Los arándanos son uno de los productos básicos agrícolas de más rápido crecimiento en Sudáfrica, y los agricultores aprovechan la alta demanda del mercado y los precios favorables.

Sin embargo, dado que la expansión de los recursos de agua y suelo sigue estancada, la clave para sostener el crecimiento del sector de los arándanos es cultivar de manera más inteligente, utilizando menos agua y otros recursos, para una cosecha mayor.

Con esto en mente, Wikus Strauss, copropietario de Seven Growers en Franschhoek, Cabo Occidental, se dispuso a establecer la producción de arándanos de la granja. La finca está plantada en parte con frutas de hueso, y la tierra donde antes crecían las fresas se convirtió en arándanos en 2017.

Strauss tiene como objetivo aumentar el área plantada de arándanos cada año, y actualmente es de 21ha. Señala que aunque el mercado ha sido volátil, está comenzando a estabilizarse.

“El año pasado no fue bueno para los precios y las ventas de arándanos. Hay mucho volumen en el mercado global, pero la calidad no siempre es buena”, dice.

“Toda industria tiene sus altibajos; Creo que hay espacio para un mayor crecimiento en la industria [de los arándanos], y Sudáfrica tiene una buena reputación a nivel mundial como productor de calidad.

Centrarse en la calidad y el sabor será clave para aumentar y mantener la cuota de mercado”.

La finca Seven Growers está plantada con cinco cultivares Berryworld, y estos se están probando para encontrar el «santo grial» de los arándanos: aquellos que son grandes, dulces, de alta calidad y que pueden soportar el largo período de envío a los mercados de exportación.

Granja por granja.

Strauss explica que dado que cada granja tiene un microclima único, lo que funciona en una no necesariamente funcionará en otra.

“Por lo tanto, cada agricultor tiene que probar cultivares para encontrar el que mejor le funcione. Acabamos de eliminar un cultivar después de cuatro años, ya que no estaba funcionando como debería.

“El consenso general es que los arbustos deberían poder producir cosechas durante 12 años antes de que sea necesario reemplazarlos. Pero la genética se está desarrollando muy rápidamente, y siempre aparecen nuevas variedades en el mercado que tienen cualidades diferentes (a veces mejores)”, dice.

“Pero el costo del desarrollo de huertos es alto, por lo que cambiar entre variedades no siempre es económicamente viable. Hay mucho ensayo y error cuando se trata de encontrar las variedades correctas. Tenemos vecinos que luchan con las mismas variedades que florecen aquí”.

La temporada de cosecha de Strauss se extiende de agosto a diciembre y alcanza un rendimiento de 40 t/ha en huertos maduros. El mínimo estándar es de 20 t/ha, dependiendo de la densidad de plantación; Seven Growers promedia 450 plantas/ha.

Strauss también está analizando las diferencias entre los arbustos plantados en un campo abierto y los plantados en macetas bajo mallas de sombra.

Los datos de los últimos cinco años muestran que los rendimientos no difieren entre los dos, aunque los arbustos plantados en macetas rinden mucho más rápido. Sin embargo, el costo de erigir redes es motivo de pausa.

“Las redes son una inversión masiva. Cuesta alrededor de R250 000/ha y puede subir hasta R650 000/ha, dependiendo del material que utilice. El plástico te da una ventaja, ya que puedes cosechar mientras llueve, pero el riesgo es demasiado alto para el plástico en esta zona debido a los fuertes vientos”, explica.

“Hay un ligero beneficio con la malla sombra, ya que reduce el daño a la fruta si cae una lluvia helada alrededor de agosto.

Pero hemos descubierto que si cosechamos la primera ronda de fruta antes de esa fecha, la cosecha no se ve afectada”.

La finca tiene un suelo franco arenoso ácido, que es ideal para el cultivo de arándanos. Los arbustos plantados en campo abierto se han colocado en caballetes para evitar que las raíces se sumerjan en el agua durante la temporada de lluvias.

La finca recibe un promedio de 800 mm de lluvia por año, que ocurre predominantemente en invierno. Esto significa que hay menos posibilidades de lluvia durante la temporada de cosecha y, por lo tanto, menos posibilidades de dañar la fruta. Sin embargo, se necesita más agua para el riego en los calurosos meses de verano.

Dado que los arándanos requieren alrededor de 7 000 m³ de agua al año, en comparación con los 4 500 m³ de la fruta de hueso, Strauss ha tenido que considerar cuidadosamente su sistema de riego para aprovechar al máximo cada gota de agua.

Riego avanzado
Dado que hay muchas rocas de río en la finca de Seven Growers, Strauss decidió plantar una parte de sus plantas de arándanos en macetas con un medio de cultivo compuesto por fibra de coco y perlita.

Señala que el beneficio de plantar en macetas es que los arbustos se pueden mover por la finca si no se sienten cómodos en un microclima específico.

