Bioestimulantes: ¿Innovación para la producción?
Ser el autor e investigador de más de 200 estudios científicos publicados en portales especializados, contar con el respaldo de instituciones e universidades a nivel mundial por su labor, además de su Título Académico de Doctor, de la Facultad de Ciencias Agronómicas de Gembloux de la Universidad de Liège (Bélgica) le otorgan a Patrick Du Jardin un gran prestigio.
La segunda edición de seminarios internacionales que ofrecerá la organización Blueberries Consulting en España, se desarrollará en el Hotel Meliá Avenida América en Madrid y será el espacio idóneo para que el Sr. Du Jardin pueda dar respuesta a la interrogante de si el uso de bioestimulantes son una innovación en lo que respecta a la producción sustentable del cultivo de arándano.
Además le permitirá exponer sobre los trabajos e investigaciones realizados sobre este tema. Los asistentes a este evento podrán conocer de primera mano algunos resultados y prácticas que el catedrático ha desarrollado en el último tiempo.
El especialista belga ha dedicado la mayor parte de su actividad profesional al estudio de las plantas En 1996, como jefe de la Unidad de Biología Vegetal de la Facultad de Gembloux, orientó las investigaciones de todo su equipo hacia la fisiología de las plantas y a las herramientas biotecnológicas en esta perspectiva.
En ese contexto, Du Jardin desarrolló su experiencia en vegetales y cultivos modificados genéticamente y ha estado participando durante años en comités de expertos involucrados en la evaluación pública de riesgos en cuanto a genética en Europa.
Actualmente se desempeña como vicepresidente del Panel de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés, Parma, Italia), que es integrado por un grupo de científicos, quienes se dedican a evaluar los riesgos asociados con los OGM en Europa.
Este enfoque multidisciplinario de la investigación agrícola y la innovación tecnológica se ve reforzado por su participación en comités de ética internacionales, como el Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INRA) y el Centro para la Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo (Cirad) con sede en Francia.
Por otro lado, Du Jardin en varias ocasiones ha manifestado su necesidad de compartir sus conocimientos, por lo que decidió dar a conocer su experiencia profesional a través de otra de sus pasiones: La docencia. Por tal motivo se convirtió en profesor de biología vegetal en la Facultad Gembloux Agro-Bio Tech, unidad de la que también fue Decano desde el 2007-2009.
Esta sería la segunda participación como relator de Patrick Du Jardin en actividades relacionadas a nuestra organización. En mayo pasado, el especialista también fue parte del programa del Seminario de Lima, Perú.
Para debatir
El científico Patrick Du Jardin define a los bioestimulantes como sustancias o microorganismos que, al ser aplicados en plantas, son capaces de mejorar su rendimiento en cuanto a absorción o asimilación de estimulantes.
Puntualiza que cuando un bioestimulante es aplicado a las plantas, esta mejora su tolerancia al estrés biótico o abiótico, que eventualmente le permite a la planta mejorar alguna de sus características agronómicas, sin importar el contenido de nutrientes contenidos en la sustancia en sí.
En esta línea, el académico conversó con nosotros sobre las algas marinas, uno de los bioestimulantes más eficientes que se conocen, y cuyas variedades pueden ser aprovechadas para el cultivo de arándanos y otras especies de carácter hortofrutícola.
La teoría de Du Jardin es sostenida por diversos estudios científicos, los cuales señalan que desde el siglo XX estos organismos han sido utilizados dentro de la industria agrícola en diversas partes del mundo, esto porque cuentan con un sinfín de propiedades que las hacen ideales para el crecimiento de las plantas, frutas y vegetales.
El científico señala que las algas están compuestas por sustancias “muy especiales”, sobre todo en sus paredes celulares. Sobre estas, destaca componentes tales como: bioantioxidantes, tanto liposolubles (fosfolípidos, carotenoides, xantófilas, tocoferol) como hidrosolubles (polifenoles: Polímeros de floroglucinol o florotaninos, bromofenoles, enzimas: superóxido dismutasa, glutation reductasa, catalasas, glutation- y ascorbato- peroxidasas, vitamina C).
