Política arancelaria de Trump podría generar una reducción de la movilización de contenedores en todo el mundo

Aunque a corto plazo podría generar ganancias para líneas navieras que apresuren sus embarques

“Por mucho que las líneas navieras puedan editar el lado de la oferta de la ecuación, no tienen ninguna influencia sobre la demanda, que tiene muchos interrogantes”, sostiene Simon Heaney, Senior Manager Container Research de Drewry, quien indica que en ese plano el mayor factor imponderable es, sin duda, el regreso al poder de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Al respecto el analista plantea que pronto se descubrirá cuán radicales serán los aranceles prometidos, pero que, por ahora, el mundo no tiene idea cuando se aplicarán, que montos tendrá y a quiénes afectara, lo que, indica “no es óptimo para un sector que, por diseño, anhela previsibilidad y coordinación multilateral”.

Heaney indica que para la mayoría de las empresas económicas que proveen este tipo de información a Drewry no esperan que Trump llegue a los extremos de su retórica de campaña, y en cambio adopte un enfoque ligeramente más suave en relación con el número de países que serán sometidos a aumentos arancelarios (exceptuando China) y la gama de productos afectados.

Añade que informes más recientes sugieren que se está considerando un enfoque gradualista, que consiste básicamente en aumentar los aranceles de manera constante en el tiempo, en lugar de hacerlo de una sola vez, pero, una vez más, es difícil saber qué creer, ya que Trump despliega una «ambigüedad estratégica» por lo que nunca se pueden saber realmente sus verdaderas intenciones.

La ruta más rápida para aplicar aranceles sería que Trump declare una emergencia nacional, en cuyo caso Trump tendrá que identificar una amenaza específica y convincente para la seguridad nacional o la estabilidad económica. En ese caso, Trump podría decir que los enormes desequilibrios comerciales amenazan la economía estadounidense y su capacidad para financiar operaciones militares, responder a las crisis o competir a nivel mundial.

Balanza comercial desequilibrada

Según Heaney, Trump, realmente odia el desequilibrio comercial que Estados Unidos mantiene con diversas economías, según el último recuento, mantenía un déficit comercial de bienes con 107 países y superávits con 127. El analista apunta al respecto que Estados Unidos tiene un déficit de bienes de manera constante desde aproximadamente mediados de la década de 1970, es decir, durante unos buenos 50 años, pero que realmente comenzó a aumentar a principios de este siglo, cuando la globalización y la subcontratación de la fabricación se aceleraron.

En noviembre de 2024, la balanza comercial de bienes de Estados Unidos registraba un déficit de aproximadamente 1,1 billones de dólares, de modo que por cada dólar de exportaciones había 1,57 centavos de dólar en importaciones.

“En la mente de Trump, los aranceles cerrarán esa brecha, impulsarán las arcas del Tesoro de Estados Unidos, ya que otros países se verán obligados a pagar los aranceles más altos (aunque no es así como funcionan los aranceles), reactivarán la industria nacional, crearán empleos y harán que los socios comerciales sean más complacientes y negocien acuerdos más favorables para Estados Unidos”, apunta Heaney.

Posibles candidatos a incrementos arancelarios

Si bien no se conoce aún qué países serán el objetivo del endurecimiento de la política arancelaria, una suposición podría ser analizar aquellos con los mayores déficits y observando a partir de noviembre de 2024 se encuentran: China (US$270 mil millones), México (US$157 mil millones) y Vietnam (113 mil millones).

El problema. Apunta el analista es que ningún país puede estar seguro de que escapará del radar arancelario de Trump. Por ejemplo, Dinamarca, que tiene un superávit comercial relativamente pequeño con Estados Unidos, podría ser un objetivo por negarse a vender Groenlandia a Estados Unidos; mismo caso para Panamá, si no devuelve el control del Canal.

Según Heaney “Esto es importante porque el efecto de la ronda de aranceles de 2018 fue principalmente diluir la participación de China en las importaciones estadounidenses y reemplazarlas con mayores exportaciones de lugares como Vietnam, Corea del Sur y México. Pero si esos mismos países de reemplazo también están sujetos a aranceles, los fabricantes tendrán opciones limitadas para evitar costos más altos”.

Impacto de los incrementos arancelarios 

Heaney estima que aumentar la tasa arancelaria efectiva de EE. UU. diez veces hasta alrededor del 20% en una política mundial general (un nivel no visto desde la Gran Depresión de fines de la década de 1920) representa una apuesta económica muy grande. Sin embargo, señala que existe un riesgo significativo de que esto sea contraproducente económicamente, resultando no solo en una mayor diversificación comercial y desvinculación de China, sino también en una desaceleración o incluso reducción de la movilización de contenedores en todo el mundo.

Por otro lado, indica que es difícil ver cómo los aranceles generales pueden cumplir con el objetivo de aumentar la manufactura y las exportaciones estadounidenses. “La industria manufacturera estadounidense también necesita importaciones intermedias, por lo que sus costos de insumos aumentarán al mismo tiempo que se volverán más caros para el resto del mundo”, acota Heaney.

Además, la adopción de aranceles generales debilitará el comercio general a largo plazo, pero es probable que se produzcan algunas ganancias a corto plazo, ya que las líneas navieras movilizarán bienes por adelantado para adelantarse a los plazos.

“Ya estamos viendo que eso sucede, pero esto podría aumentar o disminuir dependiendo de cuánto tiempo haya que esperar hasta la implementación. Esto también conlleva el riesgo de aumentos repentinos de la demanda y problemas relacionados con la congestión portuaria, lo que tendrá un impacto inflacionario en las tarifas de flete en las rutas entrantes a EE. UU.

Por último, sostiene que las próximas semanas y meses serán decisivos para decidir cuán inestable será el año 2025. “El mundo anhela más detalles sobre el impacto económico y geopolítico, pero hasta que se sepa más, el rango de resultados seguirá siendo muy amplio”, concluye.

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