Perú y problemas climáticos complican al arándano

Tras el fenómeno de la última temporada en que la cosecha se adelantó cuatro semanas y se encontró con producciones crecientes del hemisferio sur, con la consiguiente caída de precios, la industria estudia fórmulas para reinventarse, como desarrollar modelos predictivos, proteger los cultivos y mejorar la oferta.

«El año pasado en Chillán tuvimos 41 grados en noviembre… Es impensado. Algo está pasando«, señala Luis Zenteno, asesor de productores de arándanos de una empresa de insumos para el agro.

Alude a las olas de calor que registró la última temporada, que otra vez mostró anomalías climáticas con serias consecuencias.

La de 2016/2017 fue una temporada que pudo haber sido de celebraciones, luego de que los volúmenes exportados de arándanos sobrepasaron las 100 mil toneladas, un registro histórico que también marcó hitos en los tres mercados más importantes, Estados Unidos, Europa y China. Sin embargo, el adelantamiento en las cosechas en casi cuatro semanas, más la alta producción en general del hemisferio sur, hizo que los precios se desplomaran y, en el caso chileno, llegaran a ser la mitad de lo obtenido en promedio por el hemisferio sur en la semana 52, la que mostró más diferencia en EE.UU.

«El principal factor que marcó la temporada pasada fue el adelanto en el inicio de las semanas peak de Chile. Adicionalmente, también hubo un impacto de la creciente producción de otros países; se habla mucho de Perú, pero también hay aumento desde México, Marruecos, África del Sur y España. Todos en mayor o menor medida coinciden en algunas de las semanas en que Chile está en el mercado, especialmente al inicio y al término de nuestra temporada. El otro factor fue el menor precio de los congelados, debido al alto stock en Estados Unidos, que de alguna manera define los precios en este mercado«, señala Andrés Armstrong, director ejecutivo del Comité de Arándanos.

La oferta de Perú es destacable, porque tuvo un considerable aumento otra vez. En la campaña 2015/2016 sus envíos crecieron cuatro veces y en la temporada 2016/2017 dobló los despachos llegando a 26.776 toneladas contabilizadas hasta abril, según registra el Anuario de Arándanos de iQonsulting.

Así, se cerró una temporada récord en volumen con 103 mil 401 toneladas despachadas y con una baja notable de precios que tuvo su mayor impacto en Estados Unidos, a pesar de que no se superó el récord de la temporada 2012/2013 en volumen, que fue de 65.517 ton versus 64.725 de la actual. Esto se debería al trabajo hecho por el comité en cuanto a diversificar los mercados y lograr crecimientos sostenidos en los envíos a Europa y Asia, que hoy representan el 22% y el 12%, respectivamente, mientras que en 2012-2013 Europa era el 17% y Asia solo el 5%.

«El mayor impacto en los precios fue por el adelanto de la producción, que encontró mercados sin la suficiente actividad promocional y una creciente oferta de otros países«, recalca Armstrong.

Se generó una cantidad de fruta que no estaba esperada en los mercados y, por lo tanto, no se pudo movilizar adecuadamente.

«No estaban preparadas las promociones y por eso la demanda estaba floja y la fruta se comenzó a estoquear, porque el tiempo pasó y siguió llegando más y no estaban preparados los vendedores, lo que generó que se empezara a echar a perder y, por lo tanto, el precio bajara y bajara a niveles históricos«, destaca Isabel Quiroz, directora ejecutiva de iQonsulting.

Así, estas situaciones de mercado y los continuos vaivenes del clima, caracterizados por calor en las últimas temporadas, pero también por heladas y lluvias fuera de época, están planteando mayores desafíos a esta industria, que ya tiene 25 años desde que el cultivo de arándanos fuera introducido al país. Tras haber pagado el noviciado en el proceso de plantaciones, elección de variedades, lugares de plantación, apertura y conquista de mercado, son ahora otros problemas de crecimiento los que obligan a esta industria a hacer un nuevo esfuerzo centrado en la competitividad y la calidad del producto, plantean expertos que ven en las variaciones climáticas un tema estructural, lo mismo que la creciente producción de otros competidores que hay que atacar.

Cuatro factores para el cambio

Modelo predictivo

Siempre hay diferencias en los períodos en que se inicia y se terminan las cosechas, señalan en el Comité de Arándanos. De ahí que hagan constantes estimaciones y seguimientos de las cosechas para informar a los mercados cuál será el período de cada temporada. Pero las variaciones climáticas este año impidieron tener una idea cabal de lo que se venía. De ahí que la conclusión es avanzar en el perfeccionamiento de modelos predictivos.