“Las algas también poseen polisacáridos y azúcares que refuerzan su capacidad de lidiar con la defensa natural que estas tienen. Es decir, tienen una mayor capacidad de recuperarse frente a cualquier tipo de estrés abiótico, como lo son el hídrico, salino o térmico”, responde Du Jardin.
Nitrógeno orgánico
La intervención del ser humano en prácticamente todas sus tareas cotidianas ha causado terribles daños en nuestra Tierra. Y los suelos, desde luego, no están exentos de esa condición desfavorable, la cual podría ser del todo irreversible.
La presencia del nitrógeno en los suelos es prueba de ello, sobre todo porque son un componente que aparece en buena medida en los fertilizantes. Estudios sugieren que el exceso de este elemento químico podría ser el responsable del daño de algunos suelos de uso agrícola en determinadas zonas del mundo.
A juicio de Patrick Du Jardin, la contaminación que causa el nitrógeno es “inminente”. Para el científico, el problema crece porque se hace más difícil eliminarlo de las superficies, ya que “mientras más se intenta quemarlo, se aumenta el peligro de volatilización de este compuesto en los suelos”.
Pero el agrónomo no da todo por perdido y resalta el hecho de que las algas son organismos ricos en “nitrógeno orgánico”, una sustancia que resulta de la combinación de moléculas como proteínas, aminas y aminoácidos.
Sobre el tipo de alga que se puede considerar “más pertinente” para los cultivos, Du Jardin habla de las marrones, las cuales se clasifican como feófitos. “En cuanto a taxonomía, las algas pardas, que son más grandes, son las más relevantes. Esto porque son una fuente muy importante de nitrógeno orgánico”, afirma.
Agrega que en esa variedad se encuentran altas concentraciones de vitaminas, carbohidratos, lípidos y minerales, entre ellos el calcio, el fósforo, el potasio y el magnesio, razones por la que son las más adecuadas al momento de nutrir los suelos donde serán plantados los cultivos.
El experto admite que aún se desconocen muchas de las sustancias que poseen algunos tipos de algas, al tiempo que menciona que se están realizando mayores esfuerzos para estudiar los compuestos bioactivos que existen dentro de estos organismos marinos, para así hacer aportes más específicos en esa materia.
Nuevas tendencias
El señor Patrick Du Jardin observa de forma positiva la implementación de residuos de otras plantas o vegetales para generar nuevas plantaciones. “Creo que es una perspectiva interesante ver cómo podemos usar restos de plantas y preparar extractos a partir de sus compuestos bioactivos”, expresa el investigador belga.
Al respecto, el científico menciona un estudio realizado por un grupo investigador italiano, si bien no precisa detalles, comenta que el experimento se basó en emplear extractos de berries, y que estos eran añadidos a las plantas principales en los cultivos.
“Al usar el extracto de bayas, aplicándolo a la planta principal, se puede modificar la fisiología de esa planta. Quizá porque están relacionadas con diferentes compuestos bioactivos como los compuestos fenólicos, que a su vez tienen un impacto en el metabolismo de las bayas”, detalla Du Jardin.
Resalta que dicha tendencia va de la mano con el llamado a ser más responsables con nuestros recursos naturales, pues considera que cuando se aprende a utilizar los residuos y “bioproductos”, se está en mejor sintonía con el medio ambiente y su cuidado.
Regulación: Causa de polémica
De acuerdo al portal web de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA) el uso de extractos de algas está siendo regulado por las respectivas legislaciones de diversos países de Europa.
Sobre el tema, Patrick Du Jardin reconoce no ser especialista, pero asegura mostrarse optimista en que sí habrá concilio en los parlamentos donde se debate el tema. Insiste en que no hay riesgos asociados al uso de los bioestimulantes e invita a los actores políticos a tratar el tema con más conciencia para que haya acuerdos entre países.
Artículo siguiente
Análisis de la cadena productiva del arándano en México y Chile