Según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias de Chile, el país es el número uno en exportaciones de uvas frescas, arándanos frescos, ciruelas secas, ciruelas frescas, manzanas deshidratadas. Es número 2 en cerezas frescas y nueces con cáscara, y número 3 en nueces sin cáscara, vino a granel y frambuesas congeladas.

Cuentan con una población creciente, pero sufren la escasez de recursos que, en muchos casos, llegan a afectar a la industria agroalimentaria. Abordar este problema resulta fundamental para el país porque el agro chileno es responsable de un 11% del empleo nacional y genera US$10.000 millones.

Desde 2019 cuando Uber compró a la empresa chilena Cornershop, el ecosistema emprendedor de ese país no para de crecer. En este sentido, las tecnologías destinadas al sector agrícola no han sido una excepción y se han vuelto grandes aliadas de los productores que, al incorporarlas, logran acercarse más al objetivo de satisfacer el aumento de la demanda de alimentos cuidando los recursos naturales.

Como consecuencia de esta coyuntura, el vertical de las FoodTech y AgTech en el ecosistema emprendedor ha crecido en Chile y está transformando una industria tradicional. Los fondos de inversión conocen bien este panorama y miran con atención a ese país. Es curioso que se puede trazar cierto paralelismo entre lo que sucede en la Argentina con el ecosistema emprendedor y lo que sucede en Chile: los inversores eligen estos destinos por una fortaleza común: su capital humano de excelencia.

Un caso paradigmático del crecimiento de las startups en Chile es Instacrops que en 2021 cerró una ronda por US$2,8 millones, en una Serie A liderada por Genesis Ventures, un fondo chileno que tiene como principal inversionista al grupo británico OxBridge Capital Partners.

InstaCrops instala sensores para medir parámetros de suelo, clima, del sistema de riego y de la planta misma, además de capturas de imágenes satelitales y de drones, realizando cálculos automatizados con un software en la nube sobre data precisa para maximizar la producción. Esta herramienta entrega recomendaciones a los agricultores mediante una aplicación y permite optimizar el uso de distintos recursos en los cultivos: tales como agua, energía, uso de fertilizantes generando ahorros significativos y mejores decisiones.

El crecimiento sostenido de los emprendedores de los dos lados de la cordillera -y de América Latina en general- es evaluado por la administradora de fondos privados Venturance. Pablo Fernández, gerente de Fondos de la compañía, sostiene: “(América Latina) es un mercado que está creciendo, con nuevos inversionistas entrando cada vez más temprano. Latam está adquiriendo importancia en sí mismo y ya no solo como un apéndice de USA + Canada”.

Venturance actualmente se encuentra desarrollando su próximo fondo, en el cual estiman que harán un ticket promedio de inversión en cada startup de un millón de dólares y tendrá un foco 100% biotech incluyendo cinco verticales específicas; procesos industriales, dispositivos médicos y terapéuticos, ag y foodtech, e-health y la convergencia entre Ai y genética. Esta es una gran oportunidad para startups que se encuentran en plena expansión ya que Venturance invierte en las etapas tempranas, desde seed hasta series A.

Fernández dejó un consejo para aquellos emprendedores que estén pensando en buscar financiamiento con Venturance “Nuestro proceso de inversión no es rápido, porque tratamos de entender la visión del negocio del equipo emprendedor, ver qué elementos compartimos y cómo podemos ser funcionales. Entonces el equipo es quizás el factor más importante. Solemos pedir dos a tres referencias de todos los fundadores, entender de dónde vienen y sus logros/fracasos/aprendizajes pasados, y entender cómo se relacionan e interactúan en el ámbito laboral y personal. Junto con eso miramos el mercado, la robustez de la solución y el timming. Este último factor es clave porque al invertir en tecnología es crucial entender si el mercado está preparado para acoger y adoptar una solución nueva”.