Agronometría en gráficos: El impacto de los nuevos aranceles estadounidenses sobre los arándanos: un revés estratégico para la industria exportadora

La reciente decisión del gobierno de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de arándanos marca un nuevo capítulo en el comercio internacional de esta fruta. Si bien los detalles específicos de su implementación aún se están debatiendo, el mensaje es claro: los principales exportadores al mercado estadounidense —Perú, México, Chile y Canadá— se enfrentarán ahora a una nueva barrera económica que amenaza con frenar el crecimiento sostenido que la industria ha experimentado durante la última década.
Un impuesto que actúa como una caída de la demanda
Desde una perspectiva económica, los aranceles funcionan como una reducción artificial de la demanda. Para los exportadores, un arancel del 10% equivale, en la práctica, a perder el 10% de su valor en el mercado de destino.
Si tomamos como referencia el crecimiento anual promedio del valor de las importaciones a EE. UU. (alrededor del 15 % en los últimos 10 años), un arancel del 10 % retrasa la industria unos ocho meses. Este retroceso podría parecer manejable en teoría, pero resulta alarmante al considerar el creciente volumen de fruta en camino.
El doble golpe: menos demanda, más oferta
La verdadera complejidad de este escenario reside en la combinación de dos fuerzas opuestas: una reducción de la demanda efectiva (debido al arancel) y un aumento constante de la oferta, que no se detendrá de la noche a la mañana. Si las importaciones crecen un 10% y la demanda efectiva cae un 10%, el desequilibrio resultante podría traducirse en una reducción de precios de casi el 20% con respecto al año anterior.
Para muchos productores y exportadores, una caída de esta magnitud podría significar la diferencia entre operar con rentabilidad o entrar en números rojos. Especialmente en un entorno donde los costos logísticos, laborales y financieros ya están bajo presión, esta situación solo agrava la fragilidad estructural que enfrentan muchos en el sector.
Vías para mitigar el impacto
Lamentablemente, no existen soluciones fáciles para garantizar la rentabilidad. La reacción más inmediata que probablemente tendrán muchas economías orientadas a la exportación será devaluar sus monedas para amortiguar el impacto, una medida que puede mejorar la competitividad al aumentar la rentabilidad en moneda local. Sin embargo, esta estrategia conlleva sus propios riesgos, incluyendo la posibilidad de un aumento de la inflación interna.
Desde la base, los productores deben centrarse en optimizar el valor de sus exportaciones. Esto incluye priorizar únicamente la fruta de mayor calidad y eliminar las variedades más antiguas o de bajo rendimiento, que tienen menos probabilidades de alcanzar precios elevados. La rentabilidad se convertirá en un factor diferenciador clave.
A medio y largo plazo, la mejor estrategia de la industria reside en acelerar la inversión en la creación de demanda. Esto implica concienciar al consumidor, aumentar las ocasiones de consumo y promover la salud y versatilidad de los arándanos. Solo expandiendo la demanda a un ritmo que iguale o supere el crecimiento de la oferta, el sector podrá retomar una trayectoria de crecimiento sostenible.
Conclusión
La perspectiva de aranceles sobre los arándanos con destino a EE. UU. es más que un obstáculo temporal: representa un shock estructural que pone en entredicho los cimientos del reciente modelo de crecimiento de la industria. Si bien no es insuperable, este desafío exige una respuesta coordinada y estratégica de toda la cadena de suministro. Quienes actúen con rapidez para adaptarse —gestionando costos, reequilibrando la oferta e invirtiendo en la demanda— estarán mejor posicionados para capear la turbulencia y emerger fortalecidos en un panorama global más competitivo.
Articulo anterior
Qué suponen para América Latina los nuevos aranceles «recíprocos» impuestos por Trump a los países de la regiónArtículo siguiente
La producción de arándanos de Northland aumenta un 60%