Pablo Kiger de Driscoll´s: “Cuando hablamos de calidad se habla de excelencia”

“El consumidor ya no se contenta con lo que ofrecía la industria, independiente del país, hace 10, 15, o 20 años. Ahora un producto premium de calidad, que le dure, bonito, rico, sabroso, dulce, no muy ácido, muy azul y con harto bloom y tamaño lo engloba todo”

Pablo Kiger es gerente de calidad en arándanos para Sudamérica de Driscoll`s. El especialista supervisa la calidad de la fruta que se produce para el mundo en la industria exportadora de Chile, Perú y Colombia. Conversamos con él sobre el recurrente y variable tema de la calidad de la fruta y los estándares a respetar para lograrlo.

Según usted y según sus estándares, ¿Qué es calidad?

Cuando hablamos de calidad en la fruta tenemos varias definiciones, pero la que más me gusta es cuando se habla de grado de excelencia. Eso es lo que dice la literatura y se ajusta a lo que uno quiere como profesional respecto a la calidad. Tener una fruta de excelencia. Lo que se traduce que pueda llegar a los mercados lejanos, y cada vez más lejanos, ya que las distancias son las mismas pero los tiempos han aumentado en los contenedores, en los barcos, hacia China y EEUU también. A Europa han estado más estables.

Entonces, llegar bien, ya con una fruta cosechada, muchas veces gasificada, muchas veces bromurada, y más encima agregarle 25, 30, 40, y hasta 55 días, y llegar bien, eso es grado de excelencia.

Según su experiencia, ¿hay distintos conceptos de calidad de acuerdo con las distintas culturas de los consumidores?

Mas que distintos, se aprecian atributos diferentes, por ejemplo, al consumidor chino le gusta la fruta grande, crocante y muy azul, en realidad a todos. Pero el consumidor norteamericano no se fija tanto en el tamaño, pero igualmente debe estar firme, crocante y azul. El consumidor europeo es muy parecido al chino, pero el que más destaca en esta transversalidad de lo que quieren es el mercado chino, que exige una fruta grande, a veces 14, 16 milímetros, muy azul, mucho bloom y también crocante. Allí se engloba todo.

¿Han ido cambiando los estándares de calidad o aumentando?

Han ido cambiando y han ido aumentando, porque el consumidor ya no se contenta con lo que ofrecía la industria, independiente del país, hace 10, 15, o 20 años. Ahora un producto premium de calidad, que le dure, bonito, rico, sabroso, dulce, no muy ácido, muy azul y con harto bloom y tamaño lo engloba todo. Esto va en incremento y creo que se elevará más la exigencia de calidad.

¿Está relacionada la calidad con la variedad?

Si, claro. Hay variedades que se caracterizan por ser un poco deshidratadas, otras semiduras, otras no muy grandes, hay algunas que incluso no viajan muy bien y se ablandan muy rápido. Hay variedades nuevas que tienen la característica de ser muy viajeras, duran harto, son grandes, tiene bloom y son uniformes en las características que se desean. Hay variedades muy atractivas en el mercado.

¿En esta perspectiva, cree que en el futuro inmediato se debiera vender arándanos identificados según la variedad, como otras frutas?

Si, se vende en forma varietal, porque debe ir esa indicación en la etiqueta de la caja. Sin embargo, podría llegar a ser que el mercado se incline por variedades y que se demande esas siempre, indistintamente del país que las produzca. Podría ser que las comunicaciones de la unidad de negocios detecten que una variedad no les gusta mucho aquí o acá, no les gusta mucho en China o en EEUU, y empiece a tener un renombre. Además, ellos ranquean también las variedades, entonces ¿por qué no? En el futuro se puede vender el arándano por variedad.

¿Según su experiencia en calidad, los sistemas hidropónicos tienen ventajas o desventajas en este aspecto?

A mí me encantan los cultivos en macetas, también llamados en hidroponía, porque la planta está individualizada en una maceta o bolsa y casi que se le da los nutrientes que quiere, el riego que quiere, y se controla muy bien algún tipo de patologías de suelo, cosa que prácticamente no hay en macetas, y se le aporta al cultivo a razón de lo que quieren las plantas, ni más ni menos, lo que produce ahorros al productor. No se riega demás, no se aporta más nitrógeno, fosforo, potasio, magnesio, o los nutrientes micro y macro, sino que lo que justo necesita en base a los análisis foliares y análisis del cultivo del arándano. Así como el uso de mallas y cobertores para evitar la radiación o el daño de pájaros, heladas o granizos. Todo esto es fundamental para lograr una fruta de calidad, entre otros manejos.

Fuente
Martín Carrillo O.- Blueberries Consulting

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