Chile: Investigación busca desarrollar variedad de arándano capaz de cultivarse con poco frío
La profesora de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, María Loreto Prat del Río es una de las investigadoras principales del proyecto denominado “Mejoramiento genético en arándanos para bajo o nulo requerimiento de frío”.
El trabajo, que fue adjudicado por Corfo a la empresa Biofrutales, en su programa Innova, se lleva a cabo en conjunto con el Departamento de Producción Agrícola de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
De acuerdo a Prat, el propósito principal del experimento es obtener nuevas variedades de berries azules, las cuales puedan cultivarse con poco o cero requerimiento de frío en los huertos donde sean plantadas.
“En los programas de mejoramiento genético, un elemento muy importante es tener un objetivo concreto de lo que se quiere lograr. Uno puede elegir millones de caracteres sobre los que intervenir, como la productividad, el tamaño de los frutos, la resistencia al frío, u otros”, añade la investigadora.
La catedrática enfatiza que la investigación se encamina en producir una variedad adecuada de arándanos para introducirla en las zonas llamadas “tempranas”, las cuales señala se ubican al norte de Chile. “El objetivo del proyecto es colocar esta variedad específicamente en la Cuarta Región, en donde se estima que hay unas 200 a 300 horas de frío anuales”, comenta Prat.
A detalle
La profesora de la Universidad de Chile explica que se buscaron distintas variedades de arándanos a nivel mundial para armar un banco de germoplasma y comenzar el proyecto. “Ya tenemos instalado este banco de germoplasma en nuestra Facultad, en donde tenemos alrededor de 30 variedades, y se comenzaron a hacer los cruzamientos para luego seleccionar la zona en donde queremos colocar estas plantas, estos segregantes”, detalla Prat.
Sobre el banco de germoplasma, Prat afirma que se trata de colección de variedades que se plantan en un sector en donde se replican todas las variedades con las que se está trabajando, con repeticiones, de manera de hacer evaluaciones in situ del comportamiento de estas variedades en un lugar que tiene cualidades de suelo y clima determinado.
“Ahí se ve el potencial real de esas variedades sin hacer ningún tipo de modificaciones. Cabe destacar que llevamos tres años en este programa y este es el segundo año en que vamos a tener semillas”, enfatiza Prat.
La investigadora específica que de estas variedades se va observando su comportamiento y evaluando cuando la planta florece, cuándo y cuánto produce, etc. “Esta información es muy importante porque a partir de esa data se pueden elegir los padres que servirán para producir los segregantes que vamos a obtener”, puntualiza Prat.
Sostiene que en el banco de germoplasma se realizan los cruzamientos dirigidos y planificados, pero subraya que también se puede trabajar con polinización abierta para conseguir variables útiles al proyecto.
“Nosotros desarrollamos genética para el mundo, no sólo para nosotros. Aunque este programa nace por la necesidad de tener nuestras propias variedades para una zona con menos frío. También nos interesa obtener un arándano siempre verde, que no tenga receso invernal y que permita controlar la época de cosecha mediante técnicas de manejo del cultivo”, señala Prat.
Relata que en esta primera etapa del proyecto se evalúan las variedades disponibles en la zona central, pero que se tiene en perspectiva la idea de crear un nuevo jardín de variedades en la región de Coquimbo. “El objetivo principal en esa región es probar el comportamiento de las variedades disponibles”, dice la investigadora.
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