Marruecos crece sostenidamente y consolida su posición en la industria global del arándano

El país norteafricano apuesta por la eficiencia hídrica, la diversificación de mercados y la innovación agrícola para sostener un crecimiento que desafía a los grandes productores del hemisferio sur.

Durante la última década, Marruecos se ha convertido en uno de los actores más dinámicos de la industria global del arándano. En la campaña 2024, las exportaciones de arándanos marroquíes alcanzaron aproximadamente 74.000 toneladas, un incremento del 15% respecto a 2023, según datos del Moroccan Interprofessional Federation of Fruits (FIFEL). Los ingresos por exportación superaron los USD 500 millones, impulsados por la demanda europea de productos saludables y de bajo impacto ambiental.

Lo que comenzó como una apuesta experimental en las regiones de Larache y Loukkos a principios de los años 2000, hoy es un sector que supera las 7.500 hectáreas cultivadas de arándanos en 2025, (con el objetivo de llegar a 10 mil ha en esta década) y exporta más de 95 mil toneladas anuales de fruta fresca (96.193 ton, que corresponde a un 27% por sobre la campaña anterior), consolidando al país como el primer exportador africano y uno de los principales proveedores mundiales.

Crecimiento y orientación al mercado europeo

La ventaja competitiva sin contrapeso que tiene Marruecos radica en su posición geográfica estratégica en que se encuentra respecto del mercado europeo. Esta cercanía le permite a la fruta marroquí recién cosechada llegar en cuestión de horas al consumidor final, de los mercados de Reino Unido, Alemania, Francia y/o España, con costos logísticos significativamente menores que los de competidores directos, como Perú, México o Chile.

Empresas internacionales como Driscoll’s, BerryWorld y SanLucar han invertido en la zona norte del país, estableciendo alianzas con productores locales y transfiriendo tecnología de manejo de postcosecha y riego de precisión. Esto ha permitido elevar la productividad promedio a más de 12 toneladas por hectárea, con fruta de alta calidad destinada al consumo fresco.

El desafío del agua y el cambio climático

El crecimiento del sector, sin embargo, enfrenta un límite estructural: el estrés hídrico. Marruecos es uno de los países más vulnerables del Mediterráneo al cambio climático, con una disminución sostenida en las precipitaciones y una sobreexplotación de los acuíferos en zonas agrícolas intensivas.

Para mantener la expansión del arándano – un cultivo que requiere un manejo cuidadoso del recurso hídrico -, el gobierno ha impulsado programas de eficiencia y modernización de riego, enmarcados en la estrategia Génération Green 2020–2030. Los productores están adoptando sistemas de riego por goteo, monitoreo satelital y reutilización de aguas tratadas, medidas que buscan compatibilizar el desarrollo agroexportador con la sostenibilidad ambiental.

Competencia global y necesidad de diversificación

En el escenario global, Marruecos compite directamente con Perú, Chile, México y España, países que han consolidado sus cadenas logísticas y su presencia en los supermercados europeos. Sin embargo, la ventana comercial marroquí, entre enero y mayo, le permite ocupar un nicho clave de contraestación, cuando los suministros sudamericanos comienzan a descender.

Aun así, los márgenes de rentabilidad se han reducido por la presión internacional de precios, el aumento de los costos de transporte y las exigencias fitosanitarias de la Unión Europea.

En este escenario, los exportadores marroquíes están explorando nuevos destinos en Medio Oriente y Asia, particularmente Emiratos Árabes Unidos y China, para reducir su dependencia del mercado europeo.

Perspectivas hacia 2030

Las proyecciones del Ministerio de Agricultura marroquí estiman que la superficie plantada de arándanos podría superar las 9.000 hectáreas hacia 2030, con exportaciones cercanas a las 120.000 toneladas anuales. El país busca consolidarse como hub agroexportador del norte de África, apoyado en la infraestructura portuaria de Tánger Med y en acuerdos comerciales con la Unión Europea y Reino Unido.

El desafío, sin embargo, no será solo productivo, sino también social y ambiental, porque el éxito del arándano marroquí dependerá de la capacidad del país para equilibrar competitividad internacional con uso racional del agua, condiciones laborales justas y adaptación al cambio climático.

En síntesis, Marruecos ha logrado posicionarse como un referente emergente en la industria mundial del arándano gracias a su geografía, su rápida modernización agrícola y su cercanía a los principales mercados consumidores. No obstante, el futuro del sector dependerá de su habilidad para innovar y sostener su crecimiento sin comprometer los recursos naturales que lo hicieron posible.

Fuente
BlueBerries Consulting

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