Volkert Engelsman, de Eosta (Países Bajos): «El modelo de la economía y agricultura actual ya no es una opción»

Son tiempos de mucho trabajo para Eosta, líder del mercado en el sector europeo de frutas y hortalizas ecológicas. «Las ventas de frutas y hortalizas ecológicas se han disparado y no damos abasto. Ya hemos visto más de una vez que la demanda de productos ecológicos crece exponencialmente durante períodos de crisis. La gente tiene en cuenta el impacto de los alimentos y pesticidas en su salud», señala el director y fundador de la empresa, Volkert Engelsman.

Sin embargo, el director piensa que las buenas ventas actuales son de importancia secundaria. «Lo más importante ahora es aprovechar el momento para poner a la luz el factor saludable de los alimentos. Siempre hemos pensado que la externalización de los costes sociales, relacionados con la salud o el medio ambiente, afectaría solo a las generaciones futuras. No obstante, ahora también está afectando a la nuestra».

No será la última

«Los investigadores de la Universidad de Stanford, por ejemplo, encuentran un vínculo directo entre las pandemias y la agricultura intensiva y la ganadería. La intensidad de la COVID-19 nos ha sorprendido a todos, pero varios artículos en Nature y The Lancet ya advierten que esta no será la última», continúa Volkert. «Se hace referencia a que la fuerte disminución de la biodiversidad como resultado de la agricultura intensiva, los fertilizantes y los pesticidas hace que los ecosistemas sean más vulnerables y ya no tengan la capacidad de autorregulación para controlar este tipo de brotes de virus».

Volkert advierte del riesgo de que la economía se reinicie con los medios habituales después de la crisis, enfocada en los empleos sin tener en cuenta los aspectos ecológicos o sociales. Teme que la política dirá que no hay tiempo para atender medidas referidas al clima, a la polución o a la sostenibilidad. «Pero lo barato sale caro. La creación de empleos en sectores que son parte del problema debilitará los ecosistemas y la salud, y a largo plazo, fomentará la vulnerabilidad de nuestra economía. Correremos el riesgo de sufrir nuevas pandemias y seguiremos centrándonos en limpiar el derrame sin reparar la fuga. Si realmente queremos poner en marcha la economía, haríamos bien en adoptar una agricultura respetuosa con el medio ambiente. No solo debemos centrarnos en la productividad por metro cuadrado, sino también en una mayor capacidad de recuperación de los ecosistemas. Solo esto favorecerá a la economía a largo plazo».

Tres think tanks

Cuando se le pregunta con quién espera lograr esto, Volkert responde: «Actualmente formamos parte de tres think tanks, que se reúnen regularmente. El primero es iniciado por bancos verdes y es de carácter multidisplinar. El segundo grupo de expertos está formado principalmente por instituciones financieras preocupadas por el antiguo modelo de negocio que ha demostrado ser vulnerable si no se incluyen los daños a la salud y al medio ambiente en los análisis de riesgos financieros. El tercer grupo de expertos es la Coalición de Transición para la Alimentación y la Agricultura, que involucra a varios ministerios, incluyendo los de Agricultura y Asuntos Económicos».

«Llevamos demasiado tiempo presionando a la agricultura en la dirección equivocada con el enfoque sobre la productividad. La COVID-19 ha sido un toque de atención para que nos centremos también en la biodiversidad y la salud. Podemos bombear todo con fertilizantes y pesticidas, pero entonces estamos socavando la rentabilidad a largo plazo. Tiene sentido que los bancos e inversores institucionales ahora estén acelerando la implementación de criterios de sostenibilidad en sus condiciones financieras», continúa Volkert.

«Por supuesto, nuestros clientes también están trabajando en esto, unos más que otros. La primera fase de la gestión de la crisis implica medidas de aplanamiento de la curva para evitar el colapso o la sobrecarga de las UCI. En la segunda fase, llegarán los primeros diagnósticos, también para la economía. Ahora está claro que, al contrario de lo que afirma Trump, la crisis sanitaria podría durar fácilmente dos años. Estamos ante un período de confinamientos temporales con dos constantes: un metro y medio de distancia y no más viajes. Esto tendrá un impacto inmenso en la economía por el efecto en la hostelería y el turismo. A pesar de las medidas de ayuda, el futuro de ciertas industrias se verá seriamente comprometido. Además de la recesión del 8% que el FMI predice, tendremos que elegir qué sector queremos apoyar y cuál no».

«La tercera fase consiste en la reflexión sobre la política. La gente nota el aire limpio y el silencio. Uno de nuestros proveedores indios vuelve a ver el Himalaya. Eso hace que la gente piense acerca de qué tipo de sociedad realmente queremos. ¿De verdad necesitamos todas las cosas que compramos, es necesario volar de Ámsterdam a Barcelona por 39 euros? El neurólogo Bas Bloem, junto con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), señaló recientemente la relación directa entre el Parkinson y los pesticidas. Nos estamos dando cuenta de que nuestra salud está relacionada con la salud de la naturaleza y de que un ecosistema frágil conduce a un sistema económico frágil. Apoyándonos en nuestra brillantez tecnológica, pensábamos que teníamos soluciones para todo, pero ahora estamos realmente desarmados. Al mismo tiempo, tampoco deberíamos sorprendernos demasiado. El cambio climático nos lleva indicando durante un tiempo la necesidad de un cambio en el sistema económico”.

«También aquí hay innovadores, madrugadores y rezagados”, se dice Volkert en referencia al modelo de Rogers. «El sector hortofrutícola es tradicionalmente un sector adoptante. En este sentido, Eosta es una excepción. ¡Demostremos liderazgo! Si no adoptamos la agricultura circular de la ministra Carola ahora, ¿entonces cuándo?»

Fuente
FreshPlaza

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