Hacia 2040: Marruecos y España, más cerca con un túnel submarino
La ambiciosa idea de conectar África y Europa a través de un túnel ferroviario submarino bajo el Estrecho de Gibraltar, un proyecto concebido hace más de tres décadas, resurge con fuerza. Impulsado por la voluntad política, una mayor inversión y avances en los estudios técnicos, el proyecto deja de ser una quimera para convertirse en una posibilidad tangible.
Este proyecto, que va más allá de una simple obra de ingeniería, se enmarca en una visión estratégica a largo plazo que busca fortalecer la cooperación regional y superar las barreras geopolíticas.
La conexión ferroviaria submarina transformaría radicalmente el transporte entre ambos continentes, acercando dos mundos separados por el mar pero unidos por la voluntad de conectar.
Si bien las primeras propuestas para unir España y Marruecos surgieron en la década de 1980, las dificultades económicas, los límites técnicos y las tensiones diplomáticas frenaron su desarrollo.
Tras años de estancamiento, el proyecto se reactivó oficialmente en abril de 2023 gracias al encuentro entre la entonces ministra española de Transportes, Raquel Sánchez, y su homólogo marroquí.
Desde entonces, la inversión ha aumentado significativamente. La empresa pública española Secegsa, responsable de los estudios de viabilidad, vio su presupuesto incrementarse de 100.000 euros en 2022 a 2,7 millones en 2024, complementados con 2 millones de euros adicionales del Fondo para la Recuperación y la Resiliencia de la Unión Europea. Este apoyo financiero ha permitido impulsar la investigación y movilizar a expertos de alto nivel.
El diseño inicial contemplaba dos galerías, una para trenes y otra para vehículos. Sin embargo, los estudios actuales priorizan la construcción de un único túnel ferroviario para pasajeros y mercancías, una decisión basada en criterios de viabilidad, rentabilidad, seguridad y sostenibilidad.
De las dos rutas consideradas desde 2007 —la ruta del Cañón, más corta pero a mayor profundidad, y la ruta del Umbral, más larga pero menos profunda— se ha optado por la segunda. Con 28 kilómetros bajo el mar y una profundidad de 300 metros, la ruta del Umbral presenta menos riesgos geológicos.
La obra completa, incluyendo los tramos terrestres, alcanzaría aproximadamente 60 kilómetros, superando incluso la longitud del túnel del Canal de la Mancha (50,5 km).
Actualmente, se desarrollan dos estudios cruciales para confirmar la viabilidad técnica del proyecto. El primero, a cargo de Herrenknecht Ibérica, evalúa los métodos de perforación más seguros y eficaces en el umbral de Camarinal, una elevación submarina entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Este estudio, que se extenderá hasta julio de 2025, proporcionará datos esenciales para el diseño final. El segundo estudio, liderado por Tekpam Ingeniería, analiza la actividad sísmica en la región.
Aunque temporalmente suspendido por razones de seguridad, se espera que este estudio se reanude pronto y continúe hasta septiembre de 2025.
El proyecto enfrenta importantes desafíos técnicos, como las fuertes corrientes marinas del Estrecho, su compleja geología y la actividad sísmica de la zona. Además, la infraestructura ferroviaria marroquí, especialmente en el norte del país, requerirá modernización y electrificación para garantizar una conexión fluida.
En cuanto al financiamiento, las estimaciones preliminares, aún no oficiales, superan los 15.000 millones de euros. Se necesitarán sólidos acuerdos de cofinanciación entre España, Marruecos y la Unión Europea.
Aunque no hay una fecha definitiva de inauguración, en el escenario más optimista, el túnel podría entrar en servicio alrededor de 2040. Inicialmente se construiría una sola galería con trenes circulando en ambos sentidos, seguida de una segunda galería para optimizar la capacidad.
El impacto del túnel trascenderá el ámbito del transporte. Se espera que impulse el comercio entre Europa y África, abra nuevas rutas logísticas, descongestione los puertos, facilite la circulación de personas, estimule el turismo y se convierta en un símbolo de acercamiento geopolítico.
El túnel submarino entre Marruecos y España representa un paso hacia una mayor integración entre ambas orillas del Mediterráneo, reflejo de un mundo donde las fronteras físicas pierden relevancia frente a la necesidad de movilidad, conectividad y cooperación. Si bien aún quedan obstáculos por superar, el sueño de unir África y Europa a través del Estrecho de Gibraltar está más cerca que nunca de hacerse realidad.
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