Escasez de agua: ¿Crecimiento sin gestión?
Desde el auge de la venta de materias primas latinoamericanas – o el llamado boom de los comodities – que ha significado un gran crecimiento de las clases medias en el continente, el consumo de agua se ha disparado y se convierte en amenaza para el desarrollo y la calidad de vida de las personas que habitan en las grandes urbes.
En Chile, desde el 2000 a la fecha el consumo de agua ha crecido en más del 70% y en Argentina en los últimos 15 años casi un 40%.
Actualmente más del 80% de la población latinoamericana vive en ciudades, la mayoría en las grandes urbes, pero sin una gestión adecuada la presión de la urbanización impide que sus habitantes reciban servicios básicos, como el agua.
«El crecimiento no planificado de la periferia urbana dificulta la provisión oportuna de los servicios básicos y más aún cuando los recursos limitados de agua no se usan de manera eficiente, como por ejemplo en el sector agrícola o inclusive en los propios hogares,» destaca Iris Marmanillo, especialista senior de agua y saneamiento para el Banco Mundial.
En América Latina, el 40% del agua potable se pierde antes de llegar al consumidor por diversas razones, generalmente por ineficiencias y falta de infraestructura de calidad, por lo que se extrae más agua de le necesaria de las cuencas locales para cubrir este déficit, en un círculo vicioso que ya se vive en las grandes ciudades, como Río de Janeiro, Lima, Ciudad de México, o Bogotá.
A nivel del planeta, las ciudades transportan más de medio billón de litros de agua, unos 27.000 km (equivalente a dos tercios de la circunferencia del planeta) para sus poblaciones e industrias. Como consecuencia, las cuencas de las grandes zonas urbanas del mundo tienen que buscar estos recursos más allá de su área física.
El caso de Bogotá es una de las áreas donde el suministro de agua será una amenaza cada vez más grande, debido a que la capital colombiana depende de las cuencas y humedales de las montañas que la rodean para darle agua dulce a sus siete millones de habitantes.
Según el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), lluvias más fuertes y sequías más prolongadas amenazan la capacidad del ecosistema para almacenar suficientes recursos para satisfacer la demanda en la capital colombiana.
Realismo mágico
Como en el realismo mágico, Latinoamérica vive en situaciones inauditas, ya que el continente cuenta con la tercera parte del agua dulce del planeta y sin embargo algunas de sus grandes urbes están dentro de las veinte ciudades del mundo que están amenazadas por la escasez de este recurso, como Ciudad de México, Río de Janeiro, o Lima.
Lima es un caso emblemático, debido a que junto a El Cairo son las dos grandes ciudades construidas en un desierto, y solo cuenta con los ríos Rímac, Chillón, y Lurín para abastecer sus más de nueve millones de habitantes. Claramente Lima está en una situación precaria si avanza el cambio climático.
Según el Banco Mundial, los glaciares de Los Andes que corresponden a la zona de Ecuador, Bolivia y Perú han decrecido en los últimos 20-30 años «La nieve que ahí se almacena es la fuente principal para los ríos que llegan hasta la costa peruana. Cuando estos glaciares se derritan, todos los ríos se verán drásticamente afectados», advierte Iris Marmanillo.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el déficit mundial de agua en 2030 será de un 40%, por lo que al no tomar conciencia de nuestros niveles de consumo, podríamos terminar amenazando el suministro de hasta 2.000 millones de personas en todo el planeta.
Fuente: Banco Mundial – Martín Carrillo O.
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