Patrick Du Jardin sobre bioestimulantes: “Se definen por su función y no por sus nutrientes”

El académico de la Universidad de Liege, Bélgica, participó en el programa Experto Internacional en Riego y Nutrición en Arándanos, organizado por Blueberries Consulting junto a la Universidad de Almería.

Con la charla, “Bioestimulantes vegetales, innovación para la producción sostenibles de cultivo”, el destacado académico Patrick Du Jardin, profesor de biología vegetal e investigador en fisiología vegetal y nutrición, se convirtió en parte del grupo de destacados docentes en participar del programa “Experto Internacional en Riego y Nutrición en Arándanos: producción convencional y cultivo sin suelo”.

El doctor en ciencias y profesor titular de la Universidad de Liege en Bélgica, formó parte del equipo que ayudó a definir qué son los bioestimulantes en la última regulación agraria de la Unión Europea. Su expertise se demostró durante la charla realizando una exhaustiva revisión bibliográfica sobre las investigaciones existentes sobre este suministro. 

Bioestimulantes, que son y qué innovación representan

Du Jardin explicó que aunque existen variaciones en la definición de bioestimulante, las distintas versiones suelen coincidir en tres características: no son fertilizantes, no son fitosanitarios y su definición se basa en su función. 

“La bioestimulación de una planta es un tipo de efecto fisiológico que mejora el crecimiento y la calidad de las plantas”, afirmó el docente, comenzando la revisión de distintas publicaciones sobre el tema.

El primer uso de la palabra bioestimulante en el mundo académico se dio en un paper publicado por Ricardo Russo y Graeme Berlyn de la Universidad de Yale, en donde recomendaron su uso para la agricultura sostenible o con bajos recursos. 

Zhang y Schmidt, de la Universidad Politécnica de Virginia, definen a los bioestimulantes como materiales que promueven el crecimiento de la planta. Además nuevamente los diferencian de los fertilizantes al explicar que los bioestimulantes tienen un efecto que no se debe a los nutrientes, por lo que tienen acción en pequeñas dosis. En cambio, los fertilizantes deben ser utilizados en cantidades más elevadas para entregar nutrientes a la planta.

Según la definición de la Unión Europea, los bioestimulantes tienen el objetivo de mejorar una o más de las siguientes características de la rizosfera de la planta: eficiencia de la nutrición, tolerancia al estrés abiótico, rasgos de calidad y disponibilidad de nutrientes confinados en el suelo o rizosfera. Si un producto puede mejorar una o más de estas características, entonces se puede declarar como un bioestimulante en el mercado de la Unión Europea.

Oferta de bioestimulantes

Los más encontrados en el mercado son: extractos de algas, proteínas hidrolizadas, ácidos húmicos y fúlvicos. Sin embargo, está creciendo la oferta de bioestimulantes de extractos de plantas, productos por fermentación, desperdicios industriales, microorganismos, tecnologías avanzadas, entre otros.

Las funciones a las que pueden ser dirigidos los bioestimulantes, dentro de las características que los definen, son tan diversas como las formas de tratamientos. Se pueden aplicar, por ejemplo, vía fertirrigación a las plantas, cultivos y suelo; se puede utilizar como recubrimiento de semillas o fertilizantes, y en una gama amplia de cultivos. 

La inconsistencia del rendimiento en el campo respecto al laboratorio ha sido uno de las mayores limitantes a la investigación de la aplicación de bioestimulantes en agricultura y horticultura.

Uno de los problemas es que, cuando se usa un bioestimulante, no siempre está claro cuál es el beneficio esperado. “Debemos entender los bioestimulantes como una nueva forma de cambiar la expresión genética de un gen que controla un rasgo de la planta. Por lo tanto, si queremos hacer que estos bioestimulantes trabajen más eficientemente, debemos tener claro los resultados esperados de su uso”, expresó Du Jardin.

Innovaciones para incrementar el uso eficiente del nitrógeno

La agricultura de precisión, el uso de fertilizantes de liberación lenta y controlada, además de los fertilizantes estabilizados, son algunas de las opciones que ayudan a optimizar el uso que le da la planta al nitrógeno.

Para obtener el mismo efecto, los bioestimulantes modifican la fisiología de la planta. Un ejemplo son los rizobios, los cuáles “podrán abrir nuevas raíces para que el nitrógeno entre en la planta”, explicó Du Jardin. 

La forma agronómica de medir el uso eficiente de nitrógeno es un producto entre la eficacia de la absorción de nitrógeno, es decir lo absorbido por la planta dado la cantidad aplicada, y la eficiencia de utilización del nitrógeno.

Podemos revisar cómo controlar las diferentes variables de las cuales depende la eficiencia del uso de nitrógeno. Sin embargo, Patrick Du Jardin afirmó que existe un “problema de cuello de botella”: aunque la comunidad científica entiende la habilidad de los bioestimulantes de manipular el genoma de una planta, existen dificultades para diseccionar el desarrollo de la planta en los diferentes rasgos que pueden ser cambiados por bioestimulantes.

“Como los genes hacen el genoma, los fenos hacen el fenómeno. La dificultad es que diseccionar el fenómeno en los diferentes fenos, es una tarea complicada que debemos hacer, porque esto nos ayudará a definir mejor cómo actúan los bioestimulantes en la planta”, aseveró Du Jardin.

Aumento de la tolerancia a un estrés abiótico

Los bioestimulantes pueden aumentar significativamente el rendimiento de cultivos frente a problemas que causan estrés en la planta, como las sequías o la salinidad.

“Es donde los bioestimulantes son más interesantes, porque contribuyen a altos rendimientos junto con los pesticidas y fertilizantes, siendo considerados no como sustitutos del biocontrol, sino como tecnología incremental”, dijo el profesor de biología vegetal. 

Los bioestimulantes pueden ayudar a preparar a una planta a enfrentar un episodio de estrés, a ayudarla durante el episodio y luego contribuir a su recuperación tras el evento.

Al concluir su charla, Patrick Du Jardin enfatiza el interés científico existente en los bioestimulantes, y como esto impulsará la oferta en el mercado. Sin embargo, en su opinión, primero se deben superar tres desafíos.

El primero es científico, entendiendo los mecanismos de acción de los bioestimulantes, su interacción con la planta y otros ambientes, para eliminar las diferencias entre los resultados experimentales de laboratorio y en campo.

Además, indica que se deben superar las dificultades técnicas, para entregar las indicaciones adecuadas para la gestión de los agricultores. Y finalmente, crear una regulación consistente a nivel mundial, basada en la ciencia, para facilitar el acceso a bioestimulantes en diferentes mercados. 

Más información sobre innovaciones y avances científicos que puedan aportar a la eficiencia de cultivos de alto valor, como el arándano, serán expuestos en los Seminarios Internacionales Blueberries 2023. Para más información sobre estos encuentros escribe a contacto@blueberriesconsulting.com o al WhatsApp +56 9 3469 3871.

Fuente
Catalina Pérez Ruiz - Blueberries Consulting

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