«El pH del suelo y la absorción de agua y nutrientes de las plantas se pueden controlar mucho mejor en las macetas, ya que se puede medir la escorrentía».

Se colocan canaletas debajo de las macetas para atrapar el exceso de agua y alejarla de las raíces. También aseguran que cualquier escorrentía sea claramente visible, por lo que el riego se puede gestionar en consecuencia.

Strauss explica que los ciclos de riego se determinan calculando la capacidad de campo de las macetas.

“Medimos cuánto tardan en llenarse las macetas hasta su capacidad máxima de agua antes de que el agua empiece a salir por el fondo. Entonces sabemos que nunca se debe exceder este tiempo de riego. Debe haber una ligera escorrentía, pero nunca superior al 5%”.

La casa de bombas de Seven Growers permite líneas de riego individuales para cada bloque, por lo que se pueden administrar individualmente. Seven Growers utiliza válvulas antifugas en las líneas de goteo de Netafim, que se instalaron al final de cada línea para garantizar que, si se abre el grifo en la sala de bombas, haya un flujo rápido de agua de un extremo del huerto al otro.

Una vez que se han cerrado los grifos, el ritmo de extracción de agua también es más rápido, por lo que las plantas en el punto de entrada de la tubería de riego no reciben más agua que el resto, como lo harían si el agua fluyera lentamente por el sistema.

Las tuberías principales de riego que salen de la casa de bombas se dividen entre las filas. Luego se dividen aún más en tubos o picos más pequeños, y cada maceta recibe dos a cada lado.

Esto asegura que si las puntas más pequeñas de un lado fallan, la olla aún recibirá agua de las dos del otro lado, mitigando así el riesgo.

Si bien Strauss sostiene que no ha tenido ningún problema con el sistema, pasa peróxido por las tuberías una vez al año como medida de precaución para eliminar cualquier obstrucción y mantener el sistema limpio.

Cada pico proporciona 3ℓ de agua por hora. Se mueven en las macetas dos veces al año para que las raíces no tengan la oportunidad de acumularse a su alrededor.

Esto también evita la formación de bolsas de sal en las ollas. Strauss no sigue un programa de riego establecido y, en cambio, se basa en la información de las estaciones meteorológicas en la granja, así como en las tasas reales de consumo de agua de las plantas.

En promedio, los ciclos de riego de 10 minutos cada uno se realizan cinco veces al día. Se hace un pulso más largo de unos 30 minutos por la mañana, seguido de los pulsos de 10 minutos a lo largo del día, finalizando con una dosis menor de agua en el último pulso, ya que las plantas no deben estar demasiado mojadas durante la noche.

“Debido a que las macetas primero se llenan hasta la capacidad de campo y luego se rellenan, significa que todas las raíces reciben el mismo volumen de agua. Esto asegura que las raíces crezcan de manera uniforme y óptima para absorber todos los nutrientes”, explica Strauss.

“No podemos confirmar esto con estudios científicos, pero parece que las plantas de bayas crecen mejor con un suministro de agua que fluye libremente. Cuando las plantas necesitan agua, debe estar ahí. Si las plantas se marchitan, dejamos de regar, porque significa que hace demasiado calor y las plantas se han apagado”.

Gestión de calidad
Dadas las altas temperaturas veraniegas de la zona, las tuberías de riego de la finca corren el riesgo de calentarse a tal punto que el agua queme las raíces de las plantas; El agua que permanece inactiva en las tuberías se ha medido a una temperatura de 50°C.

Para combatir esto, Strauss hizo instalar tuberías de riego blancas, lo que redujo la temperatura del agua. Esto es especialmente prudente para los huertos recién establecidos, donde los arbustos no son lo suficientemente grandes para dar sombra a las tuberías.

También se han colocado ‘faldas’ blancas alrededor de las macetas negras. En verano, protegen las macetas del calor excesivo y, en invierno, se pueden levantar para permitir que las macetas absorban el calor adicional del sol.

Según Strauss, hay pocos datos disponibles para determinar si la calidad y el sabor de los arándanos pueden manipularse mediante fertirrigación. “Sin embargo, estudios exhaustivos de las fresas han encontrado que los nutrientes juegan un papel muy importante en la elevación del nivel Brix de la fruta.

“El potasio, por ejemplo, puede mejorar la calidad de la fruta. Sin embargo, la absorción de potasio está determinada, en gran medida, por el contenido de calcio de la planta, y esto es muy difícil de manejar. Los arándanos no absorben fácilmente el calcio, por lo que es difícil tratar de aumentar la dulzura de la fruta a través de los nutrientes».

Strauss cree que, en última instancia, la mayor ganancia en dulzura está determinada por la genética.

“No se puede cultivar fruta para que sea de buena calidad si la genética no está ahí. Sin embargo, una buena gestión de la granja decidirá si esa genética le dará un retorno de su inversión”.