«En la temporada pasada en Chile no supimos estimar el adelanto que se produjo, que fue histórico. Fue un mes en toda la primera parte de la temporada. Si bien algunas señales teníamos era muy difícil creer que nos íbamos a adelantar así. Siempre uno cree que la naturaleza tiene sus sistemas de regulación y finalmente son dos semanas antes o dos después, pero un mes es demasiado«, señala Isabel Quiroz, directora ejecutiva de iQonsulting, quien destaca que el fenómeno pilló a todos por sorpresa e incluso reconoce que como asesora del comité no lo previó.

Para eso se decidió estudiar el desarrollo de un modelo predictivo, que el comité encargó a Fernando Santibáñez, experto en cambio climático de la Universidad de Chile. Se trata de establecer cómo se comportan las variedades frente a las grandes alteraciones climáticas, ya que en las últimas temporadas el calor generó una fruta de menor calidad y este año el adelanto también tuvo como resultado fruta más pequeña y menos consistente.

Protección de cultivos

Como las temperaturas altas llegaron para quedarse, la propuesta es aprender a trabajar con ellas y bajarle la temperatura a la planta. Es lo que plantea Luis Zenteno, asesor de productores como zonal VIII Región de Compo.

«No me refiero solo a la temperatura de la pulpa de la fruta, sino incluso a las plantas en época de poscosecha, porque en verano es cuando se están induciendo las yemas para la próxima temporada; entonces, ahí uno tiene que tener una planta sin estrés… Se están haciendo bien repetitivas las olas de calor que hemos tenido en febrero y enero, temperaturas sobre 35 a 38 grados ya son súper comunes, y para eso creo que los productores no están preparados. Hay que hacer un cambio de switch«, dice.

Propone explorar la instalación de coberturas plásticas o la aplicación de bloqueadores solares en poscosecha, por ejemplo, especialmente en las variedades tempranas que son las que más se afectan y que son las que deberían crecer en verano para producir sus yemas para la próxima temporada. Por ejemplo, duke, que se afecta mucho con el calor y crece muy poco, genera poca yema o yema de mala calidad e incluso crecimiento sin yema.

«Esto hay que empezar a trabajarlo ahora, y no seguir dándonos vueltas en lo mismo, sino que rápidamente tomar los temas actuales, como los efectos del calor«, dice, al tiempo que agrega que ha estado trabajando incluso en cómo bajarles la temperatura a las raíces, ya que con el uso de mulch negros de plástico se deshidratan mucho, lo que afecta también la inducción de yemas para la siguiente temporada. Y en varios campos están pintando los mulch blancos con algún producto barato a modo de protectores solares.

Competencia externa

Frente a la creciente producción de otros países, el director ejecutivo del Comité de Arándanos señala que la competitividad y la calidad serán clave para competir.

Esto porque hasta ahora el tema había estado más enfocado en los períodos en que hay menor oferta mundial; esto es al inicio y al término de la temporada chilena, en la que han existido ventanas sin tanta oferta. Eso ahora está cambiando y prácticamente esas ventanas ya no existen, por la creciente oferta de otros países. A futuro, señala el directivo, es esperable que una vez que se capture ese valor en esos períodos, se tenga más competencia en toda la temporada nacional.

«Hasta ahora, durante un período importante, hemos estado bastante solos y compitiendo entre nosotros mismos. Habrá que ser muy eficiente a la hora de producir, procesar y transportar nuestros arándanos y con un claro foco en la calidad«, señala Armstrong.

Se refiere a que la oferta chilena ha sido muy importante para generar presencia del producto fresco en contraestación. El siguiente paso es que esa oferta sea más estable durante todo el año, lo que podría significar también precios más estables para los consumidores. Es decir, sería un factor que beneficiará el crecimiento del consumo.

Oferta consistente

Para Armstrong, el primer desafío es llegar a los mercados en cantidad y calidad consistente y con costos competitivos. Eso permitirá continuar con el desarrollo del consumo en todos los mercados.

«Este año logramos el acceso a India e iniciaremos el trabajo de desarrollo del consumo. En los demás mercados continuamos trabajando con el apoyo de ProChile para promover el arándano de Chile y el aumento del consumo«, dice.

De hecho, el comité anunció un ajuste en la normativa de calidad. En la próxima temporada 2017/2018 la norma de calidad para las exportaciones considerará un calibre mínimo de 12 mm y no los 10 mm que se exigían hasta ahora a las empresas asociadas al comité.

Para Andrés Armstrong, el cambio busca adecuarse a la realidad del mercado, ya que prácticamente hoy no se comercializa fruta con calibre bajo los 12 mm.

«Nuestra norma solo apunta a garantizar un mínimo de calidad, pues las empresas normalmente ofrecen condiciones superiores conforme a los requerimiento de los consumidores«.

DATOS

-12.500 toneladas se despacharon al Asia, con 55% de crecimiento.

-48, la semana de 2016 en que se produjo el peak de exportaciones de Chile en la temporada pasada.

-24% más en volumen de exportación registraba el hemisferio sur hasta abril de 2017, con más de 154.000 toneladas.

Fuente: Economía y negocios

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