El camino de la frambuesa y la cereza en Perú

En la última década, Perú ha demostrado su capacidad para posicionarse como líder en la exportación de frutos rojos, alcanzando en 2019 el título de mayor exportador mundial de arándanos. Sin embargo, la historia ha sido distinta para las frambuesas y cerezas, cuyo desarrollo ha enfrentado múltiples dificultades.
A pesar de los intentos de introducir estos cultivos en el mercado peruano, los resultados han sido dispares. Inicialmente, se demostró que la sierra de Cajamarca era un área propicia para el cultivo de frambuesas. No obstante, las dificultades logísticas y la elección de variedades poco adecuadas impidieron que este fruto se despegara en el mercado.
Apoyo estatal
En su momento, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) evaluó que la sierra de Cajamarca sería adecuada para el cultivo de la frambuesa. En 2017, expertos chilenos y locales vieron en la sierra de Cajamarca un posible paraíso para la frambuesa. Pero la realidad demuestra que no solo se trata de tener el clima ideal, sino también una logística eficiente.
La falta de infraestructura de frío y la elección de variedades poco aptas para el transporte frustraron las expectativas. En 2018, las exportaciones de frambuesas alcanzaron un volumen de 16 toneladas, pero el entusiasmo se desvaneció rápidamente. Una de las razones del fracaso fue la elección de la variedad Heritage.
Esta variedad de frambuesa es la más producida a nivel global por su sabor y resistencia a diversos climas. Sin embargo, esta fortaleza no aplica para la logística, debido a que son bayas más delicadas que los arándanos y esto dificulta su transporte. Como consecuencia, muchos productores desistieron de esta opción y los cultivos jamás pasaron de la etapa experimental.
Las cerezas viven una situación similar. Si bien su producción se halla en fase experimental, desde hace años se están realizando esfuerzos para introducir el cultivo en el país andino.
Segundo intento
Los especialistas reconocen como principal hito que los productores peruanos ya disponen de material genético de las cerezas chilenas, lo que permite estudiar a fondo qué variedades funcionan mejor en el suelo peruano. El reto del clima es mayor, debido a que Perú se encuentra en latitudes más cálidas que el centro de Chile y estos frutos requieren una temperatura adecuada, ciertas horas de frío. Esto no se concreta en la costa peruana, sino a cierta altitud en determinados valles.
Según el Instituto Nacional de Innovación Agraria, hacia 2024, había entre 15 y 20 hectáreas dedicadas al cultivo de cerezas en Perú. Empresas como Camposol, Beta y Agrícola Andrea vienen realizando ensayos de adaptación en regiones andinas como Ayacucho, Áncash y Arequipa.
En una variante estratégica, las frambuesas buscan su camino en la industria de los congelados, debido a que definitivamente es un producto muy sensible y perecedero para impulsar su exportación en fresco.