba con agua natural y limpia, mucha flora y vegetación nativa, que hoy ha sido arrasada por el fuego.
Esta situación, agregada a la sequía que se ha prolongado por los últimos ocho años ha provocado un ambiente no saludable para las abejas y es urgente pensar en un nuevo reducto para asentar la reserva de abejas, dice Villagrán.
“Hay una cadena de vida que está en peligro y que alberga a nuestra planeta, no solo de los alimentos que consumimos, sino que de los mamíferos, las aves, los insectos y toda la vida que hay en la Tierra”, asegura.
Hace un llamado a la población para intentar darle alimento a las abejas que se mantienen con vida, y ojala sea en base a miel, porque asegura que el darle agua con azúcar no es suficiente para que las abejas se mantengan con vida y saludables, porque el agua con azúcar significa carbohidratos, pero ellas también necesitan alimento proteico, como el polen, “porque eso les permite desarrollarse morfológicamente”, declara.
“Lo otro que se puede hacer es dejar fruta jugosa para que se alimenten, estamos en temporada de sandías y melones, que les pueden entregar no sólo hidratación sino que un dulzor natural”, asegura.
Aproximadamente son 400 mil hectáreas de terrenos forestales, urbanos y de uso agrícola arrasadas por los centenares de incendios que afectan a Chile desde la región de Coquimbo hasta la Zona Austral.
Por lo pronto, sumados los millones de abejas muertas, los destrozos en la infraestructura de los productores apícolas, y los insumos consumidos por los incendios, las pérdidas calculadas para el sector superan los 500 millones de pesos.
Misael Cuevas, presidente de la Federación Red Apícola Nacional, recuerda que el 73% de la producción alimentaria mundial depende de los polinizadores y el principal polinizador que existe son las abejas.
“Estamos recolectando azúcar, harina de soya, levadura de cerveza, harina de quinoa, porque tenemos que combinar azúcar con proteínas, no se trata de darles pura energía, sino que un combinado”, detalló.
El presidente de la organización apícola recuerda que las abejas son el mayor custodio de la biodiversidad, ya que por su labor surge el fruto y la semilla que alimenta al mundo, a los animales, hombres, aves e insectos. “Son la base de la cadena alimentaria, aparte de su importancia en la producción agrícola”, enfatiza.
Patricia Estay, Entomóloga del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, aclara que dar alimento a las abejas podría ser útil en los sectores agrícolas o rurales, pero no en la ciudad, debido a que por el nivel de estrés que están soportando los insectos pueden tener comportamientos erráticos y muy agresivos, especialmente para con los niños.
La investigadora del INIA, llama la atención sobre el peligro y comenta que están desapareciendo especies autóctonas, producto de los incendios, las altas temperaturas y las enfermedades. En Chile hay más de 300 especies, algunas de ellas nativas, que son afectadas. Las productoras de miel (melíferas) se pueden reproducir, pero hay otras que no se recuperan más, y eso es «muchísimo más grave», dice Estay.
La ausencia de flora por el desastre de los incendios se prolongará por lo menos seis meses, hasta la primavera, en donde se espera florezcan las plantas, mientras tanto el esfuerzo debe estar en la alimentación asistida, de la manera que han llamado los expertos.
Fuente: BlueberriesChile.cl – BlueberriesConsulting.com
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Boletín Agroclimático Trimestre Enero – Febrero – Marzo 2017