La crisis de los arándanos por la paralización del aeropuerto de Tucumán le mete presión a Manzur

Los arándanos eran la nueva estrella exportadora de Tucumán. La paralización de la terminal provincial por segundo año destrozó un negocio que dejaba en el país 100 millones de dólares por año.

Por segundo año consecutivo el aeropuerto de Tucumán no concretará exportaciones de arándanos. El hecho tiene un fuerte impacto productivo y económico sobre una economía regional cuyos envíos al exterior representaban, previo a la pandemia, más de 100 millones de dólares por año.

A fines de 2016 se inauguraron las obras de ampliación de la terminal aeroportuaria en San Miguel de Tucumán. Las inversiones se dirigieron a la ampliación de las pistas de despegue y aterrizaje, a la incorporación de balizamiento de última tecnología y a mejoras en el área de cargas.

De esa manera, el aeropuerto de Tucumán se convirtió en la segunda terminal exportadora más importante del país (sólo por detrás de Ezeiza). Las obras fueron planeadas con el objetivo de potenciar, no sólo a la producción de arándanos, sino también al sector limonero.

Los que entienden del tema explican que la paralización, por segundo año consecutivo, del aeropuerto de Tucumán se debe a las limitaciones aerocomerciales producto de las restricciones impuestas por la pandemia y la suba de costos de los fletes aerocomerciales.

El problema es que esta situación llevó a que muchos productores de arándanos, concentrados mayormente en el NEA y NOA, busquen otras alternativas para poder exportar, como trasladar la mercadería hasta Ezeiza o llevarla a los puertos chilenos para enviar la producción en barcos.

Ambas alternativas pusieron en jaque la rentabilidad del negocio exportador de arándanos. La producción local ronda las 17.000 toneladas sobre un total de 2.000 hectáreas plantadas y un volumen de exportaciones que se ubicará este año cerca de las 11.000 toneladas.

La parálisis del aeropuerto de Tucumán llevó a muchos productores del norte del país a intentar exportar por Ezeiza o los puertos chilenos. Por el incremento de los fletes, ambas alternativas pusieron en jaque la rentabilidad del negocio.

El boom del arándano se dio en los años 2016 y 2017 cuando el sector logró producir cerca de 21.000 toneladas y exportar 17.000 toneladas con Estados Unidos (65%), Reino Unido (15%), Europa Continental (15%), Canadá (4%), Singapur (1%) y Brasil (1%), como principales compradores.

En esa campaña el nivel de inversión del sector productor de arándanos fue de 137 millones de dólares empleando a alrededor de 700.000 jornales que representaban un importante sostén de ocupación entre jóvenes en las principales regiones productivas del NOA y NEA.

Los productores de Tucumán esperan que ahora que es jefe de Gabinete de la Nación, Manzur solucione el problema. El gobernador -en uso de licencia- es propietario del gigante aceitunero Nucete, que adquirió en el año 2014 a través de un grupo empresario de su titularidad.

La inestabilidad macroeconómica, el desdoblamiento cambiario, la no devolución del IVA y los altos impuestos también desalientan a los productores de arándanos.

El vicegobernador de Tucumán, Osvaldo jaldo.

Fuentes de cercanas al jefe de Gabinete y autoridades de la provincia dijeron desconocer cuándo se reactivarán las exportaciones desde el aeropuerto de Tucumán. Ante las consultas de LPO reconocieron que, al menos por el momento, no está previsto que vuelva a estar operativo.

La crisis de un producto que se había convertido en la nueva estrella productiva de Tucumán, también empezó a meterle presión al vicegobernador Osvaldo Jaldo, a cargo de la provincia.

El sector también se ve perjudicado por otro tipo de cuestiones. «La inestabilidad macroeconómica, el desdoblamiento cambiario, la no devolución del IVA y los altos impuestos desalientan a los productores», dijo a LPO Alejandro Pannunzio, titular de la Asociación de Arándanos de la Mesopotamia.

La inestabilidad macroeconómica, el desdoblamiento cambiario, la no devolución del IVA y los altos impuestos también desalientan a los productores de arándanos.

En los últimos años la Argentina perdió competitividad respecto a otros países como Perú, que logró pasar de una producción de 10.000 a 40.000 toneladas en el marco de tratados de libre comercio que les permite acceder con aranceles preferenciales a Estados Unidos, Unión Europea y China.

En este contexto, lo cierto es que el 2021 también representa un mal año para la producción de limones -el cultivo líder de Tucumán- con una cosecha que ronda las 1,3 millones de toneladas. Se trata de una cifra muy inferior respecto al récord de 2018 cuando se alcanzaron las 1,8 millones de toneladas.

Las restricciones impuestas por el Covid causaron una fuerte caída en la demanda de limones para rubros como restaurantes y hotelería. La cadena del limón tiene un fuerte potencial: en 2019 se exportaron un total de 126.863 toneladas generando alrededor de 500 millones de dólares.

La provincia de Tucumán es la mayor productora de limones del país con 1,2 millones de toneladas por año. La siguen, muy lejos, Salta (240.000 toneladas), Corrientes (60.000), Jujuy (47.000), Entre Ríos (16.000), Misiones (7400), Catamarca (2000), Buenos Aires (1200) y Formosa (1100).

El consumo de limón en la Argentina ronda los 3 kilos por habitante por año. La producción local promedió en los últimos 10 años las 1,5 millones de toneladas. Se estima que la cadena limonera emplea a 44.000 personas en todo el país, según datos de FederCitrus.

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