La industria de berries ucraniana en tiempos de guerra: ¿cuál ha sido el impacto?
La industria ucraniana de berries ha sufrido impactos severos, pero muestra capacidad de recuperación. Según Iryna Kukhtina, presidenta de la Asociación Ucraniana de Berries, persisten grandes desafíos para productores y exportadores; aun así, varios segmentos han crecido y el panorama del sector se ha transformado.
“Los últimos años impusieron desafíos sin precedentes y obligaron a los productores a adaptarse con rapidez. Desde el inicio de la guerra enfrentamos pérdida de zonas de producción, interrupciones logísticas, escasez de mano de obra y mayores costos. Aun así, el sector se adaptó y siguió adelante. Ucrania aumentó de forma significativa las exportaciones de berries cultivadas e incluso amplió levemente la producción. El segmento de arándanos frescos continúa creciendo: junto a las grandes explotaciones, cada vez más pequeños productores ingresan al mercado con tecnologías modernas”.
Kukhtina explica que la logística se volvió mucho más compleja. La mayoría de exportaciones dependen del transporte por carretera, encarecido desde 2022 por la retirada de flotas y la escasez de camiones. Aunque hubo cierta estabilización, en 2023 los bloqueos en pasos fronterizos polacos paralizaron durante meses el tráfico de camiones ucranianos. Aún hoy se registran retrasos periódicos.
“Esto obligó a diversificar rutas, muchas veces evitando Polonia. El resultado fue desfavorable para todos: mayores costos y tiempos para Ucrania, y pérdida de flujo para transportistas polacos. La participación de Polonia en las exportaciones ucranianas de frambuesa cayó del 58% en 2022 al 33% en 2024, mientras que Alemania subió del 12,5% al 28% y Francia del 3% al 6%”.
La destrucción de la infraestructura energética agrava el cuadro. Para mitigar riesgos, varias empresas de congelado distribuyeron cámaras en distintas regiones e incluso trasladaron parte de la capacidad de frío a Polonia, República Checa y países vecinos. Aun así, los cortes eléctricos obligan a vender rápido, generan volatilidad de precios y restan flexibilidad de planificación.

Iryna Kukhtina presidenta de la Asociación Ucraniana de Berries ©Messe Berlin
El conflicto también redujo la mano de obra: muchos ucranianos migraron y cesó la llegada de temporeros extranjeros. “La escasez laboral es uno de los retos más duros —señala Kukhtina—. Los desplazados internos cubren parte de la brecha y muchas mujeres se han capacitado para asumir funciones técnicas y operativas que antes realizaban mayoritariamente hombres”.
Kukhtina indica que la superficie plantada y la producción total se han mantenido relativamente estables: ligero descenso en fresa y aumentos moderados en frambuesa y arándanos. Los rendimientos varían por clima, por lo que no extraen conclusiones generales a partir de un solo año. La ventana temprana de fresa, perdida al inicio de la guerra, fue cubierta en gran medida por oferta de Zakarpattia, Mykolaiv y Odesa.
En arándanos, la expansión más activa ocurre en Volyn, Lviv y Zakarpattia, mientras que Kiev y Zhytomyr se mantienen como los principales polos de producción a gran escala. La frambuesa continúa extendiéndose por el occidente del país, donde el clima y la logística son más favorables.
Los mercados de frambuesa congelada (HS 081120) también se reconfiguraron. La Unión Europea sigue siendo el destino principal, pero Polonia —antes más centro de tránsito que mercado final— perdió peso a medida que más exportadores trabajan directamente con compradores de Europa occidental. La República Checa opera como punto de redistribución, y crecen los envíos a Alemania, Francia, Italia y Lituania. Entre 2022 y 2024, la participación de Polonia cayó del 58% al 33%; Alemania subió del 12,5% al 28% y Francia, del 3% al 6%.
“La industria ucraniana de berries es una historia de resiliencia y adaptación. Pese a la guerra, los problemas logísticos y la incertidumbre, los productores siguen trabajando, invirtiendo y ampliando mercados. Hoy nuestras berries aún se perciben como materia prima asequible, pero avanzamos hacia el reconocimiento por calidad, confiabilidad y profesionalismo”, concluye Kukhtina.
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