Alianza China – Perú: El siglo XXI será el del Pacífico, con China como su actor principal

El mundo de los analistas expertos se divide cuando el tema es evaluar objetivamente el fenómeno chino. Ninguno puede despojarse de sus atavíos culturales, ideológicos o políticos para enfrentar con cierta objetividad el avance arrollador del gigante chino.

Desde hace años la potencia comunista se ha convertido en uno de los principales actores del escenario económico global. Una muestra reciente ha sido la reunión celebrada en Pekín entre China y los países que forman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), en la que el presidente chino, Xi Jinping, ha sido recibido por sus pares prácticamente como un salvador, desatando una especie de competencia entre algunos mandatarios por ver cuál obtenía condiciones más ventajosas con China.

En un mundo caracterizado por la inestabilidad económica y la incertidumbre con el desplome del precio de las materias primas y con índices de crecimiento nacionales cada vez más pesimistas, el anuncio chino de invertir US$250.000 millones en la próxima década en la región de Latinoamérica y el Caribe es un canto de sirena muy difícil de resistir, sobre todo en algunos países en los que sólo una inyección de millones de dólares puede paliar relativamente una gestión económica desastrosa e imposible de enmascarar con discursos políticos rimbombantes.

China ha tomado la decisión  de desembarcar en Latinoamérica de manera abrumadora, no solo por el monto de capital que empleará, sino también por su objetivo de aumentar el intercambio comercial hasta los US$500.000 millones anuales.

La extensa gira por Latinoamérica que llevó a cabo el primer ministro, Li Keqiang, mostró claramente hasta qué punto China se ha volcado en esta área mundial, que ofrece un gran potencial de crecimiento y que ha virado definitivamente hacia el Pacífico, observando al gigante asiático no ya como un socio comercial, sino como uno de los principales impulsores de su desarrollo.

Los números del intercambio comercial entre China y Latinoamérica muestran una progresión espectacular. El comercio se ha multiplicado por 20 desde 2000, la inversión ya supera los US$100.000 millones y ahora Pekín ha hecho este anuncio de US$250.000 millones para invertir en la próxima década.

Y no se trata únicamente de un asunto de números, porque España, por ejemplo, durante años ha sido uno de los dos principales inversores extranjeros en Latinoamérica y en 2013 tenía una inversión en la región de alrededor de US$115.000 millones, considerándola como su natural área de expansión cultural y económica. Por otro lado los EEUU, ha considerado siempre a la región como su patio trasero. En el caso de China se trata de una apuesta política estratégica, e irrumpe ahora con la fuerza de su economía y la iniciativa de ambiciosos proyectos, como otro canal interoceánico o una ruta terrestre que conecte el Océano Atlántico y el Pacífico por Perú, Bolivia y Brasil.

En el caso de los beneficios que los latinoamericanos obtendremos de este nuevo panorama mundial las expectativas son disímiles, ya que es bien sabido que en el continente somos todos iguales, pero unos más iguales que otros. Es el caso de la situación preferencial que tiene Brasil, por ser miembro del BRICS, que es la sigla identificadora para referirse a la unión política y económica de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Fuera de los países pertenecientes a BRICS, está la estrecha relación cultural y política que China tiene con Perú, lo que convierte a ese país en un privilegiado respecto a los intereses e inversiones chinas en la región y lo más probable es que este desembarco de China en Latinoamérica se haga por Perú.

 

Fuente: Blueberriesconsulting.com – Martín Carrillo O.

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