Inocuidad y responsabilidad social: Los retos de la industria del arándano en México
La responsabilidad social y la inocuidad son los principales retos que deberá afrontar de manera inmediata la industria del arándano en México. O esto es al menos lo que considera Juan José Flores, director de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries).
“Los desafíos que tenemos los compartimos todos los países, porque para lograr calidad hay que mantener buenas condiciones fitosanitarias en cada zona. Y para obtener calidad hay que producir con inocuidad”, expone Flores.
El vocero de Aneberries añade que la incorporación de nuevas tecnologías en la producción de los arándanos supone una gran ventaja, porque, entre otras cosas, ahora se pueden utilizar contenedores, sustratos, sistemas de riego por goteo, los acolchados, y los macro túneles.
“Otro de los retos o desafíos que tenemos, y tal vez el más importante, tiene que ver con la mano de obra. No tanto con la disponibilidad, sino con la responsabilidad social”, comenta Flores.
Al respecto, el director de Aneberries sostiene que aún se persigue la dignificación del trabajador agrícola en territorio azteca. “Hoy por hoy México ha estado superando el tema del salario”, subraya Flores.
Precisa que una persona que se dedique a la cosecha de arándanos gana cerca de 4 o 5 salarios mínimos mexicanos. Flores agrega que esta situación ha hecho que busquen mayor mano de obra en las regiones del sur del país.
“Esto implica que hay que darles condiciones de vivienda apropiadas, así como buenas condiciones de servicios médico y nutricionales. Debemos ser realmente responsables con estas personas”, recalca Flores.
Sobre el producto final, el representante de Aneberries hace énfasis en que la frescura de los arándanos que se exportan nunca dejarán de ser uno de los principales retos de cualquier empresa que se desempeñe dentro del rubro.
“El desafío que también tenemos es llevar el producto lo más fresco posible a los mercados, con una logística más amigable y en un tiempo acortado. En el mercado estadounidense podemos poner la carga en las fronteras casi de inmediato, y en un máximo en 4 o 5 días en las zonas fronterizas con Canadá”, dice Flores.
Sin embargo, expresa que siempre hay que considerar que los transportes que se vayan a utilizar conserven la inocuidad del fruto y que sean amigables con el medioambiente.
“En el tema marítimo, tenemos mucho que aprender, hay que poner énfasis en las empresas que trabajan con atmósfera controlada, ya que resulta imprescindible la comunicación que puedan tener los participantes del canal de comercialización con estas”, menciona Flores.
También señala que la cercanía con estas personas eventualmente los ayudará a posicionar en los mercados de destino un producto de calidad, que conserve sus características organolépticas y que ofrezca al consumidor un producto inocuo y saludable.
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Boletín de Perspectiva Agroclimática Agosto-Septiembre-Octubre 2018