COP 20 Perú: El nuevo mapa de los alimentos
El impacto de la inestabilidad climática y la magnitud de su variabilidad están mutando los mapas de los cultivos y la producción de la industria alimentaria. El aumento de la temperatura global y su consecuente alteración del régimen de lluvias se han encargado de desplazar y modificar territorios en donde antes se cultivaban determinados productos, debiéndolos reemplazar por otros que hasta hace un tiempo era impensado que germinaran en esas tierras.
Esta constatación fue la principal preocupación de los expertos en seguridad alimentaria presentes en la 20a Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), realizada en Lima entre el 1 y el 12 de diciembre.
Los más afectado con estos cambios radicales del clima y su efecto en los cultivos son los países tropicales, que pueden provocar importantes alzas de los precios de los alimentos si estos países no adoptan pronto técnicas para adaptarse.
El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias IFPRI, calcula que estas alzas del precio de los alimentos provenientes de los países tropicales pueden llegar hasta el 30% sobre los valores que hoy se observan.
Claramente es el sector agropecuario el que es directamente afectado por la alteración climática alertó Andy Jarvis, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y especialista en agricultura de bajo carbono, del Programa de Investigación de Cambios Climáticos, Agricultura y Seguridad Alimentaria.
“Clima y agricultura van mano a mano y es el clima que define si un cultivo va bien o mal. La geografía de donde están los cultivos se va a mover y los impactos pueden ser extremadamente negativos si no se hace nada”, dijo Jarvis durante el Global Landscapes Forum, el mayor evento paralelo celebrado en la COP 20.
Un ejemplo. En el Valle Sagrado de los Incas en Perú una zona que abriga la mayor diversidad de papas, las altas temperaturas e incidencia de plagas están forzando a los indígenas a cultivar el tubérculo en altitudes muy elevadas. Los productores de papas podrían enfrentar una reducción de lluvias de 15 a 30 por ciento para 2030, según el Climate Wire.
“En la COP se ha manejado mantener el calentamiento global dentro de un tope de dos grados centígrados como la meta más optimista”, recordó Jarvis a Tierramérica.
En otros países ya se han declarado plagas muy agresivas a partir de hongos que se han desarrollado y multiplicado por los trastornos de la lluvia, causando daños por varios miles de millones de dólares.
Esta región de América Latina ya comienza a mutar sus cultivos y con esto el mapa de los alimentos comienza a sufrir cambios sorprendentes, trayendo por un lado el alza inevitable de los alimentos, y también muchas oportunidades para otras tierras que comienzan a cultivar productos que antes eran imposibles de cultivar.
En el futuro inmediato esta realidad también se extenderá a los demás países al sur del continente ya que el cambio climático es irreversible y la escasez de lluvias ya es una tendencia. A medida que el clima se calienta, los cultivos que hasta ahora tienen su tope de altitud de 1.600 metros, deben trepar cotas más altas.
El subdirector general para el área forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Eduardo Rojas, aseguró en la COP 20 que el cambio climático ya pone en riesgo la seguridad alimentaria, los recursos y los medios de vida de las personas más vulnerables.
“Una agricultura resiliente es más ambiental porque no utilizan fertilizantes nitrogenados. Pero por mucho que hagamos, hay límites sistémicos. Podemos llegar al límite de lo que puede ser la adaptación de la agricultura”, comentó.
Rojas insistió en el enfoque integral de paisajes en el contexto del cambio climático para afrontar el desafío de asegurar una nutrición adecuada para las 805 millones de personas que sufren desnutrición crónica. Sin embargo, la producción agrícola tendrá a la vez que aumentar en 60 % para garantizar la demanda.
Fuente: Ecoportal.net
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